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Aferrada a sus demonios (I)

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espero que disfruten el relato, asi como espero que me hagan sus criticas para mejorar, se que tal vez comenzo algo soso; pero este no es un relatos de sexo y ya, es una historia que es contada por sus protagonistas y donde nuestra protagonista principal tiene que luchar con sus demonios o con su demonio, tal vez salga a flote tal vez…. espero que les guste

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- Alex, no lo hagas, NO NO NO yo estoy aquí, ALEXXXXXX!!!!

- Eleen, Eleen despierta es solo una pesadilla…

- Amanda….

Me levante desviada, otra vez la misma pesadilla de siempre, mira a mi alrededor y estaba en mi habitación que se encontraba a oscuras y Amanda, mi mejor amiga con sus enormes ojos mirándome asustada, pobre ha tenido que aguantarme desde lo que ocurrió….

- Otra vez la pesadilla…

- Siempre es la misma pesadilla…

Busque mi teléfono y vi la hora y fecha: 05 de marzo de 2012 , eran las 6 y 20 am.

Sentí un nudo en mi estómago hoy se cumplía un año, un puto año, me levante camine al baño, lave mis dientes y mi cara, me coloque mi ropa de correr y baje para llegar a la playa.

Desde hace poco más de 10 meses vivo en un apartamento frente al mar, lo bueno de vivir en la zona costera del país es poder pasar ratos frente al mar. Comencé a trotar por la orilla de la playa con mi iPod a todo volumen y como cosa del destino la primera canción que sonó era hoobastank de the reason, esa canción me la dedico Alex, sonreí con nostalgia al escucharla y corrí más rápido queriendo desaparecer, pero no, no desaparecí; tuve que parar ya que el cansancio me estaba matando.

Me senté en una gran roca y respire profundo con los ojos inundados de lágrimas, llore en silencio y maldije a Alex nuevamente.. – Un año maldición un puto año ya, te odio Alexander.. Mentira no te odio, te extraño y te amo más que nunca.

- Hey Eleen ya el desayuno esta listo porque no te duchas y comemos juntas

- Sí.. Amanda era un sol, pero la verdad es que yo no tenía ánimos de nada.

Iba en mi auto camino al trabajo, una empresa de seguros, yo soy la subgerente, me metí en mi oficina ay cuando mire por la ventana ya el sol se estaba metiendo, eran las 5 y 30 de la tarde, recogí las cosas y me marche, esa era mi puta rutina, pero me apresure ya que ese me tocaba cita con mi psicólogo, 6 meses viéndome con él y la verdad es que no he mejorado en nada, en realidad voy a su consultorio porque es el único con el que puedo hablar sobre lo que me sucedió.

- Eleen, como te ha ido

- Excelente, estoy muy feliz

- Tu sarcasmo no te ayudara en nada sabes…

Solo me encogí de hombros y me senté, saque un cigarrillo, pero enseguida Albert, así se llama mi psicólogo, me hizo un gesto de negación con la cabeza.

- Lo sé, no lo voy a encender, solo es por ansiedad.

- Cuantos cigarrillos has fumado hoy.

- Ninguno

- De verdad

- Te lo juro.

- Ok háblame de tu día

- Normal, una mierda como siempre

- Cuida tu vocabulario

- Albert no necesito un padre ya tengo uno, necesito un psicólogo que me ayude y ya

- Soy tu psicólogo, cuéntame como la llevaste hoy

- Nuevamente me desperté por la pesadilla de TODOS los días, fui a trotar y luego a trabajar.

- Ya, sal con gente de tu edad busca cosas que hacer, regresa al estadio ve y siéntate en la grada a gritarle insultos a los árbitros y a los jugadores del equipo contrario

- … suspire … lo pensare, la verdad es que recuerdo la primera vez que Alex me acompaño a ver al equipo, le dije que si luego de verme en un estadio de futbol gritar y comportarme con un niño aun seguí interesado en mí, es porque era el amor de vida… mis ojos se aguaron y continúe… al terminar los 90 minutos más 2 del agregado se acercó me tomo por la cintura y me planto un beso, me dijo que era la chica más fantástica del mundo, aunque luego me dijo que me tenía que ir al estadio de béisbol con él, yo odiaba el beisbol, me daba sueño, pero él me enseño la parte divertida de ese deporte y me llego a gustar muchísimo…

Al finalizar la consulta estaba echa un mal de lágrimas y solo le pregunte a Albert… – ¿Por qué me hizo esto, era un infierno vivir conmigo?

- Sabes que no, sabes que él tenía ciertos problemas que no pudo superar.

- Chao Albert, hasta el jueves.

- Sal a divertirte.

- Sabes que hoy hace un año ya de…

- Claro que lo sé, déjalo ir si?

- Lo intento

Salí y al montarme en mi auto conduje hacia el estadio de béisbol, estaba jugando el equipo local Los indos de las costa vs los leones, compre un boleto, apenas iba el 2do hit me senté con una bolsa de papas fritas y una lata de cerveza, en 10 minutos ya estaba gritándole al pitcher, me olvide por un rato de todo, al dirigirme a el estacionamiento no pude dejar de mirar a una parejita que se ocultaban entre los autos y sonreí con nostalgia mi mete retrocedió…

- Alex que haces? Alex noo aquí no nos pueden ver,

- Shhh nadie nos va a ver.. ven. Me dijo Alex tomándome de la mano…

Caminamos rápido y llegamos a lo último del estacionamiento me empotro contra el auto y sin mucho preámbulo, alzo mi falda, hizo a un lado mi tanga y me penetro con fuerza, yo solo pude emitir un gruñido, suspire y me pegue más a él, Alex siempre me hacia esas cosas le encantaba el riesgo, le daba morbo tener ese susto de que alguien nos encontrara.. yo gemía bajito pues alguien nos podía encontrar, me daba cada vez más fuerte, sacaba su miembro por completo y luego lo volvía a meter con fuerza, Dios, tenía que morderme el labio para no gritar, el por su parte mordía mi oreja y la chupaba…

- Mmm me encantas, eres muy putita, así te gusta que te cojan en público ah.

- Mmm

- Respóndeme, te gusta

- Si, siiii mmm

Sentía que ya no iba a aguantar más y así fue, no puede aguantar más y me deje llevar por el orgasmo, cuando estaba en lo más profundo de mi orgasmo Alex estallo en el suyo, saliéndose de mí, subió el cierre de su pantalón y me acomodo la falda, me giro y me dio un beso profundo…

- Como amo a ese hombre… si lo amo aun y creo que siempre lo hare.

En mi vida no hay nada de diversión, bueno es que ni vida tenga, mi vida y sueños se fueron junto a Alex…

- Hola… mama si dime

- Como llevas el día.

- Bien mama

- Fuiste con Albert?

- Si, como todos los lunes

- Hija…

- Mama tengo que dejarte estoy conduciendo

Odio ese maldito complejo de mi madre, de Amanda, de toda la puta gente de tratarme como a una enferma, de verdad que un día de esto estallare

- Alex está aquí, te extraño tanto…

- Yo más, lo siento no quise hacerlo

- Lo sé no tienes que explicar nada.

- Te necesito, necesito tu piel tus besos.

- Yo te necesito más.

- Amor estas mojada, por mí?

- Si por ti, te extraño llevo mucho tiempo sin sentirte, hazme tuya ya.

- Si amor ya…

- Mmm Alex sigue no pares

- Mmm te extrañe que rico hueles.

- Mmm amorrrr mmmm. …….

- Ya no aguanto voy a llegar.

- Córrete dentro de mí no importa ahhhhhhh.

Siento que llego al clímax, cuando me despierto, miro a mi alrededor y estoy en mi habitación, miro al reloj despertador que esta mi mesita de noche, las 6 y 20 am, cuando salgo a trotar me dejo invadir por la brisa y el sonido de las olas, respiro el aire puro del mar y me echo a andar , absorta en mi propio mundo, dejándome llevar por los acordes que salían de mi iPod , esta mañana me levante, no se distinta, quizás por el sueño, ese sueño fue distinto, lo sentí tan real que cuando desperté mi tanguita estaba empapada de mis jugos, me emociono al pensar que quizás si estuve con él, solo en sueño, pero estuve, quisiera que todos mis sueños fuesen así y no como la maldita pesadilla que se repite noche tras noche.

Mi iPod cambia de canción y con ella salgo de mis pensamientos, suena “para volver a amar2 de kany García, me dejo llevar y sin querer la estoy cantando, me siento en mi roca, si ya es mía, desde hace 4 meses que corro por las mañana me gusta sentarme para relajarme un poco, aún tengo a kany García cantando, esta vez con alguien, me dejo llevar por la melancólica voz de kany y mis ojos se llena de las olas del mar, no pienso en nada solo me dejo llevar; cuando de repente siento a alguien tras de mí, volteo con el ceño fruncido y es un hombre, me habla, pero no lo oigo, quito mis audífonos y vuelvo al mundo real.

- Buenos días, disculpe la intromisión, se encuentra bien?

- Buen día, si, si

- Es que troto todas las mañanas y siempre la veo algo triste… me quedo ida, tratando de ubicar su acento… -ehh discúlpeme.. me dice aquel sujeto al verme ida.

- Ehh no, estoy… normal si normal.

- Mucho gusto mi nombre es José María

- Hola mi nombre es Eleen,, no es venezolano cierto?

- Ehh no soy español, bueno catalán

- Ya.. bueno hasta la próxima.

Me encamine la verdad no soportaba las personas que querían hacer amistades con los extraños y menos con un español, la verdad es que es extraño ya que somos los sudamericanos y en especial los Venezolanos que nos conocemos por ser muy amigueros y hacer hablar hasta a un mudo…

- Hey Eleen.., que la vida es muy corta para andar triste, que sea lo que sea, los problemas siempre tendrán solución.

Solo le regale una mueca en forma de sonrisa, trote hasta cruzar la calle y entrar en la residencia donde vivía, el conserje me dio el periódico y subí por las escalera, total eran solo 6 pisos y venia de correr, me duche y aliste, busque algo que comer, una ensalada de frutas estaba bien.

- Buen día, guapa

- Buen día Amanda, te veo animadita

- Ay Eleen, hace pocas semanas conoció al amigo de un vecino

- Cómo?

- Ay si como lo oyes no es tan complicada, tenemos vecino nuevo, es un españoleta que esta bonísimo y es muy amable, bueno “x” tiene un amigo, EL AMIGOOO. Okey me lo presento y está muy bueno el condenado.

- Ya conocí al fulano vecino, esta mañana

- Sii, cuéntame está muy bueno cierto

- No me fije

- Vamos Eleen que un bombo de esos no te los consigues a la vuelta de la esquina

- De verdad no me fije, para la próxima me fijo y te aviso

- Okey…

(continuara)


Aferrada a sus demonios (II)

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- Eleen ya deja de contarme lo feliz que fuiste con Alex, háblame de las peleas como era el cuándo se disgustaba

- Ehhh normal creo

- Quiero saber más a ver cuéntame

- Albert no le veo la lógica de esto.

- Eleen quiero saber más de esa gran relación

- El sarcasmo no sirve de nada en las terapias.

- Eres un encanto, lo sé.. cuéntame

Que mierda se traía Albert entre manos…

- Bueno normales, peleamos, pero siempre superábamos esas peleas.

- Los motivos de esas peleas?

- Albert de verdad esto es necesario?

- Si

Justo en ese momento me vino una el momento de una de nuestras peores peleas, sentía pena de contársela a Albert, bueno nadie más sabia sobre ese asunto..

- Me da pena…

- Tranquila yo estoy aquí para escucharte, no para juzgarte, te aseguro que escuchado cosas muy fuertes a lo largo de mis 20 años como psicólogo.

- Bueno ahí va… dios me costaba horrores poderle contar esto, estaba fría…- mi primera pelea fuerte con Alex fue luego de los 8 meses de relación, ehh a él le gustaba que tuviéramos relaciones como te digo, bueno a él le gustaba tener relaciones casi en público, me decía que sentía mucho placer cuando sabía que alguien podía vernos o descubrirnos…

- Y a ti te gusta

- Ehh sii

- Si te gustaba o te gustaba porque a él le gustaba.

Mierda nunca había pensado eso, en estos momentos odio a Albert, no sabía que responderle y creo que él lo supo y gracias a Dios me pidió que continuase

- Bueno, estábamos en casa de sus padres y yo fui un momento a la cocina, el me siguió y comenzó a besarme por la espalda, me volteo y me pidió que le hiciera una felación, yo me negué me daba miedo que su madre o algún familiar nos encontrara, sería demasiado vergonzoso, yo podía tener sexo un baño público, estacionamiento, discoteca, pero en su casa con sus padres, la verdad no soy tan abierta, cuando me negué Alex se molestó, me tomo por los hombros con un poco de rudeza y me puso de rodillas, yo estaba furiosa y no me dejaba, él se puso algo violento y…

- Y te golpeo?

Trague saliva y baje la mirada, por Dios nunca había contado esto, es más yo misma lo había olvidado.

- Si me dio una bofetada…

- Y que más?

- Me insulto me dijo “ que era una zorra, que no lo amaba y que se iría con la primera que se le cruzara por el camino, porque yo era una frígida” Albert no quiero recordar estas cosa, cuando lo recuerdo siento que no está bien pensar así de él.

- Que sientes odio? Rabia hacia Alex..

- Sí, pero es tu culpa porque tenemos que tocar este tema por qué?

- Porque creo que este es el camino, para que deje de idealizarlo, la humanidad está acostumbrada a que cuando una persona muere automáticamente se le borran todas las cosas malas y pasan a hacer un ángel, no las personas aun después de muertes se pueden recordar con rabia o con amor, eso es lo que pasa contigo, quieres borrar todas las cosas malas que viviste con Alex y solo te empeñas en recordar los momentos lindos y exagerar en pensar que fueron los más felices, en estos 6 meses solo me has hablado de su comienzo de relación, el lunes próximo seguiremos hablando de las peleas y ese carácter volátil de que tenía Alex..

- No quiero Albert no quiero

- Por qué?

- Porque siento rencor hacia el y..

- Y está bien, necesitas darte cuenta que él no era perfecto, necesita dejarlo ir, vamos nos quedan 20 minutos relátame nuevamente como fue cuando lo encontraste muerto y que sentiste

- Otra vez, pero tú ya sabes..

- Si claro que lo sé, pero necesito que lo dejes ir.

- Bien… era un Domingo 5 de marzo de 2011, yo había salido a comprar unas cosas al súper mercado y luego pasaría por casa de mi hermana ya que necesitaba contarme algo, eran las 7 de la noche cuando estoy de regreso en el apartamento, estaba muy oscuro entro y voy encendiendo las luces a mi paso, le aviso a Alex que ya está aquí, pero nada, camino hasta la cocina y nada, busco por toda la casa, pero no lo encuentro hasta que voy al baño y está ahí, guindado con una soga por el cuello, parece un muñeco, trato de sostenerle los pies, pero esta rígido y muy frio, grito y grito, salgo por el pasillo, un vecino sale de su casa al escucharme y entra a mi casa, sale horrorizado, hasta ahí me acuerdo, solo recuerdo que después estaba sentada en una sala de la funerario y mucha gente a mi alrededor y ya.

- Si se del lapsus que tuviste, pero que sentiste?

- Odio

- Por Alex?

- Claro por él, como se atrevía a hacerme esto, porque me hacía esto si éramos feliz.

- No tú creías que eran feliz, pero no… ya dejemos esto hasta aquí, el lunes vienes preparada para contarme las cosas malas de esa relación.

Albert estaba loco, había hecho que odiara nuevamente a Alex, yo lo amo no lo odio, pero ese rencor hacia el me hacía sentir extraña… como liberada… me estaba volviendo loca, Albert me estaba volviendo loca.

Vía a la casa comencé a recordar el día que por primera vez tiraba en un baño público, me moría de pena, estábamos en una Discoteca yo había bebido más de lo normal y estábamos cariños, Alex me sentó sobre sus piernas cuando estábamos en la mesa, metió su mano por mi vestido hasta llegar a mi vagina, comenzó a meter un dedo y a moverlo con maestría yo gemía pegada a su boca, el abandono mi boca y fue por mis pechos, no sé qué momento estábamos en el baño de las mujeres, yo sentada en el lavamanos y el penetrándome, me moría del placer y a la vez tenía miedo de que alguien entrara y así fue un par de chicas entraron y se quedaron viendo como Alex y yo nos corríamos…

- Buenos días y eso tu un sábado a las 8 de la mañana despierta?

- Si mi hermosa amiga, y tú también estas despierta a esta hora y somos dos las despiertas.

- Dime que te traes entre manos

- Ehh hoy Rodrigo, me invito a pasear en su lancha

- Rodrigo …

- El amigo del vecino espñolete que estaba buenísimo

- Ya. Las cosa va bien no’

- Si excelentes, pero necesito un favorzote

- Aja que será

- Que me acompañes, por favor, es que José María va y…

- Y quieres que cuadre con alguien para que no quede de mal tercio no?

- No es así pero más o menos

- No Amanda, tu sabes que

- Hey no te pido que coquetees con él, solo como amigos por favor y tú necesitas salir, dime a parte de ir a trotar en las mañanas, ir al trabajo y los lunes y jueves ir a la consulta de tu psicólogo para donde más vas?

Amanda era insoportable, tenía que darle una opinión y tendría que ser un sí, pero necesitaba ver si me dejaba tranquila con mi respuesta

sí, pero necesitaba ver si me dejaba tranquila con mi respuesta

- No anda tú y dile a una de tus amigas las súper tetas, seguro quieren ir.

- Ok… tomo su celular y pensé que llamaría a otra amiga, pero no..- hola Rodrigo, ehh lo siento no iré a navegar hoy… si es una lástima.. bueno mi amiga que debo cuidarla….

- Cuelga, cuelga….

- Chao hasta la próxima… ya si tu no vas yo tampoco, yo también me voy a sumergir en tu tristeza a llorar a Alex y a recordar lo feliz que tú eras con él, ah no cierto su felicidad solo duro 6 meses porque después todo se volvió un infierno y Bommm se quitó la vida porque era un puto egoísta

- Para para Amanda tu no …

- Si claro que lo tengo, soy tu mejor amiga, eres como mi hermana y me enferma que te estés consumiendo ya paso un año ya está bueno, no te estoy pidiendo que lo olvides, pero vive el que murió fue el no tú, vive tu vida sal comparte, yo no te pido que te tires al español, solo que vayamos en plan de amigos un día en el mar será bueno.

- Pero imagínate al pobre español, se va aburrir conmigo

- Claro que no tonta

- Dile a Ana

- Hace un par de noche salimos y le dije a Ana

- Y?

- El pobre español casi salió corriendo, Ana casi se lo tira en la parte de atrás del coche, pobrecito, él es… diferente muy respetuoso y solo quiere conocer gente para salir no una chica para follar como dice el…

- Bueno está bien, llama a Rodrigo y dile que vamos a navegar.

- No, no es necesario

- Por qué? Ya no vas, de verdad

- No, nunca lo llame

- Te odio

- Yo te amo guapa, anda alístate que salimos a las 10

No sabía que ponerme, la verdad Amanda tenía razón, me olvide de vivir y ya no sabía ni que ponerme para una salida, me decidí por un traje de baño trikini azul cielo y me coloque un sencillo vestido playero blanco, mis sandalias de playa, gafas y una hermosa pañoleta blanca en mi cabello

- Estas hermosa

- Gracias bobita…

Llegamos al muelle y salió un rubio espectacular de un yate espectacular, si era Rodrigo

- Hola bella… le planto un beso a Amanda en la boca..

- Hola guapo.. ella es Eleen

- Hola un placer

- Igual

Y cuando alce la vista se acercaba hacia nosotras el chico aquel que me encontré en la playa, el español, de verdad que era guapo, muy guapo venía con una sonrisa hermosísima.

- Hola guapas

Se acercó a Amanda y le dio dos besos, cuando me miro me regalo una sonrisa muy cándida y solo dijo

- Hola Eleen, que gusto volverte a ver

- Hola… respondí yo con una vocecita de niña, Amanda se dio cuenta y me dio disimuladamente con el codo.

- Bueno vamos a subir por que dentro de 5 minutos nos vamos…

Era un yate muy hermoso de 3 pisos, el último piso tenía una piscina, era un espectáculo, nos fuimos al 2do piso que tenía todo para las visitas y allí estaba yo, después de mucho tiempo tratando de vivir, pero me sentía fatal, me quería devolver, no era justo que yo disfrutara de la vida y Alex qué?

Me senté y me quede fija mirando el mar mientras arrancábamos, al principio escuchaba la charla de Amanda, Gustavo y José María, pero después me perdí en mi mundo y comencé a imaginarme que estaba allí con Alex admirando aquella belleza, pero no Alex odiaba el mar, él era del occidente y no le gustaba el mar.

- Hey Eleen y tú a que te dedicas

José maría interrumpió mis pensamientos.

- Soy administradora y soy la subgerente de una empresa de pólizas y seguro

- Ya, guaoo bueno comprare un auto ahora y necesitare un seguro

- Bueno cuando quieras te recibiremos allá.

- Hey aun con ese problema

- Cómo?

- Que aun tienes esa mirada de tristeza en tus lindos ojos

- Ella nunca se ira y mis ojos no son lindos, son normales.

- Si son lindos, te cambian de color, ahora los tienes marrones claros, son muy expresivos sabes?

- Primera vez que me dicen eso,.

- Tu novio no te lo había dicho antes?

- No, nunca me lo ha dicho….

continuara(..)

Ariadna

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Ese día me levanté sudoroso. Me temblaban las manos y las piernas. Hacía más de días que no probaba una sola gota de alcohol y eso hacía mella en mi persona. Busqué mi paquete de Ducados entre ropa sucia y botellas vacías. Entre ese montón de mierda encontré una botella de ginebra barata prácticamente terminada, mis temblorosas manos se acercaron a ella, acariciando con los dedos el relieve de la botella. Estaba a punto de caer en la tentación pero en el último momento mi razón se interpuso encima de mis instintos y arrojé la botella contra la pared, cayendo al suelo rota en mil pedazos.

Llevaba quince días viviendo en esa asquerosa habitación de motel de carretera, y quince eran los días que hacía que mi mujer harta de esa jodida adicción me había echado de la casa que compartía con ella y nuestros dos hijos. Odiaba ese lugar, olía a meado, a tabaco y a desgracia. Todas la noches había un desfile de mujeres semidesnudas ofreciendo calor por unos cuantos euros a los cerdos que las quisieran.

El tabaco había calmado mis temblores. Me acerqué al grifo que salía de la pared y me lave la cara a consciencia. Mis ojos se clavaron en el espejo, autoanalizándome. Estaba delgado y llevaba semanas sin afeitarme, tenía los ojos rojos y cansados. Mi camiseta estaba asquerosamente sucia, manchada de sudor, bebida y otras sustancias inidentificables. Me puse la camisa del taller donde trabajaba, esta si puede, estaba más sucia que la anterior, llena de manchas a aceita y de grasa. Repeiné mi pelo negro hacia atrás y me eché algo de colonia desenado, sin éxito, que tapase un poco ese olor a fracaso que desprendía mi ser.

Salí de ese motel destartalado y monté en mi camioneta Chevrolet que algún día fue azul. Rebusqué bajo el asiento del copiloto esa caja llena de casetes viejos. Puse el primero que cogí metiéndolo en el reproductor. Acto seguido empezaron a sonar los primeros acordes de Born to be wild de Steppenwolf. Mi voz se unió a la de John Kay cantando la letra de ese gran clásico del rock. Conducía por una carretera poblada exclusivamente de camiones. Era temprano, puede que no fuesen ni las ocho de la mañana. La verdad es que no tenía hambre, pese a ello decidí parar en una gasolinera, llenar mi estómago me ayudaba a olvidar la falta de alcohol en mi organismo.

Paré en la primera gasolinera que encontré. Decidí sentarme en la barra de ese bar habitado por un número escaso de camioneros y transportistas cuyo olor a sudado y a tabaco, por este mismo orden, camuflaba el mío. El único ser que iluminaba esa deprimente estampa era la chica que atendía detrás del mostrador. Sin duda alguna era como una bella flor entre un campo de cardos.

Era una muchacha joven, de unos veintipocos años. Tenía una larga melena de un color castaño claro, prácticamente rubia, recogido pulcramente en una cola de caballo. Su cara era redonda con unos pómulos pronunciados, tenía unos ojos verdosos adornados por unas pestañas largas, que le proporcionaban una atractiva mirada felina. Sus labios eran finos y a la vez carnosos, y esbozaban una afable sonrisa capaz de enamorar a cualquier corazón solitario que la presenciara. No era muy alta, no era ni muy flaca ni tampoco lo contrario, era simplemente una mujer normal. Tenía una cadera generosa, sin resultar desagradable, y un trasero redondo y tonificado. Su pecho era realmente destacable, sus senos eran grandes y bien puestos, que complementaban su figura ya bella de por sí, eran un mero plus a su persona.

Pedí un huevo frito con bacón y una taza de café bien cargado, necesitaba algo que me diera un extra de energía. De hecho esa increíble camarera ya me había puesto en marcha, pero no en el sentido que yo necesitaba en aquel entonces.

Al cabo de unos diez minutos después de haber realizado el pedido la exuberante camarera apareció de una puerta doble tras el mostrador un plato con un gran huevo frito y cubierto por una ración más que correcta de bacón. Pese a no tener hambre y haberlo pedido por simple inercia al verlo despertó en mi interior una gula sobrehumana. Después de dejarme ese manjar de dioses delante de mis narices se dispuso a prepararme una taza de café. Aparentaba ser un desayuno normal sin más misterio que el de ese impresionante plato y de la visión angelical de esa mujer, cuando la cosa se torció.

La muchacha se giró con esa taza de café solo y se dispuso a dejarlo frente el plato, cuando por suerte o por desgracia un traspié la llevo a arrojarme el contenido de esa taza, fácilmente confundible por lava hirviendo, sobre mí, cayendo directamente sobre mi regazo, traspasando mis vaqueros accediendo directamente a mi entrepierna, sensible por la visión de la camarera y por las semanas de sequía sexual. Mi cara era un cuadro, evite el grito de dolor de causalidad, mi cara estaba enrojecida y mis ojos soltaron alguna que otra lagrimilla. Si mi cara era un cuadro la de la chica era de película, estaba aún más roja que yo y con las manos se tapaba la boca, ahogando un grito de susto.

Cuando al fin logró reaccionar cogió un trapo húmedo y saltó como aquel que dice de la barra después de pasarle el trapo y se arrodilló en frente mío. Yo no lograba salir de mi asombro, tener a esa chica en frente mío de rodillas, y pasando sus manos por esa zona era como un jodido sueño. Tenía la cabeza agachada y se disculpaba repetidamente. Yo tenía los ojos clavados en su escote que visto des de arriba era aún más tentador. Su mano sobre mi regazo transmitía un calor sobrehumano, mucho más ardiente que el puñetero café, que entrecortaba mi respiración y concentraba toda la sangre de mi cuerpo en mi pene.

No sé cuál fue el causante, supongo que el rápido endurecimiento de mi entrepierna, pero en un momento dado ella levantó la mirada, no me di cuenta al momento, mis ojos estaban concentrados en observar esos pechos increíblemente apetecibles. Al descubrir que ella me miraba a los ojos rápidamente desvié la mirada, no sé si fue por vergüenza o por el hecho que simplemente no podía mirarle a esos dos ojos preciosos sin que me entrasen unas ganas irrefrenables de besarla. Sin poder evitarlo mis ojos volvieron a mirarla, ella seguía mirándome, sin inmutarse, ahora sí que le aguanté la mirada. Ella al percibir mi reacción infantil y algo ridícula esbozó una sonrisa cálida como la de quien le sonríe a un niño que se esconde tras sus padres, justo antes de levantarse.

-Ahí está el baño, por si quiere limpiarse.- digo con una voz extremadamente dulce mientras se levantaba sin borrar esa hermosa sonrisa de sus labios.

Su voz tuvo un efecto tranquilizante y me quedé durante unos segundos ido, como se dice comúnmente: empanado.

-Gra-gracias…- dije cuando al fin logré recuperar el control de mi mente adormecida por su voz. Mientras decía eso intentaba esbozar una sonrisa amable intentando así distraer la atención sobre mi erección.

Mi dirigí rápidamente hacia el baño, antes de cruzar la puerta miré hacia el total del local: ¡me había olvidado completamente que habían otras personas! Me encontré con una decena de miradas fijas en mi persona algunos felicitando mi buena suerte, otros maldiciéndome los huesos. Decidí dejar atrás ese baile de miradas y entrar al baño.

Era un baño cutre, no tan cutre como el del motel donde vivía, pero le faltaba poco. El primer problema es que no había pestillo así que solo me quedaba confiar en que no entrase nadie. Me quité los pantalones con la finalidad de refrescar con agua la zona accidentada. De paso también intenté limpiar un poco los pantalones, aún que mis esfuerzos fueron inútiles, no había puta manera de quitar esas manchas, y menos con agua y jabón para las manos.

Mis pintas eran del todo ridículas, sin pantalones, con unos calzoncillos del Pato Donald (regalo de mis hijos por mi cumpleaños) y unos calcetines negros de ejecutivo. Si tener oportunidad de reaccionar la puerta se abrió de golpe. Lógicamente, como no podía ser de otra forma y siguiendo la línea de mi buena suerte no fue un camionero gordo y sudado el que abrió la puerta sino que fue esa hermosa camarera con un par de toallas en brazos.

Me llevé un susto de muerte e intenté taparme con mis pantalones, pero ella ya me había visto en gayumbos. Sin poder o sin querer evitarlo, la chica empezó a reírse, al principio fue una risa contenida y floja para acabar convirtiéndose en unas fuertes carcajadas. Yo estaba completamente atónito, no sabía si era por lo preciosa que estaba al reírse o ese cabreo monumental que empezaba a brollar de mi interior.

-¿¡Pero hombre!? ¿Qué haces así?- dijo sin parar de reír.

-No estaría así si tú no hubieses sido tan torpe.- dije con un tono mucho más duro de lo que hubiera deseado. La risa se cortó al instante, borrándose también de su cara su sonrisa, para dar paso a una expresión mucho más fría e incluso, triste.

-Em… lo siento, no pretendía ser tan desagradable de verdad… es solo, que bueno, ya sabes… bueno, lo siento de verdad…- nunca he sido bueno dando excusas ni tan siquiera disculpándome, entraba siempre en un bucle inacabable.

-No, no si tienes razón, soy yo quien tiene que sentirlo, solo venía a traerte unas toallas limpias para secarte y eso… una crema para las quemaduras que había en la cocina…

-Muchas gracias, de verdad, intentaré dejar el servicio libre lo antes posible…

-No te preocupes, bueno… yo ya me voy…

Des de mi desagradable respuesta su tono y su expresión habían sido frías y distantes. Se dirigió hacia la puerta y con la mano ya en el pomo se paró.

-¿Te duele mucho?- preguntó, manteniéndose de espaldas a mí, inclinando solo levemente la cabeza.

-¿Cómo?- esa pregunta me pilló de sopetón.

-Que si te duele mucho.

-Un poco… pero bueno, tampoco tanto eh, ¡que yo soy todo un machote!- era una jodida mentira de la medida de África me dolía lo que no estaba escrito.

-Lo he notado…- dijo, como un susurro, ahora girándose del todo y esbozando una leve sonrisa.

-¡¿Perón?!

-Nada, nada… eso… ¿puedo verla?- al pronunciar esas dos últimas palabras apartó la mirada de mí y sus mejillas enrojecieron un poco.

-¿El qué?- otra vez estaba flipando.

-La quemadura, que si puedo verla, para ver si es grave.

-Ah… vale, vale… hombre pues no sé, es que, bueno, digamos que está en una zona complicada…

-Supongo que te imaginas que ya he visto otras… bueno, no todos los tíos llevaban unos calzoncillos tan sexis…

Antes de que pudiera decir nada esa chica ya se había arrodillado delante de mí. Yo no me lo podía creer, ¡¿cómo cojones un pedazo de mujer que esa podía estar arrodillada delante de mí!? Antes de pudiera tan siquiera protestar empezó a tocarme el muslo derecho con las yemas de sus dedos. Su roce me provocaba una sensación de placer inmenso el cual intentaba acallar antes de que hiciera demasiado evidente.

Lejos de parar su mano se desplazó hacia mi pelvis, deslizando levemente mis calzoncillos. Ahora ya no acariciaba las partes quemadas sino que simplemente deslizaba sus dedos encima de mi piel lentamente, casi sin tocarme, provocándome un agradable hormigueo. Al principio yo miraba fijamente como sus manos de deslizaba sobre mí, pero mis ojos se iban hacia sus pechos sin remedio, aumentando mi excitación. Tuve que retirar la mirada y mirar fijamente al techo. En un momento dado ella levanto la mirada clavándola a la mía, sus ojos resultaban ahora mucho más sensuales y pasionales de lo que pudiera haber imaginado, los cuales solo elevaron la temperatura de mi cuerpo.

-¿Quiere que te ponga un poco de crema en las quemaduras?- dijo recuperando esa sonrisa que enamoraba esta vez, destilaba más sensualidad que dulzura.

Antes que yo pudiera oponerme ya volvía a estar arrodillada acariciándome con esa pomada aceitosa. Sus dedos trazaban círculos sobre mi piel. Lentamente. Esmerándose en cada palmo de mi piel. Pronto le tocó el turno a mi pelvis, con cada caricia mi ropa interior descendía un poco más. Yo ya había renunciado a oponer resistencia a esa situación. Cada vez estaba más excitado y había renegado de esconderlo.

Mis calzoncillos se encontraban ya por mis rodillas. Ella había cubierto el contorno de mi miembro de esa crema y este estaba cada vez más duro. Finalmente empezó a recorrerlo de arriba a abajo con la punta de sus dedos y acto seguido la agarró con firmeza y delicadeza a la vez. Y empezó a pajearme. Tenía el pene brillante a causa del líquido preseminal. Mi glande estaba rojo y palpitante. Con cada uno de sus movimientos mi cuerpo estremecía. Ella me miraba a los ojos y yo, simplemente no podía apartar la mirada de los suyos, pues transmitían pura excitación.

Sin apartar la mirada dejó de masajearme el pene para introducirlo en su boca. Sus labios se pegaron cual ventosa a mi falo mientras su lengua trazaba círculos alrededor de mi glande y le daba golpecitos a la punta. Después de jugar con su lengua introdujo prácticamente todo mi pene en su boca y seguidamente le extrajo en su totalidad dejando tras de sí un rastro de saliva. Luego empezó a lamer todo el tronco, des del final hasta la base, acariciando con su lengua mis huevos. Pasó un buen rato jugando con su boca y mi miembro. Mi excitación era sobrehumana. Deseaba besarle los labios, los pechos…

Al final la cogí por las manos levantándola. Mis manos fueron directas a su cintura primera y luego hacia su trasero. La empecé a besar lentamente, saboreando sus labios, era ella que, con sus manos jugueteando con mi pelo, empezó a besarme furtivamente. Introdujo su lengua en mi boca, jugueteando con mi lengua. Eran besos salvajes, sucios, pasionales. Al separar nuestros labios nos unía un fino hilo de saliva que se rompió cuando empecé a besarla por el cuello.

La tenía entre mis brazos, sintiendo todo su calor y cada uno de sus temblores. Mis labios se posaron sobre su clavícula y mis manos empezaron a desabrochar cada botón de esa blusa deslizándola por sus brazo hacía abajo. Al cabo de unos minutos ya la había despojado de ella. Tenía delante de mí su torso desnudo solo cubierto por ese sujetador negro que apresaba sus senos. En ese momento era yo quien tenía el control, y era ella quien respiraba agitadamente y clavaba sus uñas en mis hombros.

Posé mi cabeza sobre su pecho besando cada centímetro de su piel. Intenté inútilmente desabrocharle es ultima prenda que me separaba del paraíso. Ella no tardó en darse cuenta de mi poca maña por lo que fue ella quien hizo el trabajo. Continué besándole el pecho, ahora ya sin sujetador, recorrí con mi lengua sus pezones durante minutos provocando que esa mujer se estremeciera cada vez más.

Ella intentó quitarse también la falda, sin embargo se lo impedí, deseaba más que nada en este mundo ser yo quien la desvistiera lentamente besándola y acariciándola, y olvidarme de todo lo que ocurría más allá de esas cuatro paredes.

Mi cabeza bajo más allá de sus pechos lamiendo su plano estómago. Lentamente bajé la cremallera de esa minifalda oscura la cual cayó hasta sus pies. Llevaba unas bragas negras a conjunto con el sujeto. Besé su coño con esa tela separándome de su piel. Se las arranqué de golpe y cogiéndola con los brazos la apoyé contra el lavabo. Metí mi cara entre sus piernas y empecé a rozar con li lengua su clítoris. Con cada pasada ella soltaba un leve gemido que aumentaban de tono junto con la velocidad a la que mi lengua se desplazaba a lo largo de su rajita. Tenía los labios y la nariz empapados en su dulce jugo.

Me despojé como pude de esas dos camisetas asquerosas que llevaba encima y la abracé, quería sentir el tacto y el calor de su piel por todo mi cuerpo. Aprovechando que estaba sentada me acerqué a ella sin más intención que penetrarla. Llevábamos rato sin mirarnos a los ojos, pero justo antes de introducirle mi falo en su vagina nos miramos a los ojos una milésima de segundo, intentando buscar una mirada de aprobación a lo que deseaba hacer. Ella respondió abrazándose con sus piernas a mi cadera y apretándome contra ella. Mi pene entro sin esfuerzo dentro de ella la cual reacción soltando un profundo gemido. Me invadió un calor sin igual. Empecé a realizar un movimiento de vaivén, con cada embestida los dos soltábamos un gemido.

Cada poco nos fundíamos en un húmedo beso, acallando así nuestros ruidos. Aceleré el ritmo provocando que ella soltase un solo gemido y se le parase la respiración para dar paso a unos minutos de jadeos. Yo retiré mi pene de su vagina completamente mojada. Ella se dejó caer al suelo y empezó a pajear mi miembro sobre su cara, mi respuesta no se hizo esperar. Cayeron sobre su frente, pómulos y labios chorros de mi semen, el cual ella recogió con un dedo llevándoselo a la boca.

Nos vestimos en silencio, cada poco nuestras miradas se cruzaban esbozándonos una sonrisa en los labios. Yo acabé antes y me dispuse a salir del baño, ella se estaba abrochando la blusa, sin prestar atención a mi partida.

-Me llamo Ariadna.

-Yo soy Ricardo, encantado.

Justo después de decir esto abandoné esa habitación. Dejé diez euros encima del mostrador y me fui. Subí al coche y al encenderlo empezó a sonar la misma canción, eran las diez menos cuarto, llegaba tarde al trabajo. Mientras conducía por la carretera anegada de coches pensé que posiblemente estaba dejando atrás a la única princesa capaz de ayudarme a salir del laberinto que era mi vida, por lo que pensé en volver atrás, sin embargo luego me di cuenta que probablemente no existía ningún minotauro, ningún monstruo en ese laberinto más que yo, y en ese caso era mejor que nadie me dejara en libertad.

Examen oral

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Bueno este es mi tercer relato y les contare una experiencia sumamente excitante. Yo estudio Administración de empresas y en el curso de economía no me ha estaba yendo muy bien, por lo que aprovechando el calor que hacía en mi ciudad, empecé a vestirme provocativamente para ganarme unos puntitos extra con el profesor, el cual tenía fama de mañoso en toda la facultad.

Los que han leído mis relatos anteriores ya tienen una idea de la descripción de mi cuerpo, me considero más tierna que sexy (por mi rostro y mi baja estatura) y mi cuerpo de destaca más por mi cola y mis piernas, mi busto es bastante reducido.

Para impresionar al maestro de economía decidí ir a la facultad con una minifalda lindísima que dejaba al descubierto mis piernas gruesas, y realzaba mi trasero, tal y como me gusta que se vea, arriba me puse un crops que dejaba ver mi vientre y realzaba mis caderas que son amplias, me maquille con tonos bajos y deje mi cabello suelto, unas sandalias dejaba ver mi delicados pies, puede parecer raro que vaya así a la universidad , pero en el país donde vivo, algunas casas de estudio no hacen problemas con la vestimenta.

Llegue temprano y salude a mis amigas, me senté en primera fila y cruce las piernas para llamar la atención de profesor, ese día en la clase estuve muy participativa, y el profesor no despego sus ojos de mis piernas y cuando nuestras miradas se cruzaban yo estaba mordiendo mi lápiz o pasaba la lengua por mis labios. Era natural que se fijara en mí y en mi coqueteo, ya lo había hecho antes con otros maestros y solo bastaba ser coqueta y cariñosa para pasar el curso, sabía que si seguía coqueteando durante toda la clase, en el examen oral seria bondadoso.

La clase termino una hora antes y el maestro empezó a llamarnos a todos por orden de lista a su escritorio para tomarnos un examen oral, todos iban pasando por su escritorio le hacían unas cuantas preguntas y salía , pero sin embargo se pasó mi nombre de largo, me estaba dejando para el final, eso era extraño , seguro no quería que vieran los demás los puntos que me iba a subir.

Cuando al fin todos los 34 alumnos dieron su examen solo faltaba yo, y dijo mis apellidos sin mirarme camine temerosa al escritorio y me senté en la silla frente a él, estuvo unos momentos pensando y levanto la mirada, clavándome sus ojos verdes y diciendo, señorita ¿qué desea que le pregunte? — yo respondí— no lo sé profe , me gusta la sinceridad y la verdad no estudie, podría darme otra oportunidad.

Me miro e hizo un gesto de disgusto, mmmm señorita hoy mismo tengo que entregar estas notas , usted está muy mal en lo que va del curso si jala hoy, le costara mucho aprobar al final del semestre.

Me toque la cabeza y pensé unos minutos, estaba arruinada si jalaba el cursos mis notas bajarían mucho y mis padres me castigarían, el coqueteo no había funcionado como las demás veces, de repente no era del gusto del profesor, él era un hombre distingo, muy guapo y de dinero, seguro me miraba como poca cosa, decidí jugármelas todas.

Profesor — dije temblorosamente y entre lágrimas—- por favor deme otra oportunidad, no puedo jalar este curso , si usted me aprueba en este examen oral prometo hacer cualquier cosa por usted , cualquier cosa que me pida.

Me miro pensativo y me dijo — ¿señorita usted me esta sobornando?, de esto se podría enterar el coordinador de la facultad y usted quedaría expulsada, pero yo no soy malo, no la voy a delatar, le daré una oportunidad porque es mi alumna favorita, déjeme ver sus notas.

Empezó a revisar sus registro, mientras mi corazón latía a mil por hora con mi pie desnudo empecé a acariciar su pierna llegando hasta su bulto que estaba durísimo, mientras hacía eso decía, profe recuerde puedo hacer cualquier cosas, lo que usted me pida, el solo sudaba y en cada nota mala que tenía subía algunos puntos, pero dejo el casillero del examen oral en blanco, me miro y me dijo— Reina acércate para que veas tus notas.

Me puse de pie, camine a su lado, efectivamente me había cambiado las notas, pase mi mirada por cada casillero y en mis malas notas estaban mucho mejor, para ver el registro incline mi tronco hacia delante dejando mi cola parada a lado del maestro, mientras yo miraba el registro empezó a tocar mi culo , solo acariciaba, yo lo mire y le pregunte, ¿le gusta?, él dijo si con la cabeza, después de eso me levanto la mini dejando mi culito a la vista, me había puesto un hilo muy sexy , puede quitarme lo sí gusta – le dije— y eso hizo, , cambio mi postura de tal manera que mi culo quedo delante de él, sin decir nada clavo su cara en él , yo podía sentir como olfateaba mi ano, mientras que con su dedo buscaba mi vagina, hasta que la encontró y me penetraba un poco con su índice , con eso empecé excitarme , ¿le gusta mi culo?, le pregunte de nuevo , el levanto la cara y me dijo — es hermoso y huele riquísimo— después de decir eso clavo su cara con más fuerza y empezó a lamer la entrada de mi ano metiendo su lengua en él un poco.

Me estaba excitando a mil, pero había algo que no me tenía cómoda, y me detuve, y me arregle la ropa, el profesor puso una cara de sorpresa, y pregunto porque lo hacía y le respuesta fue que me detuve porque me estaba usando y aun no me había puesto la nota de examen oral , nota que me salvaría de reprobar el curso — el respondió rápidamente a mi interrogante— Claro que no te he puesto nota reina tu examen oral empieza ahora, se puso de pie y me empujo para que me arrodille, yo le sonreí porque sabía lo que quería. Como algunas otras mujeres, me encanta chupar vergas, y debo decir que lo hago bastante bien, el examen estaría regalado, lo voy a dejar seco.

Bueno después de eso el me dejo que haga todo el trabajo, era mi examen así que tenía que esforzarme en hacerlo bien, primero desabroche su pantalón y empecé a besar y lamer su verga encima del bóxer, su verga estaba dura hacer mucho rato y había empezado a botar unas gotas de líquido pre seminal y la humedad se dejaba ver a través de la tela, cuando baje sus boxers lo primero que hice fue observar ese precioso pene que tenía, , era grande y rodeado de algunos pelos, pero más pelo en las bolas, su pene era muy bonito y grueso, cuando lo libere del bóxer casi me saca un ojo al ponerse derecho.

Antes de empezar a mamarla decidí limpiar su ropa interior tenia acumulado un poco de líquido pre seminal y una experta como yo deja que se desperdicie ni una sola gota de néctar , lamí su bóxer hasta que no quedo ningún residuo pegajoso, luego no sabía que hacer realmente , así que lamí desde sus testículos hasta glande y pude sentir como su cuerpo se estremeció ., en ese momento me confeso que nunca había imaginado que con esa carita yo sería tan guarra , yo solo le mostré una sonrisa me puse a oler su pene , lo pase por toda mi cara y baje hasta sus huevos para olerlos y pasarlos por mis labios, mi lengua empezó a jugar con ellos , y me metía su escroto en la boca, eran bolas de hombre bolas de verdad, no como las del porno depiladas estas tenia sudor y me excitaban, después de lamer esas bolas ricas empecé con la mejor parte su pene , el cual lo lamia y lamia , dejaba cae pequeñas gotas de líquido pre seminal en mi lengua para saborearlo, era saladito y rico esto me excitaba todavía más, y cuando me excito mi desempeño sexual es mejor, rápidamente comencé a tragarme esas pollas, la mamaba suave y hasta el fondo , sobando la parte de abajo del glande con mi lengua , al principio lo hacía con los ojos cerrado porque tuve algunas arcadas, tome sus manos y las lleve a mi cabeza le indique que sujete del cabello con ambas manos y que me empuje su verga , comenzó a follarme por la boca de manera bestial, sus huevos chocaban en mi rostro , por ratos tenía ganas de vomitar pero me aguantaba luego cuando se cansó de moverse me dejo descansar cinco segundo , su pene esta todo babeado y no tardaría en eyacular, comencé a masturbarlo ,y a sobar su glande por mis labios y mi lengua, lamia solo su glande , mientras el ahogaba pequeño suspiros de placer, tomé sus bolas con mi mano izquierda y les empecé a dar un mansaje con la otra mano sostenía mi verga con mi boca mamaba su glande , en esta situación la mirada es vital para aumentar el morbo del compañero, así que le clave la mirada, una mirada de chica inocente y a veces de puta.

Me vengo , me vengo empezó a decirme , lo que casi siempre vemos en el porno es que las actrices hacer que se vengan en su cara o en sus tetas, y a veces escupen el semen o juegan con el antes de comérselo o muchas veces ni siquiera lo tragan, en la vida real muchas de mis amigas me dicen que no les gusta el semen por lo que después de mamar lo escupen o dejan que se vengan en otra parte, pero yo soy distinta no lo iba a dejar que se venga en mi cara porque iba a ser un problema ir al baño a lavarme y por otro motivo, me encanta comer semen, ante de venirse metí bien su pene en mi boca y recibí su descarga en mi lengua, el me miro sorprendido y luego me dijo que era la primera vez que le hacían eso de comerse su leche, bueno esa soy yo la tragaleches.

Me puse de pie, y me acomode de la ropa, el hizo lo mismo y se sentó tomo su lapicero y me dijo, aprobaste tu examen oral puedes irte, no le digas esto a nadie, quizá después pueda ayudarte en tu examen final, pero para subirte puntos tendré que darte clases particulares, en un hotel, ¿qué dices?— lo mire con sonrisa cómplice y le dije— claro que si profe todo sea por la nota.— me acerque a él , le di un beso en la mejilla y me fui feliz, pero primero pase por el baño para lavarme el rostro y las manos , tenía que ir a ver a mi novio y no creo que le haga gracia que vaya oliendo a pene.

Un trabajo muy complicado

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Cuando estaba a punto de terminar mis estudios de bachillerato,sufrí un accidente que me tuvo postrado en coma durante mas de tres años;debido a lo cual tuve que retomar los estudios a partir de ese año,pero en la modalidad de nocturno,por haber gente mas mayor,gente que repetía o gente que trabajaba por el día y estudiaba por la noche,yo fui por que tenia casi 23 años para terminar el ultimo año,había chicas y chicos de mi edad mas o menos y gente mayor,por lo cual no existían grandes diferencias de trato,eramos compañeros de instituto mas que nada,en mi clase, debido a que yo tenia el curso medio aprobado antes del accidente,yo lo único que hacia era repasar las materias,era muy buen estudiante,así que prácticamente me pasaba las clases ayudando a los que no lo tenían tan claro.

Algunos de mis compañeros me pedían que después de clase les explicara o les ayudara en algo que no acababan de entender,yo les ayudaba encantado,y ellos me lo compensaban con algún refresco u otra bebida;ya entrado el curso me fije que se incorporo a clase una chica que seria unos años mayor que yo,Verónica,era lo que se decía una tía que estaba muy buena;Verónica iba siempre a clase vestida con traje de falda y chaqueta,pero unas faldas bastante ceñidas y cuando se quitaba la chaqueta unas blusas que dejaban adivinar unos pechos bien puestos,era delgadita,pelo negro,y una piel blanca tirando a nacarada,los ojos verdes claros y preciosa de cara,su cuerpo según se adivinaba era escultural;pero su genio y forma de tratar al resto de la clase,era hosca,nos trataba con desprecio,incluso a los mas veteranos de la clase,y se sentaba sola y permanecía apartada sin hablar con nosotros y menos conmigo;la primera vez que cruzamos un saludo le tendí mi mano.

-hola soy Jose Ramón,JR para los amigos,bienvenida a esta clase,cuando necesites algo no tienes mas que pedir por esa boquita,ja ja ja.-ella me miro de abajo a arriba con una mueca de desagrado.

-hola,soy Verónica,y mira a ti no te necesito para nada,o sea que no voy a pedirte nada de nada-.

La verdad que la primera vez que coincidimos fue un desastre,por lo que opte por ignorarla completamente,así como la mayoría de los compañeros y compañeras de clase,con la única que hablaba era con Monica una señora ya de unos 35 años,la cual caía bien a todo el mundo,era la típica madre de familia que como te descuidaras te trataba de “hijo”o “hija”,era muy cariñosa y con ella nos volcábamos ayudándola en los estudios.

Un día sin pensarlo me senté junto a Monica,los pupitres eran de dos plazas,cuando llego Verónica me miro como fulminándome con la mirada y fue a sentarse en un pupitre sola,yo me fui a levantar y Monica me sujeto del brazo.

-siéntate y no se te ocurra cambiarte de sitio,eres con la persona justa con la que quiero dar clase hoy,se me están atragantado las matemáticas y me gustaría que me echaras una mano,por favor-.

Yo me quede pensativo,y mire a Verónica que me miraba con mala leche concentrada y me imagine que lo que queria era quitarse de encima a Verónica.

-Mira Monica no quiero conflictos con Verónica,así que me voy a mi sitio,y luego te explico lo que tu quieras,pero no me busques problemas con ella,quiero pasar de sus cambios de humor y sus malas leches-.

Monica asintió cara apenada y yo para disimular me levante del pupitre y con la escusa que no veía bien me cambie de sitio,Verónica con una sonrisa de autosuficiencia se cambio de sitio,a lo cual el profesor de turno puso cara de pocos amigos y pidió permiso para proseguir la clase en tono sarcástico,lo cual prosiguió sin ninguna interrupción mas;al cambio de clase fui al servicio a hacer mis necesidades,y cuando estaba terminando,a través de la pared me llego una conversación bastante nítida,

-Mira bonita si eres tonta y no te atreves a decirle nada,no es mi culpa ni la de el,pero tu y tus malas formas os estáis buscando una fama en clase que no te quiero ni contar,a ver si te decides a dar un paso adelante,y piensa que a lo mejor no le interesas en lo mas mínimo-.

La voz que acababa de oír era la de Monica,me quede callado sin casi respirar,esperando oír la voz de la otra persona,pero lo que oí fue a alguien que estaba sollozando,Monica volvió a hablar en tono conciliador.

-Venga mi niña,no llores mas,ya veras como si te va a hacer caso,no te preocupes,pero así va a ser bastante difícil,que lo conquistes,y este chico por lo que tengo entendido sale bastante y en una de esas salidas vas a perder tu oportunidad,pero ya se nos ocurrirá algo-.

Yo antes de que salieran y se cruzaran conmigo,salí a toda velocidad, y me dirigí a clase,cuando llego Monica,vi que la acompañaba Verónica con cara de haber llorado,yo me quede sorprendido,así que la fría y siempre avinagrada Verónica estaba enamorada de un tío y este la daba calabazas,y lo mejor es que Monica estaba ejerciendo de casamentera,¡de lo que se enteraba uno!.

En la siguiente clase de literatura la profesora nos dio a elegir un trabajo para hacer entre tres personas mi compañero se junto con otros dos,y a mi me dejo descolgado completamente,los demás fueron haciendo sus grupos pero antes de que pudiera yo reaccionar,se me acerco Monica.

-Anda bonito mio,¿porque no te pones en nuestro grupo,con Verónica y conmigo?-

casi me dio un sincope cuando oí eso,pero no había otra opción,todos los demás se habían acoplado entre ellos.

-Que remedio,tendrá que ser así,¿pero no me imagino que a Verónica le haga gracia hacer el trabajo conmigo?,así que le preguntare al profe si lo puedo hacer yo solo,¿porque no la querrás dejar sola,verdad?-

Monica me miro con cara de mala uva y me respondio con voz autoritaria

-Mira bonito,ni la voy a dejar sola,ni tu vas a tener que hacer el trabajo solo,cuando llegue el descanso nos vamos los tres a la cafetería y hablamos,¿te ha quedado claro?-Viendo que no tenia ninguna otra buena opción,y sin ganas de desafiar a Monica,tome la decision que me quedaba.-De acuerdo,haré el trabajo contigo y con “la señorita mala leche”,pero a la menor cara de mala uva o una salida de tono fuera de lo común,os dejo y aunque me cueste hacer la recuperación en septiembre paso de vosotras,¿entendido?-

Monica me miro sonriente y asintió.

-Entendido,¿el Sábado le parece bien al señor,por la mañana?-.

Le devolví la sonrisa y asentí.

-Si llego tarde,es que a lo mejor he triunfado la noche anterior,ja ja ja,¿me dais un poco de tiempo verdad?-

Ella me miro perpleja .

-Ah,¿pero vas a salir por ahí,a lo mejor a tu novia no le sienta bien que te juntes con dos leonas como nosotras?,ja ja ja.-

Me quede un tanto sorprendido por que daba por hecho que yo tenia novia,pero la saque de su error.

-A mi novia no le va a parecer nada por que no la tengo,yo con los únicos que saldré es con algunos amiguetes a ver si ligo,pero con la suerte que tengo me da que lo único que voy a ligar es una borrachera-.

Monica me miro extrañaday sonriente,y me pregunto

-¿Tu lo has hecho alguna vez con una chica?-.

La mire extrañado y riéndome pensando que era broma le dije.

-Hacerlo si lo hice,antes del accidente,pero como llevo algunos años de retraso,pues ya casi no me acuerdo,ja ja ja,¿que pasa que quieres hacérmelo recordar tu?,no fastidies Monica que soy muy joven para ti-

Ella me miro riendose y me contesto

-No me tientes,que no soy tan vieja y tu tan joven,pero no,no es el caso,no voy a engañar a mi marido-.

Cuando llego el descanso nos fuimos a la cafetería,en el camino miré a Verónica,y la vi sorprendentemente sonriente,cuando llegamos me fui a sentar al lado de Monica pero fue Verónica la que se apresuro a sentarse a mi lado,yo haciéndome el loco,pregunte lo que iban a beber y cuando me dirigía a la barra a por las bebidas,vi como Verónica cruzaba las manos nerviosamente por debajo de la mesa con Monica,disimule y cuando volví a la mesa,al dejar la bebida a Verónica le sonreí,ella me devolvió la sonrisa;nos pusimos a discutir sobre el tema del trabajo y estuvimos decidiendo donde y como nos íbamos a documentar,entonces no existían ni Internet a nivel usuario normal ni wikipedia,decidimos ir a una biblioteca cercana a buscar la información;pero al decidir donde íbamos a componer el trabajo me lleve una buena sorpresa.

-Los tres vamos a desarrollarlo el sábado,pero Verónica y tu os vais a encargar de ensamblar y montar el trabajo el sábado por la tarde,yo tengo un compromiso,¿me haréis ese favor?,os prometo que os recompensare después-.

Verónica y yo asentimos,yo pensaba que era malo hacer un trabajo un sábado por la tarde,pero quedarme a solas con Verónica y su mal genio era lo peor que me podía pasar,así que me resigne y cruce los dedos para prepararme a aguantar un calvario semejante.

Al final quedamos en casa de Monica para desarrollarlo,¡y sorprendentemente en casa de Verónica para terminarlo!,nos dijo que sus padres tenían una casa en la playa y se iban a pasar el fin de semana,por lo que no nos molestaría nadie;esto lo dijo el viernes por la tarde en el descanso,con una sonrisa de oreja a oreja,ademas tenia una maquina de escribir eléctrica e iríamos mas rápido,ella era secretaria y tenia una en casa para cuando hacia trabajos en casa;al final despeje una incógnita de la extraña Verónica,trabajaba de secretaria.

Yo al salir de clases me fui con unos amigos a tomar unas cervezas,con la idea de no llegar tarde a casa;mis amigos y yo fuimos a una discoteca que por entonces estaba de moda y era muy concurrida,se solía llenar,en un momento dado cuando me dirigía a una barra me pareció ver a alguien que me era familiar,era una chica que aunque la mire un momento me recordó a alguien,pero por no meter la pata deseche la idea de acercarme,y proseguí mi camino,me volví a reunir con mis amigos,y cuando estaba bailando me fije que cerca de mi estaba otra vez la chica,pero cuando me iba a dirigir hacia ella,arranco casi corriendo y se perdió entre la gente,no le di mas importancia,al rato uno de mis amigos saludo a un grupo de amigas y nos sentamos todos juntos a tomar una copa,cuando mas nos estábamos divirtiendo,se nos vino encima de la mesita baja un chico,con el resultado que nos derramo las copas y nos puso perdidos a todos,el pobre nos juro que no se había caído,que le había empujado una chica,y que había perdido el equilibrio,entonces decidí despedirme de mis amigos y sus acompañantes excusándome con el trabajo,me fui con el consiguiente abucheo de todos en broma,claro esta,cuando salia me volví a fijar y vi a mi esquiva conocida,intente acercarme pero ella salio corriendo y salio antes de que un grupo de gente me impidiera seguirla,cuando alcance la calle mire a todos los lados y no la vi,me fui andando a la parada del autobús y me dispuse a esperar que viniera,mientras esperaba vi pasar un coche con Monica y el que debía ser su marido,la llame a voces,y pararon.

-Hola corazón,¿vas a casa,te acercamos?,te presento a mi marido,Ricardo te presento a mi compañero JR,JR mi marido-.

Nos cruzamos las manos y a Monica le di dos besos.

-Si me iba a casa,porque me han vaciado un montón de copas encima y me han puesto perdido,pero ya me cojo el autobús no te preocupes,y mañana iré a tu casa-.

Ricardo me miro asombrado y comento.

-Anda,vaya tres vais a coincidir haciendo el trabajo,con los tres acostándose tarde-.

Monica poniéndose colorada,le dio un codazo a su marido ante el cual se calló repentinamente,yo sorprendido pregunte,-¿Acaso habéis visto por ahí a Verónica también,seguramente se habrán avinagrado todas las copas de alrededor,ja ja ja-.

Entonces se me congelo la cara al aparecer la propia Verónica del asiento de atrás con una cara de mala leche que asustaba

-No te preocupes no he avinagrado ninguna copa hasta ahora,pero no te acerques a mi no siendo que te avinagre las que llevas encima-.

Saliendo del coche apresuradamente le dijo a Monica que su casa quedaba cerca y que se iba andando,que no quería amargar a nadie la noche,rápidamente paró un taxi y se fue,yo me quede con cara tonto por que no reaccione en ningún momento,Monica me miro con cara de pocos amigos y me invito a que subiera al coche,porque tenia que hablar conmigo.

No se si se podía meter mas la pata,pero lo mio fue difícil de superar,Monica me dio una bronca con tal cara de mala leche que realmente me hundió la moral hasta el fondo,y me ordeno que al día siguiente,me disculpara con Verónica,aunque me tocara ponerme de rodillas,o humillarme,pero no quería que hubiera mas problemas entre los dos,yo le prometí que así lo haría.

Por la mañana me desperté y me dirigí a casa de Monica,la cual me recordó lo que tenia que hacer,y me dio un café;al rato llamaron a la puerta y apareció Verónica,se sentó en el lado opuesto al mio y fuimos sacando el material para hacer el trabajo,yo me incorpore y Monica entendiendo una seña mia,se ofreció a hacer mas café,me acerque a Verónica y arrodillándome delante de ella cogí sus manos entre las miás,lo cual la sorprendió.

-Te pido disculpas por lo bocazas que fui anoche y te ruego que me perdones,te prometo que jamas volveré a hablar mal de ti ni a espaldas tuyas ni permitiré a nadie hacerlo-.

Verónica al principio se quedo perpleja,no sabia que hacer,entonces jugandome el todo por el todo acerque su mano a mi boca y la besé,ella debía estar tan sorprendida que no sabia reaccionar,ante lo cual,para saber si me perdonaba o no volví a besar su otra mano,lo que la hizo reaccionar,cogiéndome de las miás me las beso a su vez.

-Es la manera mas cursi que he visto de pedir perdón,pero no me queda mas remedio que perdonarte,así que el único castigo que te exijo es que pases la tarde conmigo aunque con mi mal genio te la voy a avinagrar-.

A medida que me lo dijo vi que sonreía y entonces recordé a la chica de la discoteca,era ella,se había recogido el pelo y por eso y la sonrisa que exhibía toda la noche no la había reconocido;no le di a entender que la reconocí.

-Espero que esta tarde no saques a relucir tu mal genio,aunque no entiendo tu afán de estar cabreada continuamente con el mundo-.

En ese momento apareció Monica portando una bandeja con una cafetera,tazas y unas galletas.

-Bueno habéis hecho ya las paces,porque ya no se que hacer ahí fuera-.nos echamos a reír por la ocurrencia y nos dedicamos el resto de la mañana a trabajar hasta que terminamos de desarrollar el trabajo,nos despedimos de Monica y nos fuimos.

Al salir a la calle se me ocurrió que porque no íbamos a algún sitio a comer un bocadillo y así no perdíamos tiempo,estuvimos de acuerdo,pero ella propuso mejor comprarlos para llevárnoslo a su casa y comerlo allí;así lo hicimos,fuimos a un bar cercano a su casa y compramos los bocadillos,y nos fuimos a su casa;de camino a su casa me comencé a mirar a Verónica con otros ojos,iba vestida con unos vaqueros ajustados,una blusa blanca que llevaba dos botones sin abrochar,y unos zapatos de tacón medio,y encima con esa sonrisa,estaba preciosa,pero yo pensaba que donde iba yo,que con esa chica no tenia nada que hacer;pero en ese momento Verónica me miro

-¿Que es lo que estabas mirando,te parezco horrible,no?,pero no te preocupes estoy acostumbrada a que los chicos no me hagan caso,así que mira todo lo que quieras que contigo no me voy a enfadar,después de esta mañana te considero mi amigo-.

Me quede mirándola sorprendido,y vi que sus ojos se empezaban a empañar,en ese momento llegamos a la puerta de su casa y mientras abría la puerta estuve observando sus movimientos,eran elegantes sin prisas ni aturulllamiento,pero se veían algo de nerviosismo,leve pero lo había,cuando abrió la puerta me invito a entrar,y me hizo pasar al salón,y depositando nuestros libros y todo lo que llevábamos la así de la cintura sin que ella se opusiera y la abrace con firmeza a sus caderas,y ella se abrazo al cuello,nos miramos fijamente a los ojos.

-Así que anoche estuviste espiándome e intentando que no se acercara ninguna chica a mi en toda la noche,incluso empujaste a aquel pobre chico sobre nuestra mesa;me acabo de dar cuenta mientras te miraba,mi subconsciente me aviso de que te conocía y ahora mientras abrías la puerta he reconocido tus movimientos,y he ido atando cabos,¿porque?-.

me miro sorprendida y bajo la mirada sorprendentemente avergonzada.

-Porque desde que te conocí en clase me enamore de ti,y como siempre los chicos me han dado calabazas,pues siempre he estado cabreada y he exhibido ese mal genio perpetuo no se porque, me dio miedo perderte y que te liaras con otra chica,y con la ayuda de Monica te estuve siguiendo toda la noche,haciendo fracasar tus intentos de ligar durante toda la noche,te ruego que me perdones,haré lo que tu quieras-.

No hizo falta decir nada mas,nos abrazamos y nos fundimos en besos y abrazos,acariciándonos el uno al otro,hasta que me cogió de la mano y me llevo a una habitación que supuse era la suya,la ayude a tenderse en la cama y fui desabrochando su blusa y su sujetador,ella se cubrió sus pechos con las manos con pudor,le dije que me dejara apreciarlos,ella retiro las manos y me dispuse a chuparlos y lamerlos suavemente a la vez que desabrochaba sus pantalones e intentaba quitárselos,ella me ayudo arqueando su cuerpo y descubrí un cuerpo maravilloso,perfecto un cuerpo joven delicioso,estaba maravillosa con su tanga únicamente,me quite mi camiseta y mis pantalones,me tumbe a su lado y nos abrazamos y nos comimos directamente sin necesidad de caricias,lamí sus senos hasta que vi sus ojos ponerse en blanco en los prolegomenos de un orgasmo,sin perder el tiempo me baje y aparte la parte delantera de su tanga y empece a lamer su rajita que estaba depilada no así su pubis que tenia un poco de pelo arreglado,le acaricie su pubis y lamí buscando su clítoris que a medida que lamia se iba hinchando rápidamente, cuando de pronto cerro sus piernas alrededor de mi cabeza con bastante fuerza,de su pecho salio un grito prolongado y ronco,cuando aflojo sus piernas se quedo totalmente laxa,sin fuerzas;aproveche y me quite mi calzoncillo y cogiendo mis pantalones cogí uno de los preservativos que solía llevar,y sin pensármelo mucho me lo puse en mi erecto miembro,me puse de rodillas delante de ella y lo fui introduciendo poco a poco hasta que no entro mas,ella me miro con la cara desencajada,de placer,y cogiéndome de las nalgas empujo fuertemente y soltó un grito de dolor,en ese momento descubrí que Verónica era virgen;me quede quieto unos momentos hasta que vi que ella torpemente al principio y con mas seguridad después empezó a moverse adelante y atrás,entonces abrazándome a ella inicie un bombeo cada vez mas profundo y mas rápido,fueron unos minutos en los que ella se retorcía de bajo de mi,arañaba mi espalda y mordía mis hombros en actos puramente incontrolados,cuando volvió a cerrar fuertemente sus piernas,esta vez en torno a mis caderas y su cuerpo se tensaba como un arco,gritaba y balbuceaba palabras sin sentido,hasta que sus piernas se cerraron mas fuertes y volvió a chillar,cuando se quedo sin fuerzas yo seguí a mi ritmo buscando mi propio orgasmo que no estaba muy lejano,cuando me vi a punto ella me empujo y se incorporó poniéndose en cuatro,me incorpore y le introduje mi pene en su vagina,y cogiéndome a sus caderas inicie un mete saca,con arremetidas profundas y todo lo rápidas que podía;ella comenzó otra vez a chillar y a gemir,yo sin poder aguantar mas descargue una y otra vez en el preservativo,ella se arqueo y se dejo caer hacia adelante arrastrándome a mi en su caída.

Nos quedamos quietos tumbados uno encima del otro,la acariciaba todo el cuerpo,sin poder creerme que esa bellísima chica estuviera conmigo y me hubiera entregado su virginidad,estaba completamente incrédulo,no daba crédito a lo que me había ocurrido;me fui haciéndome a un lado y tumbandome a su lado me quede admirando su bello rostro y su hermoso cuerpo.

-Espero que esto no sea un sueño,o un acto de una sola vez-.

Ella mirándome como avergonzada me acaricio la cara.

-No si tu no me rechazas,es que no sabia como hacerte ver lo enamorada que estaba de ti,he decidido entregarte hasta mi virginidad-

En ese momento entendí todo y comprendí que la persona a la que se referían en los servicios era yo.

-¿Así que no te atrevías a decirme nada,y todas esas caras de mala uva,porque?-.

Ella se abrazo a mi y poniendo cara compungida,se sincero.

-Es que me daba rabia que no te fijaras en mi,y con los demás estuvieras siempre sonriente,pensé que pasabas de mi-.

-Tu piensa en el recibimiento que me diste y los posteriores desencuentros que tuvimos,¿como piensas que me iba a fijar en una chica bellísima y que las primeras veces que nos tratamos me trato como a un apestado?-.

Ella por respuesta me atrajo y deposito un beso en mis labios y comenzó a acariciarme suavemente,yo cogí sus pechos y lamí suavemente y mordisquee sus pezones,ella cogió mi cabeza y me la apretó fuertemente contra ella,me fui colocando tumbado boca arriba e indique a Verónica para que se pusiera al contrario y poder hacer un 69,me confeso que nunca había hecho una felación,pero que iba a intentar hacerlo lo mejor que pudiera,al principio lo hizo torpemente y ponía mas empeño que habilidad,pero poco a poco se fue corrigiendo,haciéndome una felacion muy digna,yo a la vez lamí y mordisquee su vulva y clítoris provocandole un orgasmo mas hasta que le avise para que se retirara y eyacule largamente,ella cogió un poco con su dedo y lascivamente se lo chupo como si fuera una película porno,me dijo que no le sabia mal,y nos echamos a reír los dos.

Nos levantamos y terminamos el trabajo,tomamos una ducha y fuimos a comer algo y a comprar mas preservativos,que en el fin de semana teníamos que usar unos cuantos.

SANSON

espero que os guste este relato,espero vuestras valoraciones y vuestras opiniones,gracias,y si queréis una segunda parte puede ser.

Un trabajo muy complicado

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Cuando estaba a punto de terminar mis estudios de bachillerato,sufrí un accidente que me tuvo postrado en coma durante mas de tres años;debido a lo cual tuve que retomar los estudios a partir de ese año,pero en la modalidad de nocturno,por haber gente mas mayor,gente que repetía o gente que trabajaba por el día y estudiaba por la noche,yo fui por que tenia casi 23 años para terminar el ultimo año,había chicas y chicos de mi edad mas o menos y gente mayor,por lo cual no existían grandes diferencias de trato,eramos compañeros de instituto mas que nada,en mi clase, debido a que yo tenia el curso medio aprobado antes del accidente,yo lo único que hacia era repasar las materias,era muy buen estudiante,así que prácticamente me pasaba las clases ayudando a los que no lo tenían tan claro.

Algunos de mis compañeros me pedían que después de clase les explicara o les ayudara en algo que no acababan de entender,yo les ayudaba encantado,y ellos me lo compensaban con algún refresco u otra bebida;ya entrado el curso me fije que se incorporo a clase una chica que seria unos años mayor que yo,Verónica,era lo que se decía una tía que estaba muy buena;Verónica iba siempre a clase vestida con traje de falda y chaqueta,pero unas faldas bastante ceñidas y cuando se quitaba la chaqueta unas blusas que dejaban adivinar unos pechos bien puestos,era delgadita,pelo negro,y una piel blanca tirando a nacarada,los ojos verdes claros y preciosa de cara,su cuerpo según se adivinaba era escultural;pero su genio y forma de tratar al resto de la clase,era hosca,nos trataba con desprecio,incluso a los mas veteranos de la clase,y se sentaba sola y permanecía apartada sin hablar con nosotros y menos conmigo;la primera vez que cruzamos un saludo le tendí mi mano,-<>-ella me miro de abajo a arriba con una mueca de desagrado-<>-;la verdad que la primera vez que coincidimos fue un desastre,por lo que opte por ignorarla completamente,así como la mayoría de los compañeros y compañeras de clase,con la única que hablaba era con Monica una señora ya de unos 35 años,la cual caía bien a todo el mundo,era la típica madre de familia que como te descuidaras te trataba de “hijo”o “hija”,era muy cariñosa y con ella nos volcábamos ayudándola en los estudios.

Un día sin pensarlo me senté junto a Monica,los pupitres eran de dos plazas,cuando llego Verónica me miro como fulminándome con la mirada y fue a sentarse en un pupitre sola,yo me fui a levantar y Monica me sujeto del brazo-<>-yo me quede pensativo,y mire a Verónica que me miraba con mala leche concentrada-<>-Monica asintió cara apenada y yo para disimular me levante del pupitre y con la escusa que no veía bien me cambie de sitio,Verónica con una sonrisa de autosuficiencia se cambio de sitio,a lo cual el profesor de turno puso cara de pocos amigos y pidio permiso para proseguir la clase,la cual prosiguió sin ninguna interrupción mas;al cambio de clase fui al servicio a hacer mis necesidades,y cuando estaba terminando,a través de la pared me llego una conversación bastante nítida,-<>-,la voz que acababa de oír era la de Monica,me quede callado sin casi respirar,esperando oír la voz de la otra persona,pero lo que oí fue a alguien que estaba sollozando,Monica volvió a hablar en tono conciliador-<>-yo antes de que salieran y se cruzaran conmigo,salí a toda velocidad y me dirigí a clase,cuando llego Monica,vi que la acompañaba Verónica con cara de haber llorado,yo me quede sorprendido,así que la fría y siempre avinagrada Verónica estaba enamorada de un tío y este la daba calabazas,y lo mejor es que Monica estaba ejerciendo de casamentera,de lo que se enteraba uno.

En la siguiente clase de literatura la profesora nos dio a elegir un trabajo para hacer entre tres personas mi compañero se junto con otros dos,y a mi me dejo descolgado completamente,los demás fueron haciendo sus grupos pero antes de que pudiera yo reaccionar,se me acerco Monica-<>-casi me dio un sincope cuando oí eso,pero no había otra opción,todos los demás se habían acoplado entre ellos-<>-Monica me miro con cara de mala uva -<>-yo viendo que no tenia ninguna otra buena opción-<>-Monica me miro sonriente y asintió-<>-yo le devolví la sonrisa y asentí-<>-ella me miro perpleja -<>-yo me quede un tanto sorprendido-<>-Monica me miro extrañada,y me pregunto-<<¿tu lo has hecho alguna vez con una chica?>>-la mire extrañado y riéndome pensando que era broma le dije-<>-

Cuando llego el descanso nos fuimos a la cafetería,en el camino miré a Verónica,y la vi sorprendentemente sonriente,cuando llegamos me fui a sentar al lado de Monica pero fue Verónica la que se apresuro a sentarse a mi lado,yo haciéndome el loco,pregunte lo que iban a beber y cuando me dirigía a la barra a por las bebidas,vi como Verónica cruzaba las manos nerviosamente por debajo de la mesa con Monica,disimule y cuando volví a la mesa,al dejar la bebida a Verónica le sonreí,ella me devolvió la sonrisa;nos pusimos a discutir sobre el tema del trabajo y estuvimos decidiendo donde y como nos íbamos a documentar,entonces no existían ni Internet a nivel usuario normal ni wikipedia,decidimos ir a una biblioteca cercana a buscar la información;pero al decidir donde íbamos a componer el trabajo me lleve una buena sorpresa-<>-,a Verónica y a mi no nos quedo otra que asentir y conformarnos,yo pensaba que era malo hacer un trabajo un sábado por la tarde,pero quedarme a solas con Verónica y su mal genio era lo peor que me podía pasar,así que me resigne y cruce los dedos para prepararme a aguantar un calvario semejante.

Al final quedamos en casa de Monica para desarrollarlo,¡y sorprendentemente en casa de Verónica para terminarlo!,nos dijo que sus padres tenían una casa en la playa y se iban a pasar el fin de semana,por lo que no nos molestaría nadie;esto lo dijo el viernes por la tarde en el descanso,con una sonrisa de oreja a oreja,ademas tenia una maquina de escribir eléctrica e iríamos mas rápido,ella era secretaria y tenia una en casa para cuando hacia trabajos en casa;al final despeje una incógnita de la extraña Verónica,trabajaba de secretaria.

Yo al salir de clases me fui con unos amigos a tomar unas cervezas,con la idea de no llegar tarde a casa;mis amigos y yo fuimos a una discoteca que por entonces estaba de moda y era muy concurrida,se solía llenar,en un momento dado cuando me dirigía a una barra me pareció ver a alguien que me era familiar,era una chica que aunque la mire un momento me recordó a alguien,pero por no meter la pata deseche la idea de acercarme,y proseguí mi camino,me volví a reunir con mis amigos,y cuando estaba bailando me fije que cerca de mi estaba otra vez la chica,pero cuando me iba a dirigir hacia ella,arranco casi corriendo y se perdió entre la gente,no le di mas importancia,al rato uno de mis amigos saludo a un grupo de amigas y nos sentamos todos juntos a tomar una copa,cuando mas nos estábamos divirtiendo,se nos vino encima de la mesita baja un chico,con el resultado que nos derramo las copas y nos puso perdidos a todos,el pobre nos juro que no se había caído,que le había empujado una chica,y que había perdido el equilibrio,entonces decidí despedirme de mis amigos y sus acompañantes excusándome con el trabajo,me fui con el consiguiente abucheo de todos en broma,claro esta,cuando salia me volví a fijar y vi a mi esquiva conocida,intente acercarme pero ella salio corriendo y salio antes de que un grupo de gente me impidiera seguirla,cuando alcance la calle mire a todos los lados y no la vi,me fui andando a la parada del autobús y me dispuse a esperar que viniera,mientras esperaba vi pasar un coche con Monica y el que debía ser su marido,la llame a voces,y pararon-<>-,nos cruzamos las manos y a Monica le di dos besos-<>-Ricardo me miro asombrado y comento-<>-Monica poniéndose colorada,le dio un codazo a su marido ante el cual se calló repentinamente,yo sorprendido pregunte,-<<¿acaso habéis visto por ahí a Verónica también,seguramente se habrán avinagrado todas las copas de alrededor,ja ja ja>>-entonces se me congelo la cara al aparecer la propia Verónica del asiento de atrás con una cara de mala leche que asustaba-<>-saliendo del coche apresuradamente le dijo a Monica que su casa quedaba cerca y que se iba andando,que no quería amargar a nadie la noche,rápidamente paró un taxi y se fue,yo me quede con cara tonto por que no reaccione en ningún momento,Monica me miro con cara de pocos amigos y me invito a que subiera al coche,porque tenia que hablar conmigo.

No se si se podía meter mas la pata,pero lo mio fue difícil de superar,Monica me dio una bronca con tal cara de mala leche que realmente me hundió la moral hasta el fondo,y me ordeno que al día siguiente,me disculpara con Verónica,aunque me tocara ponerme de rodillas,o humillarme,pero no quería que hubiera mas problemas entre los dos,yo le prometí que así lo haría.

Al rato me desperté y me dirigí a casa de Monica,la cual me recordó lo que tenia que hacer,y me dio un café;al rato llamaron a la puerta y apareció Verónica,se sentó en el lado opuesto al mio y fuimos sacando el material para hacer el trabajo,yo me incorpore y Monica entendiendo se ofreció a hacer mas café,me acerque a Verónica y arrodillándome delante de ella cogí sus manos entre las miás,lo cual la sorprendió-<>-Verónica al principio se quedo perpleja,no sabia que hacer,entonces jugandome el todo por el todo acerque su mano a mi boca y la besé,ella debía estar tan sorprendida que no sabia reaccionar,ante lo cual,para saber si me perdonaba o no volví a besar su otra mano,lo que la hizo reaccionar,cogiéndome de las miás me las beso a su vez-<>-a medida que me lo dijo vi que sonreía y entonces recordé a la chica de la discoteca,era ella,se había recogido el pelo y por eso y la sonrisa que exhibía toda la noche no la había reconocido;no le di a entender que la reconocí,-<>-;en ese momento apareció Monica portando una bandeja con una cafetera,tazas y unas galletas,-<>-nos echamos a reír por la ocurrencia y nos dedicamos el resto de la mañana a trabajar hasta que terminamos de desarrollar el trabajo,nos despedimos de Monica y nos fuimos.

Al salir a la calle se me ocurrió que porque no íbamos a algún sitio a comer un bocadillo y así no perdíamos tiempo,estuvimos de acuerdo,pero ella propuso mejor comprarlos para llevárnoslo a su casa y comerlo allí;así lo hicimos,fuimos a un bar cercano a su casa y compramos los bocadillos,y nos fuimos a su casa;de camino a su casa me comencé a mirar a Verónica con otros ojos,iba vestida con unos vaqueros ajustados,una blusa blanca que llevaba dos botones sin abrochar,y unos zapatos de tacón medio,y encima con esa sonrisa,estaba preciosa,pero yo pensaba que donde iba yo,que con esa chica no tenia nada que hacer;pero en ese momento Verónica me miro-<<¿que es lo que estabas mirando,te parezco horrible,no?,pero no te preocupes estoy acostumbrada a que los chicos no me hagan caso,así que mira todo lo que quieras que contigo no me voy a enfadar,después de esta mañana te considero mi amigo>>-yo me quede mirándola sorprendido,y vi que sus ojos se empezaban a empañar,en ese momento llegamos a la puerta de su casa y mientras abría la puerta estuve observando sus movimientos,eran elegantes sin prisas ni aturulllamiento,pero se veían algo de nerviosismo,leve pero lo había,cuando abrió la puerta me invito a entrar,y me hizo pasar al salón,y depositando nuestros libros y todo lo que llevábamos la así de la cintura sin que ella se opusiera y la abrace con firmeza a sus caderas,y ella se abrazo al cuello,nos miramos fijamente a los ojos-<>-me miro sorprendida-<>-;no hizo falta decir nada mas.

Nos abrazamos y nos fundimos en besos y abrazos,acariciándonos el uno al otro,hasta que me cogió de la mano y me llevo a una habitación que supuse era la suya,la ayude a tenderse en la cama y fui desabrochando su blusa y su sujetador,ella se cubrió sus pechos con las manos con pudor,le dije que me dejara apreciarlos,ella retiro las manos y me dispuse a chuparlos y lamerlos suavemente a la vez que desabrochaba sus pantalones e intentaba quitárselos,ella me ayudo arqueando su cuerpo y descubrí un cuerpo maravilloso,perfecto un cuerpo joven delicioso,estaba maravillosa con su tanga únicamente,me quite mi camiseta y mis pantalones,me tumbe a su lado y nos abrazamos y nos comimos directamente sin necesidad de caricias,lamí sus senos hasta que vi sus ojos ponerse en blanco en los prolegomenos de un orgasmo,sin perder el tiempo me baje y aparte la parte delantera de su tanga y empece a lamer su rajita que estaba depilada no así su pubis que tenia un poco de pelo arreglado,le acaricie su pubis y lamí buscando su clítoris que a medida que lamia se iba hinchando rápidamente, cuando de pronto cerro sus piernas alrededor de mi cabeza con bastante fuerza,de su pecho salio un grito prolongado y ronco,cuando aflojo sus piernas se quedo totalmente laxa,sin fuerzas;aproveche y me quite mi calzoncillo y cogiendo mis pantalones cogí uno de los preservativos que solía llevar,y sin pensármelo mucho me lo puse en mi erecto miembro,me puse de rodillas delante de ella y lo fui introduciendo poco a poco hasta que no entro mas,ella me miro con la cara desencajada,de placer,y cogiéndome de las nalgas empujo fuertemente y soltó un grito de dolor,en ese momento descubrí que Verónica era virgen;me quede quieto unos momentos hasta que vi que ella torpemente al principio y con mas seguridad después empezó a moverse adelante y atrás,entonces abrazándome a ella inicie un bombeo cada vez mas profundo y mas rápido,fueron unos minutos en los que ella se retorcía de bajo de mi,arañaba mi espalda y mordía mis hombros en actos puramente incontrolados,cuando volvió a cerrar fuertemente sus piernas,esta vez en torno a mis caderas y su cuerpo se tensaba como un arco,gritaba y balbuceaba palabras sin sentido,hasta que sus piernas se cerraron mas fuertes y volvió a chillar,cuando se quedo sin fuerzas yo seguí a mi ritmo buscando mi propio orgasmo que no estaba muy lejano,cuando me vi a punto ella me empujo y se incorporó poniéndose en cuatro,me incorpore y le introduje mi pene en su vagina,y cogiéndome a sus caderas inicie un mete saca,con arremetidas profundas y todo lo rápidas que podía;ella comenzó otra vez a chillar y a gemir,yo sin poder aguantar mas descargue una y otra vez en el preservativo,ella se arqueo y se dejo caer hacia adelante arrastrándome a mi en su caída.

Nos quedamos quietos tumbados uno encima del otro,la acariciaba todo el cuerpo,sin poder creerme que esa bellísima chica estuviera conmigo y me hubiera entregado su virginidad,estaba completamente incrédulo,no daba crédito a lo que me había ocurrido;me fui haciéndome a un lado y tumbandome a su lado me quede admirando su bello rostro y su hermoso cuerpo;-<>-ella mirándome como avergonzada me acaricio la cara-<>yo comencé a atar cabos y comprendí que la persona a la que se referían en los servicios era yo-<>-ella se abrazo a mi y poniendo cara compungida-<>-<>-ella por respuesta me atrajo y deposito un beso en mis labios y comenzó a acariciarme suavemente,yo cogí sus pechos y lamí suavemente y mordisquee sus pezones,ella cogió mi cabeza y me la apretó fuertemente contra ella,me fui colocando tumbado boca arriba e indique a Verónica para que se pusiera al contrario y poder hacer un 69,me confeso que nunca había hecho una felación,pero que iba a intentar hacerlo lo mejor que pudiera,al principio lo hizo torpemente y ponía mas empeño que habilidad,pero poco a poco se fue corrigiendo,haciéndome una felacion muy digna,yo a la vez lamí y mordisquee su vulva y clítoris provocandole un orgasmo mas hasta que le avise para que se retirara y eyacule largamente,ella cogió un poco con su dedo y lascivamente se lo chupo como si fuera una película porno,me dijo que no le sabia mal,y nos echamos a reír los dos.

Nos levantamos y terminamos el trabajo,tomamos una ducha y fuimos a comer algo y a comprar mas preservativos,que en el fin de semana teníamos que usar unos cuantos.

SANSON

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Aquel verano follador de Violeta. (1)

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Se detuvo frente al gran butacón reclinable, un mueble solido digno de comprar. Dejo las bolsas en el suelo pasando la mano por la superficie de la piel oscura. Era una maravilla– pensó retrocediendo para hacerse a la idea de como encajaría en su nuevo hogar. – Madre mia… su nuevo hogar!– pensó Violeta.

La idea la asalto de golpe, sin mas …. Violeta comprendió cuan diferente serian sus vidas después del “Si quiero” en apenas un mes. La voz de su futura suegra se escucho desde el fondo de la tienda.

Pruébalo querida…, seria un bonito complemento nuevo para el comedor- va estirate … seguro que a Juan no le importar si haces una siestecita…– Verdad amigo mio?

Violeta contemplo la animada charla entre el dependiente y su futura suegra, dios sabia lo hinchados de sus tobillos después de permanecer toda una tarde en la tarima probándose el vestido de novia, soportando los puntiagudos dedos de la modista ensanchando la cintura de su vestido de novia. La tripa ya empezaba a notarse , los últimos arreglos habían sido algo mas parecido a una tortura.

Después de aquello, pararon en un restaurante donde su adorable suegra la regaño constantemente por comer tan poco, igual que un polluelo hambriento se había dedicado a pedir y pedir mas platos en su intento de cebarla. Para cuando por fin salieron al exterior el centro comercial bullía de actividad, compraron ropa pre-mamá, decenas de cosas para la casa y un innumerable de trastos para el que seria su nuevo hogar.

Aquello verdaderamente era lo preocupante, pensó Violeta estirando la cabeza sobre el esponjoso cabecero. Su suegra les había cedido su casa, así sin mas, de una manera inflexible y génerosa se había desprendido de su propia casa dándoles la excusa de regalo de bodas. Quien en su sano juicio regala una casa como aquella ? No era calderilla! – Quiso protestar…. pero a Pascual no le pareció mal el arreglo, se alegro…!– Era demasiado!– se dijo cerrando los ojos solo un instante.

Angustias, como quería que la llamase se lo soltó sin mas el primer día de la prueba de su vestido, viviría con sus nuevas amigas en el bungalow triple junto a la playa a lado del centro de la tercera edad, –Que pareja de recién casados querría vivir con una vieja?– soltó sin mas. Es bueno tener mucho espacio y llenarla cuanto antes – se le escapo en una afectada sonrisilla.

Aturdida por todo lo que se le venia encima, escucho el ruido de fondo fundiéndose, los problemas alejándose solo el maravilloso efecto vibratorio en su nuca, en las pantorrillas , siiii aquello se venia con ellas… en cuanto se levantara, claro!

Suspendida en una relajación total, cada musculo fue soltándose , hasta adentrarse en un lugar de su conciencia que hacia muchísimo tiempo no visitaba.

Sus ojos se abrieron de golpe , llegaba tarde… y encima examen de mates,,, menudo rollo!– se levanto despacio alisándose la melena de leona, era ingobernable… a lo sumo se lo trenzaría y saldría pitando. De las paredes rosa colgaban sus posters mezclados con las caras sonrientes de Barrio Sésamo…,en la camita minúscula Maria abrazaba el osito con fiereza.

Tomando su uniforme con la punta de los dedos salio de puntillas en bragas y sujetador al pasillo, si quería ser la primera en ducharse debía hacerlo así, repasaría las integrales y la trigonométrica antes de oír al resto de la familia circular arriba y abajo.

Para cuando salio, su aspecto al menos era algo mas decente, con el uniforme dos tallas mas grandes al menos disimulaba algo sus enormes melones, se moriría si salia por ahí sin la chaqueta, el jersey y la parka encima, aunque muriese de calor bajo tanta ropa prefería sudar a escuchar las risillas o ver los codazos de los chicos en clase de gimnasia.

Almorzó , planeando como escabullirse por centésima vez de gimnasia sin que el profe la pillara o le echara la bronca .

Si se le cruzaban los cables y llamaba a la madre directora estaba muerta…. asi que…, si le mostraba solo un poquito una teta a lo mejor la dejaba tranquila ….,pero solo si no funcionaba el clásico justificante falsificado de su madre, – si había funcionado con el retrasado bedel porque no lo iba a hacerlo con él,.

Con ese pensamiento rondando, termino de rellenar el examen de matemáticas con suficiencia, saliendo a la carrera hacia el gimnasio , paseando preocupada por la puerta donde el profesor planificaba las tácticas de fútbol, arrugo un poco mas el justificante prendido de su mano y llamo entrando.

Profeee…. tengo este justificante…, de mi madre , vera…. – empezó a soltar las palabras ametrallándolas.

Que sera esta vez… Pulmonía?…, Peste Negra?…no déjeme… bronquitis, verdad?– atajo las explicaciones tomando el arrugado papel y leyéndolo incrédulo.

No…,, se asusto viendo la mano buscando el auricular del teléfono…– Asma…,! A quien va a llamar?– pregunto casi chillando.

Estoy harto niña…, si en verdad tu madre firmo esto… que me lo diga ella, siendo ama de casa estar allí, cierto?– o piensas que por ser el único hombre en este centro os podéis reír de mi?–

No….– se lanzo hacia el interruptor cerrando la comunicación – No llame… el bebe esta enfermo y lo despertaría…– soltó a la desesperada.– Si quiere, yo, yo…

Oye que trabaje para monjas no significa que me trague cualquier chorrada y menos que sea un crédulo gilipollas!– se enfado…, voy a expulsarte 15 días a casa, a ver si se te quitan las ganas de soltar chorradas por esa boca,– rebusco en el pupitre el talonario de expulsiones.– Me tenéis hasta los huevos!, putas niñas del demonio!.–

Violeta sentía las palpitaciones en sus sienes ; 15 días expulsada…, no …! su madre iba a matarla…, si encima se enteraba de lo de las firmas falsas…!– con los dedos temblando desabrocho la chaqueta del uniforme cruzando los brazos bajo el jersey cuando lo saco por la cabeza.

Escuchaba el ruido del profe buscando el bloque dentro del pupitre cuando sus dedos volaron a la camisa y desanudaron la corbata soltando toda la rígida tela quedándose en sujetador. Bastaría con eso?

El crujido del cajón cerrándose fue suficiente para Jorge el nuevo profesor de gimnasia, era imposible hacerse respetar entre aquellas medio mocos con coletas, hasta donde conocía había tenido la paciencia de un Santo, Joder si incluso había transigido con lo de la regla… ahora, que se columpiasen de aquella manera. Se iba a acabar…, de una vez por todas.

La vida era una autentica mierda, así , sin mas…, de suplente en las olimpiadas a puto profesor de gimnasia en un colegio de monjas…, todo por la puta lesión en la rodilla.

Levanto la cara dispuesto a soltar una bronca de época a esa cabroncilla cuando se fijo en los melones mas grandes jamas vistos en sus 27 años, los ojos se le abrieron y ni una palabra salio de su boca, se quedo mudo.

Con la boca abierta sin poder apartar los ojos de las inmensas tetazas a punto de reventar un horrendo sujetador .

Que…. quee…., se escucho repetir como un loro estúpido– Que cojones te crees…? – Se detuvo observando como una de los brazos de la cria bajaban un tirante liberando la tetaza delante de sus narices.

Se escucho resoplar con fuerza, joooodeeer menuda ubre…– pensó babeando–, aureola rosada grande con pezón chiquitín asomando.

No me expulse profe…, por favooor…, yo haría lo que fuera… lo que fuera…, si no lo hiciera – hablo volviéndose a cubrir la tetaza con el sostén.

A ver si te he entendido– se levanto de detrás de su escritorio– no quieres que te expulsen… claro, menos aun escuchar a tu madre dándote tu merecido tal como te mereces– se paseo detrás de la silla obteniendo una inmejorable estampa de las dos tetazas.– Y a cambio me enseñas las tetas…. , me parece que no…!– se alegro ante semejante chollo– Por eso te van a caer 2 meses pequeña.

Nooooooooo…., me perderé los exámenes finales… , si cateo ahora mi nota media bajara 2 puntos , no lo entiende ?, Me falta un 16 meses para entrar a la universidad !.– Yoooo… empezó a sollozar tomando la camisa del suelo para cubrirse.

Haberlo pensado antes… – Se detuvo tras ella con la conciencia de su polla sobresaliendo del chándal– Y no , no te tapes…– la directora va a ver esto cuando la llame – planeo sobre la marcha agarrando el auricular.– No quiero hacerlo pero no me dejas otro remedio–

violeta se echo hacia delante de nuevo obstruyendo la trayectoria de la mano hacia el teléfono, lo consiguió pero al levantar la cara el ceño del profesor de gimnasia era cada vez mas marcado, le iba a caer una bien gorda lo presentía, pero que podía hacer? Estaba en sus manos, su futuro dependía de ello.

Apoyando el auricular definitivamente sobre el soporte se sentó delante de ella, concediéndole un primer plano de un bulto enorme deformando el chándal.

Los ojos se apartaron de allí de inmediato ,su voz le trajo de nuevo a la cruda realidad.

Estaaaaa bien…., veo el problemaaa…., vamos a ver que le parece…., a partir de hoy vendrás todos los días después de clase…., te sentaras aquí y escribirás “No mentiré a mis profesores” hasta final de curso. Y por supuesto lo harás como ahora esta… para que aprendas la lección — se atrevió a levantarse de nuevo colocándose detrás de la niña. Entendido?

Siiii… señor…!– después de clase– todos los días… respiro algo mas aliviada– haciendo una intentona de levantarse de la silla.

Aun no señorita, se mofo Jorge, – A cambio … negociaremos… que te parece?– posando sus manos sobre sus hombros– Este castigo es a titulo personal, si alguien llegara a conocerlo no me quedaría mas remedio que revelar la verdadera causa del mismo– es conveniente para usted guardar un prudente silencio… Entendido?– trabo los dedos bajo los tirantes llevándoselos decidido , recorriendo con las palmas de las manos la suave piel hasta la engorrosa tela destapando las tetas despacio.

Claroooo… dio un saltito en la silla Violeta– las manazas del profesor le sujetaban los pechos, o al menos lo intentaban…primero tímidamente, amasando y levantándolas, luego apretándolas hasta provocarle una sensación muy rara…– soltando y pellizcando.

En medio del acaloramiento le pareció oír un gruñido ronco saliendo de la boca del profe.

Peeeerfectooooooooooo……. – le soltó las tetas volviéndose hacia la vitrina de trofeos dándole la espalda– Puede irse Violeta y recuerde mañana la espero aquí…– Hasta mañana…– se quedo escuchándola agarrar la ropa y salir por la puerta a la carrera.

Jorge soltó el aire acumulado en los pulmones, y pudo volverse…., la enorme erección en su chándal era grotesca pero aun así, no pudo evitar recordar el calor de aquellos inmensos melones en sus manos, cerrando los ojos destapo su polla , disparada hacia arriba igual que un torpedo. Estaba muy cachondo…, joddeeer menudos melones tenia la niña se apresuro a sujetar la polla subiendo y bajando con furia.

Su cipote no necesito muchos magreos , cuatro a lo sumo para descargar un abundante chorro que salpico la vidriera con trofeos.

Machacarsela nunca fue tan placentero, y si jugaba bien sus dados seria…. soltó otro copioso caño sobre el cristal. Seria demencial!.

Violeta se abrocho la ropa torcida, se coloco el jersey del revés cuando llego a su casa, le ardían las mejillas y apenas presto atención a nada, estaba en otro mundo…, ceno en silencio preparándose para dormir con aquella sensación excitante aun flotando en su cuerpo. Era rarisimo, pero por un segundo había sentido un gustillo agradable al percibir las manazas del profe de gimnasia sobre sus tetas.

Ya en la cama volvió a sujetar sus pechos tal como lo recordara y el extraño calor volvió a aparecer, si incluso notaba el calorcillo bajándole hacia abajo, humedeciéndola.

Colorada dejo vencerse por el sueño con las bragas mojadas y contando las horas hasta el día siguiente.

La mañana del día siguiente se arrastro perezosamente lenta, horas lentas e interminables minutos – volvió a mirar al reloj de encima de la taquilla de material deportivo, . Por fin el ruido de la chiquillada se tranquilizo con el timbrazo final, pronto llegaría….– se estiro pasando la mano sobre el paquete.– Enseguida escucho el golpeteo a su puerta y la cara de la cria.

Fingiendo estar ocupado con las tácticas del próximo partido, permaneció impasible hasta percibir el crujido de ropa desprendiéndose del espectacular cuerpo.

Igual que el día anterior, lucia otros horrendos sujetadores mientras en sus rodillas sostenía una libreta y un bolígrafo.

La primera linea del cuaderno se lleno en seguida, sin mediar palabra entre ninguno de los dos, fue al llegar a la cuarta linea cuando no soporto la crispación y se incorporo de su escritorio. Recorriendo el trecho hasta la espalda de la chica.

Tiene una buena caligrafía…, redondaaaaa y bien firme– aludió el doble sentido observando los pequeños pezones transparentándose– En verdad… discutiremos seriamente lo de su nota– Que le parece?–

Siiii… clarooo…— Me va a aprobar?– susurro esperanzada levantando la barbilla y mirándolo con ojos inocentes–

Eso ya lo veremos… por lo pronto dejame que …– sus dedos volaron hasta el cierre de su espalda soltando el sujetador y liberando las montruosas tetazas.– Siiii esooo es…, – Sigue escribiendo guapa…, no olvides el castigo…– se apresuro a colocar de nuevo sus manos sobre las tetas y estrujarlas sin descanso.

La letra se torció un poco en la libreta, Violeta apenas podía dejar de sentir los dedos del profe estrujando sus tetas estirando los pezones hasta dolerle, se detuvo emitiendo un pequeño quejido… sus pezones dolorosamente sensibles no dejaban de rodar entre sus manazas.

La sangre se le agolpo en la cara hasta casi quedarse sin respiración, Aquello estaba muuuy bien?– pero que muyyyy bien…!– de golpe las manos, los brazos le pesaron una tonelada cayendo a ambos costados de la silla , no entendía lo que le sucedía y cerro los ojos solo sintiendo.

Fue la humedad lo que la hizo abrir los ojos asustada, y ver al profe de rodillas con su boca enganchada a su teta, eso era… su lengua…!– madre miaaa…. le estaba chupando una y otra vez la teta, enroscando la lengua y tragando la aureola dentro de su boca, sorbiendo haciendo ruiditos y mordiéndola.

Algo realmente rico empezó a apoderarse de violeta , lo sentía latiendo allí donde la lengua del profe chupaba sorbiendo, pulsando hacia abajo en un cosquilleo entre sus piernas. Se mordió la lengua aguantando el quejido que realmente quería dar.

Aaauuuu…. se le escapo al ver abandonar su teta y castigar de igual forma la otra, las babas pringaban hacia abajo sin que pudiera moverse ni un milímetro cuando los ruiditos y los mordisquitos empezaron de nuevo.

Casi se atraganto al notar los dientes mordiendo estirando el pezón, no lo entendía…. pero le gustaba…., mucho….!

No supo cuanto tiempo estuvo allí de rodillas mamando de una teta a otra y vuelta a empezar, para cuando por fin la boca salio de encima de ella estaba muy acalorada, igual que si hubiese echo una clase entera de gimnasia con ropa de abrigo a cuestas.

Parpadeando Violeta centro la nublada vista en la ausencia del profe , ya no estaba de rodillas, bien que podían percibirlo sus sensibles tetas empalagosas de sus babas. Trago saliva enderezándose en la silla , desde donde estaba notaba su presencia detrás de ella sobrevolando sobre ella como un ave de presa.

Girando la cabeza hacia atrás, lo vio deshacerse del slip blanco dejando libre un trozo de carne rosado gordisimo apuntando al techo, se sujetaba la barra carnosa con una mano mientras los pasos cortos patizambos se aproximaban hacia la silla donde Violeta apenas podía creérselo.

Estoooo es para subir la nota cielooo…., – se detuvo justo a la cabeza de la chica– dame tu mano … esooo es… tocalo despacio… asiiii pequeña…, muuuuy biennn , ves?– ahora acaricialooooooooo arriba y abajo…. ooohhhh asiii, esooo, muuuy biennn , oohhhh despaciooooooo, muyyy despacioooo…–

Violeta no podía creérselo, le estaba estrujando la polla al profe de gimnasia, aunque bien podía decirse que mas bien lo intentaba…., aunque pequeñina toda aquella carne nudosa no le cabía en la palma de la mano, era gordisima… muchooo y pese a la pegajosa baba que calaba del cabezón oscuro hacia abajo, podía distinguir las palpitaciones pulsando mas y mas rápido.

No le quitaba ojo de encima al profe, mas a gusto y relajado de lo que nunca antes hubiera visto jadeando mientras su mano subía y bajaba sin apartar la vista de uno de otro, menudas caras ponía… si no hubiera sido por el apuro… hasta se habría reído …– pensó Violeta.

Antes de que supiera lo que iba a suceder Jorge enfoco los ojos sobre la niña, sabiendo lo cerca que estaba de correrse, Lo buena que estaba….jooodeeer siiii…– apuro un grito ronco , enchufando un manguerazo de lefa en la asombrada carita de la niña, igual que una presa abriendo las compuertas la vio pestañear intentando apartarse de la manguera desbocada, pero fue mas rápido.

La sujeto de la nuca obligandola a pringarse de sus jugos, salpicándola como un adorable pastelito de nata, gruño ronco y satisfecho contemplando la pobre niña pringada con su semen con cara de no entender muy bien lo que sucedía.

Retrocedió hasta inmortalizar en su memoria ese momento…., valía la pena ser un puto profesor de gimnasia… solo por esto– pensó retrocediendo metiéndose de nuevo la polla dentro del chándal.

Respiro con fuerza el aroma a lefa mesándose el pelo para volver a sentarse detrás de su pupitre.

Desde su privilegiada posición podía ver a la chica aun inmóvil con los espumarajos corriendole por la cara. Si ver semejante espectáculo no empalmaba al mas pintado que lo haría?– si seguía así… acabaría follándosela…. y bueno… no quería ir a la cárcel…!– Pero quien aguantaría semejante visión sin follársela como un puto animal….,– Calmateee…,– se apresuro a volver sobre sus papeles y tácticas.

Violetaaa… puede limpiarse con una toallla… le señalo con indiferencia la pequeña cabina con lavamanos y espejo.–

Con un gesto torpe se levanto de la silla, hasta desaparecer de su vista, el reflejo en el espejo la dejo descolocada, hilachos y mas hilachos blancos la cubrían por entero, si incluso podía notar el sabor amargo en la punta de su lengua, se restregó la toalla empapada en agua, procurando sacarse la pringosa pasta.

Asegurándose de colocarse el sujetador y la camisa del uniforme antes de volver a sentarse detrás de su escritorio.

Apenas hubo vuelto a sentarse con el cuaderno en sus rodillas lo escucho.

Eso es todo… , nos vemos mañana a la misma hora entendido.?– la despidió sin levantar los ojos de los papeles.

Si señor…,– se alegro de poder desaparecer de allí.

Justo cuando la puerta se cerro a su espalda pudo volver a relajarse. Que demonios había sucedido?– se llevo la libreta a su mochila a la espalda. Hasta cierto punto hasta le había parecido muy agradable, raro… , pero agradable… a caso seria siempre así?– encogiéndose de hombros salio hacia el exterior del gimnasio sin ser consciente de la presencia de Sor Agueda en el huerto junto a la verja de salida.

Así fue como durante cuatro días, la rutina extraña se instalo en la vida de Violeta…, primero con sus clases con las monjas…y tras el pitido de final de clases, su visita al gimnasio donde pacientemente acariciaba la gorda polla del profe hasta hacerlo escupir la amarga leche blanca.

Nadie en casa pareció darse cuenta de sus retrasadas llegadas, a lo sumo… la creían estudiando en la biblioteca, nada mas parecido a lo normal.

Fue a la semana del extraño ritual en el gimnasio cuando todo pareció volverse del revés, ni lo vio venir.

Acudió al gimnasio igual que los últimos días, desprendiéndose de todo estorbo antes de sentarse junto a un mas ansioso profe , ya sin ningún tipo de pudor… con la polla fuera de los pantalones.

Ya no se sentaba en la silla, No…., ahora el profe la hacia ponerse en el borde del escritorio con las piernas algo mas abiertas para que él pudiera colocar su brazo bajo su falda de lana y sobarla bajo las bragas. Ella debía seguir el ritual de siempre agarrándole el cipote machacando una y otra vez su polla arriba y abajo.

Ya no le bastaba chuparle e las tetas, se atrevía a hundir el dedo gordo en la pelambrera de su coño hincando hasta el nudillo .

Huntandose con el jugo resbalando sobre sus dedo a la vez que su boca no dejaba de chupar y morder teta.

Solo un dedo…, pero un dedazo del todo peleón…, la hacia estremecerse hasta terminar sudorosa y húmeda sobre su palma con la pastosa crema a punto de….., a punto de…., acelero la tallada. Hasta notar el dedo entrando y saliendo de sus entrañas y el consiguiente chorro salpicandola , el portazo a sus espaldas la distrajo del aturdimiento de golpe.

Aun incrédula, los ojos vidriosos pudieron ver el contorno oscuro de tres figuras…, hasta que se fueron transformando en los hábitos almidonados de tres hermanas.

Quiso morirse allí mismo…., detrás de ellas la Madre superiora y directora aulló el nombre del profesor a pleno pulmón. Cual ángel vengador sujeto al profesor de la oreja despegandolo de su regazo y con la polla fláccida lo arrastro fuera del despacho. Aquello si que tendría consecuencias… ya las veía …, sin poder aguantar la pelota de nervios, miedo y pánico tembló ante la oleada de llanto que la sacudió.

Cubierta de lefa, con las tetas aun cubiertas de babas se vio consolada por las tiernas palmaditas de las otras dos viejas monjas.

Hasta que los lloros se transformaron en hipidos al escuchar los gritos enfurecidos de fuera.

No volvió a verlo nunca mas, después de aquel incidente las monjas no demasiado comprensivas la llevaron al despacho de la directora y llamaron a sus padres. Humillada, escucho la sentencia sin poder levantar los ojos del suelo. 7 meses de expulsión, con el pequeño indulto de poder hacer los exámenes.

Salio del despacho derrotada, a penas faltaba 2 semanas para las vacaciones de verano y ella estaría castigada hasta la eternidad…, lo veía en los ojos y en los gestos de sus padres….– Adiós Vida…, adios Vacaciones!

No me esperaba esto de ti… hija— murmuro Paco sentado tras el volante.– Si no hubiera sido por como la hermana describió como os había pillado, jamas lo hubiera creído!– Por dios…. si eres una niña ..!– Porque no habrás…., Mierdaaa… no quiero saberlo– repuso Paco conduciendo en silencio.

Mañana mismo te llevo al medico!– grito su madre en el asiento de pasajero– Por Dios Violeta… no habrás echo ninguna tontería…!– dejo en suspenso…– No quiero ni imaginármelo…! , tan mal te educamos?– Que decepción…, !

Escuchar a sus padres discutir desde su cuarto no fue lo que se dice divertido, incluso sus hermanos parecieron comprender la extraña atmósfera invadiéndolo todo.

Le esperaba una cadena perpetua encerrada en su casa y lo que era peor fastidiaría las vacaciones de toda la familia, aunque no fuera precisamente un chollo ir a la playa con toda la caterva de críos colgados como monos…. .. vería sus rencorosas caras cada mañana odiándola.

No la llevaron al medico al día siguiente, esperaron otro mas. Lo suficiente para calmar algo los alterados ánimos, su madre se sentó junto a ella explicándole las consecuencias de sus actos.

Estas castigada …., no se cuanto tiempo….! – resoplo procurando recobrar la serenidad– Quizás hasta que me salga barba…entendido?– Pero no podemos castigar al resto de la familia…, no vamos a dejarlos sin vacaciones por tus actos,– Así que… después de discutirlo con tu padre…. hemos decidido dejarte con los abuelos.– Noooo repliques…también estarás castigada allí, aunque dios te libre de contarles a los abuelos la verdad. Comprendido?

Siiii… esta bien…, – desterrada con los abuelos– entre batallitas de barcos e historietas de la guerra de maría castaño.– se estiro sobre la cama horrorizada.

Tu te lo buscastes Violeta!– Aprenderás de tu abuelo Eladio y lo ayudaras a cuidar de la abuela ,entendido?– arreglate algo, vamos a la consulta del doctor Garcia.

Estaaa bien…– refunfuño tapándose la cara

Esta vez, acudió a la consulta medica del brazo de su madre aun con un incomodo silencio flotando entre las dos en el coche.

Se sentó con su flamante vestido playero de algodón que no estrenaría en la playa cuando todos se habían marchado a comer.

Escucho hablar a su madre deteniéndose varias veces en incomodas pausas, interrumpidas por las certeras preguntas del doctor Garcia, Violeta se sintió excluida , sin entender el porque. Ella era la paciente , no su madre.

Algún que otro ruido de asentimiento salia del doctor que anotaba pulcramente cada contestación en la tablilla medica.

Es hora del examen físico…, si me permite– debe dejarme a solas con la paciente– Sera un examen exhaustivo.– cambiate tras la cortina y espera.

Por supuesto doctor, – se retiro la madre fuera de la consulta– Estaré esperando…– repuso sentándose fuera de la consulta.

Violeta se despojo del vestido rápidamente, quería acabar con aquello cuanto antes…, se anudo el camisón demasiado corto y espero subida a la camilla.

Cuando la cortina se abrió pudo al doctor Garcia dejando la tablilla en el soporte y mirándola por primera vez con un brillo extraño en los ojos.

Vaaayaaa , vayaaaa… que tenemos aquí… bueno hija – has crecido mucho…eh?– el camisón debe estorbarte mejor fueraa… esooo es..– Buuuenooooooo– espacio las palabras.– Eso esta mejooor, muchoooo mejooor– tardo demasiado en apartar los ojos de los melones.

Ya esta…, ahora que … me estiro?– pregunto al doctor observando como el labio superior cubierto con bigote temblaba algo.

Si claro…, por supuesto…, creo que también deberás deshacerte de la braga y el sujetador.– carraspeo volviéndose .

Vale… se contorsiono Violeta sacándose la braga y deshaciéndose del sujetador- Ya esta … y ahora…?

Estuuuuuupeeeeeeeendooooo…— exclamo el doctor con mas entusiasmo de lo habitual– Empezaremos con una exploración de abdomen,

El doctor garcia podía percibir sudorosas sus manos, aun cubiertas de látex palpo el liso abdomen de la chica procurando no desviar los ojos hacia aquellos colosales pechos. Aunque en ese momento sudase igual que un cerdo, no quería desviar los ojos …., apunto en su cuaderno las anotaciones siguiendo con la exploración sin controlar el inconfundible empalme bajo la bata.

La hizo sentarse mientras sus manos cada vez mas nerviosas palpaban aquellas gloriosas mamas, eran asombrosamente sensibles y quizás pese a su profesionalidad se detuvo mas de lo habitual palpando y apresando la tierna carne adolescente.

Casi enseguida los pezones se endurecieron bajo su mano, le costo toda su experiencia en su larga carrera apartarse sin aplicar la lengua chuparlos mordiéndolos como en verdad deseaba.

Intranquilo , observo en la cara de la niña el claro enrojecimiento en su cara… ella disfrutaba con la exploración.– no soltó palabra alguna, solo torció la cara divertido.

Sin pronunciar queja alguna volvió a estirarla sobre la camilla , animándose al ver los pezones duros apuntando al techo, en un gesto inaudito se despojo de los guantes.

He de apreciar la total sensibilidad…– entendido … tu dime si te duele, de acuerdo…? Dobla las rodillas así…, – Muuuy bien… – se coloco a los pies de la camilla manipulando la palanca para ponerse entre las piernas dobladas.

Claro doctor…– susurro Violeta con los ojos enfocados en el techo respirando entrecortadamente notando la mano explorando el velloso coño.

Esooo es…, abre un poquito mas…así…muy bien…– se apresuro a colocar el dedo gordo sobre el pequeño clítoris rozándolo dulcemente con la yema , aplicando otro dedo para incrementar el masaje.

Observo la sensibilidad de la vulva humedeciéndose a su tacto, el olor a coño empezó a manar frente a sus narices sin que la niña fuese consciente cuanto disfrutaba con el ritmillo cada vez mas rápido. oyéndola jadear cada vez mas mojada , le estaba llenando la mano de sus jugos suficiente para la muestra… pero aun así el doctor siguió aplicando la insistente mano hasta acabar escuchando un profuso reventón y una copiosa lluvia de fluidos sobre su mano y manga. Había eyaculado de manera salvaje….

Se mordió la lengua , la cria se había corrido sobre su mano de manera brutal ,podía notar el flujo bajando muñeca abajo.

Temblandole la mano tomo un bastoncillo con una muestra, aun con los sentidos saturados a coño excitado… empezaba a marearse y aun quedaba un buen trecho… quizás. , solo quizás si… limpiara rápidamente esa corrida.

Echando un vistazo sobre el hombro, sudoroso dejo la muestra en la bandeja y bajo la cabeza hasta el coño pegajoso…, tragando aire consiguió pronunciar…– sera mejor que cierres los ojos pequeña y no los abras hasta que yo te diga…entendido?–

Sin esperar su respuesta, resoplo sobre la mojada y babosa apertura , asomo la punta de la lengua aplicándola sobre la brillante raja empalagosa, bebió sorbiendo concentrado en llevarse tanto flujo a su boca que escuchar el pequeño suspiro lo ayudo a sorber con toda la maestría de sus años.

Incluso resbalaron por su mentón cuando hundió la lengua dentro de los gruesos labios vaginales imitando el ritmo de su polla con la lengua y se dedico a comerle el coño.

Bebió y chupo hasta hartarse , sabiendo que las caderas de aquella cria lo ahogarían si seguían apretándose detrás de su cuello como lo hacían, apurado se deshizo de las piernas tras su cuello despegando su boca del coño, estaba casi sin aire y aun podía ver la rosada vulva llorando jugos.

Tenia el mentón empapado de los jugos de la cria, la bragueta de su pantalón horriblemente deformada. Tomo el instrumentos de muestras e inserto la gruesa boca metálica en la vagina , la muestra del interior se pego al cuello del aparato y se apresuro a sacarla.

No hubo rotura de himen…, de hecho no había himen que romper…. anotando sus sospechas tal como imagino al introducir el cuello metálico hasta el fondo de la vagina, solo mucosa . Decididamente era una suerte, se abrió la cremallera del pantalón impaciente.

Había acabado con las muestras, disponía de algo de tiempo para un polvo rápido….,

Violeta se tenso al percibir el frio metal dentro de ella, algo hurgando en su interior y un ligero pellizco. Se mordió el carrillo por dentro girando la cabeza, le dolió algo… pero resuelta a no abrir los ojos giro la cabeza oyendo el click metálico en la bandeja.

Con aquello metido en su coño se sentía incomoda , así que respiro aliviada cuando lo percibió saliendo de ella, aun en aquella extraña pose volvió a oír un ruido de cremallera justo a sus pies y la voz del doctor hablándola.

Ahora pequeña… notaras la humedad de la esponja empapando, no debes preocuparte…. es para evitar infecciones y bueno…. deberás dejarla dentro unas cuantas horas….. mientras esperas a los análisis de sangre. —dejo sin acabar impaciente– luegoooo empezare a introducir una cánula rígida… esta lubricada y no te dolerá…, dime si la sientes porque debo….– apoyo las manos sobre la cintura empujando algo caliente y duro clavandose en el orificio pegajoso de su coño.

Auuuu siiii… esta duraa…, pero no me dueleeee… uffffffffffffff…., ardeee…. uffff…– se retorció acostumbrándose a aquel gordo intruso.– Espereee…, yaaa….– se quejo aguantando la respiración

Esooo es acostumbrate al tamaño…, asiiii vesss, yaaa esta dentro ahora empujare para introducir toda el cuerpo dentro de la vagina….– eeeeeesoooo esss cieloooo , ohhhhh dioooos eres muuuuy estrechaaaa…. pero que muchooooo, yaaaaaaaaaa….– gruño deteniendose con la grueso tubo embutido hasta la matriz.

Esoooo esss hijaaa…. ahora voy a comenzar a moverla comprobando la elasticidad del tejido…. Preparada?

Ohhhhh siii…., se atrevió a jadear cuando un seco empujón la echo hacia atrás y continuo meciéndose hasta gustarle…, en verdad era muy buenooo…. aunque tuviese los ojos cerrados percibía aquella cosa entrando y saliendo de su coño dilatándola a cada empellón. Soltó un pequeño siseo no pudo disimularlo… si seguía así iba a pasar algo…. aunque no sabia muy bien que….!–

Ohhhh , ohhhhhh esssooooo esss, mmmmmm…., mmmmmm…. creo que…., yaaa puedo irrigar el interior casiii estaaa…, ohhhhh siguió envistiendo hasta que un lastimero siseo salio de su boca.

Violeta apretó los ojos al notar como algo caliente y pegajoso se derramaba dentro de ella para en un segundo salir de su apretado coño y embadurnarle la barriga…, estaba caliente…. y la curiosidad le pudo, entreabrió un ojo para ver que era aquello. La estampa del doctor con los pantalones abiertos y una reluciente verga la dejo de piedra.

Era su polla la que escupía aquella babosa esencia sobre su tripa, manchandola con la misma esencia caliente del profesor de gimnasia.

El gesto del doctor poco tenia del serio medico a la entrada de la consulta, viéndolo allí parado vaciándose sobre su tripa se apresuro a cerrar los ojos…, aquello caliente se había derramado en sus entrañas… poco… pero lo había hecho…, esa era la cánula dura…, como podía ser tan inocente? – cerro los ojos con las lagrimas a punto de delatarla.

Callo, porque ….de que le serviría chillar, su madre jamas la creería… no !

,No después del incidente del internado. Así que con los regueros de esencia pegados a su tripa espero hasta escuchar el ruido metálico de la cremallera subiéndose , luego el tacto esponjoso de una gasa secando su coño y algo empapado limpiando su tripa. Los pasos se alejaron y la voz del doctor se escucho desde el fondo.

Ehhhh , bueno todo esta perfectamente … puedes abrir los ojos…, vístete hija… todo esta perfectamente… tomare una muestra de sangre y esperaremos a los resultados.— Ah hija… sera mejor que no te pongas aun las bragas…aun tienes que expulsar la esponja…– cito profesionalmente anotando cada numeración en la tablilla.

Violeta aun no entendía porque debía permanecer mas tiempo al lado de aquel hombre, pero si su madre estaba a su lado no intentaría nada mas?, pese a ser algo muy placentero no entendía las reacciones de su cuerpo, lo odiaba… , era asqueroso….

Se vistió deprisa colocándose el sujetador del revés, no quería verlo…, nunca mas…, algo parecido al asco y la vergüenza se apoderaron de ella, como había podido…., se subió los tirantes del vestido bajándose de la camilla, unos pinchazos extraños subieron por sus piernas hasta su coño, en verdad era incomodo… pero salio fuera de la cortina cuando su madre entraba en la consulta.

Esta todo…???? bien….!– pregunto angustiada su madre sentándose junto a ella– Creía que no terminaba nunca.

No se apure…, todo esta en perfecto estado… es mas, me he asegurado personalmente de que analizaran las muestras antes de acabar la consulta…– No sufra…, – si quieren pueden esperar fuera.

Claro doctor…, como no?– se apresuro a salir con su hija a la consulta.

Pese a la batería de preguntas a las que su madre la sometió, no pudo despegar los labios… , solo se encogió de hombros…, sentía la piel sucia , solo deseaba llegar a casa y ducharse durante horas desprendiéndose de cualquier rastro de la visita medica.

Las horas se volvieron insoportables esperando los resultados del informe. Allí sentada sin bragas no podía dejar de pensar en el chorro vertido dentro de su vagina… , no era estúpida… menos aun idiota. Por eso le había puesto aquella esponja, aunque nunca hubiera oído hablar de ella sospechaba que por eso las tenia allí retenidas.

Finalmente entraron de nuevo dentro del recinto ,encorvada y asustada volvió a entrar detrás de la cortina mientras su madre se sentaba detrás del escritorio. Hablaban del perfecto estado de salud en el que se encontraba, de los métodos anticonceptivos mas seguros , como si no estuviese allí , Incluso se atrevio a bromear sobre la envidiable cantidad de nietos que le daria en un futuro muy lejano.

Su madre rió algo mas fuerte de lo habitual ante la ocurrencia , aliviada su conciencia se apresuro agradecer la diligencia con la que había atendido aquella urgencia.

No se preocupe mujer…, es mi trabajo…, solo me resta retirar un apósito y podrán volver a casa…, si me disculpa….– se levanto de su silla volviendo a ponerse los guantes impermeables.

Apareció tras la cortina confiado, – Echate Violeta… he de retirar el apósito vaginal…– susurro imperceptiblemente.– , algo reticente se estiro subiendo un poco de tela de la falda de su vestido y la mano se colara entre sus piernas , primero hurgando suavemente introduciéndose y sacando la esponja vaginal de dentro.

Ya esta…, puedes ponértelas– hizo una seña con la cabeza a las bragas…– Perfecto…., salio de detrás de la cortina….– Puedes volver con mama! Ahhh pequeña recuerda …. el sexo seguro es primordial a todas las edades? — la sermoneo en tono condescendiente.

Si… doctor…– bajo la cabeza sumisa .

Bueno doctor… no me cansare de darle las gracias…, – hemos tomado nota , verdad cariño?

Volvieron a su casa en silencio, el portazo en su habitación resonó al golpear su puerta y lanzarse a llorar sobre su cama. Cuando las lagrimas se le secaron salio de su habitación y se metió en la ducha bajo agua caliente, se restregó la piel hasta notarla casi en carne viva.

A lo sumo en unos cuatro o cinco días su familia marcharía a la costa abandonándola con los abuelos, en aquella oscura y caserona, cociéndose en la culpabilidad y la vergüenza.

Acaso el mundo podía ser mas cruel? – anoto en su diario de tapas rosas, porque… aunque asqueroso y humillante podía recordar el gustito tan agradable que percibió sobre la camilla.

Madre dios… estaba confundidisima…!– cerro las tapas durmiéndose.

Días calientes… Muy calientes…

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AQUÍ OS DEJO LOS TRES PRIMEROS CAPÍTULOS DE UNA HISTORIA DIFERENTE A LAS DEMÁS. ÉSTA ES CONTADA POR EL HOMBRE, ASÍ QUE ESPERO QUE OS GUSTE PARA SEGUIR ESCRIBIENDO MÁS.

CAPÍTULO UNO

Me mudé hace 3 meses a un edificio de apartamentos de lujo, poco después de romper con mi novia. Después de 6 meses de relación estaba harto de siempre lo mismo, ya ni disfrutaba del sexo con ella.

A mí me gusta el sexo duro, con azotes, por el culo, amarrar mientras follo y cosas por el estilo. Sólo mencionar alguna de esas cosas provocaba una mueca de asco en la cara de Julia que me quitaban las ganas de tener sexo con ella.

El sexo normal me gusta tenerlo también, pero a la otra persona le tiene que gustar lo otro, sino no sirve.

Me considero un tío atractivo: mido 1,85, todos los días voy al gimnasio a ponerme en forma así que tengo mis buenos músculos. Mi pelo es moreno con alguna que otra cana, ojos color miel y una polla de 23 cm que hace las delicias de cualquier boca, coño o culo que se me ponga por delante

Llegué a casa el viernes por la tarde después de un día duro en la comisaría. Un robo con tentativa de asesinato nos tenía de cabeza, no éramos capaces de encontrar a los ladrones. Tenía por delante dos días de descanso en los que no pensaba hacer nada que no fuera dormir, beber y comer.

Puede que incluso saliera con los chicos en busca de alguien con quien pasar unas horas de sexo puro y duro. Hacía casi un mes que no follaba y mi polla necesitaba algo más que las pajas que me hacía en beneficio de Diana, mi vecina de al lado.

Esa mujer me volvía loco, no había día que no me la cascara pensando en ella. Sólo pensar en ella me ponía duro como un puñetero adolescente y no alguien de 32 años, y ya no digo cuando nos cruzábamos. Tenía que hacer grandes esfuerzos para no. arrancarle la ropa y follármela contra lo primero que pillara. Su mirada picarona y sus tetas grandes apretadas contra su ropa me volvían un salvaje.

Es bastante más baja que yo (medirá 1,70 más o menos), flaquita pero con curvas, pelo rizado color cobrizo a la altura de los hombros y unos ojos verdes preciosos.

Entré en mi casa pensando en ella y en el modelito con el que la había visto esa misma mañana. Mi polla se puso dura al momento, contra el bóxer y el pantalón de uniforme. Me desnudé dispuesto a ducharme y llamar a alguien para ir de copas. Saltó aliviada al ser liberada, dura y dispuesta a ser pajeada como cada día. Me acaricié imaginando la boca de Diana comiéndola, disfrutando de cada cm que entraba. Paré para poder meterme en la ducha y correrme a gusto bajo los chorros del agua.

Empecé a masturbarme con rapidez, notando los chorros correr por mi espalda. Tenía la frente y una mano apoyadas en la pared mientras imaginaba todo lo que haría en esa misma ducha. Mi mano subía y bajaba cada vez más furiosa, imaginando esos labios carnosos comiéndola mientras follaba su boca como un auténtico animal.

Empecé a correrme con un grito de placer a la vez que empezó a sonar el timbre de manera insistente. ‘Joder, quién será a estas horas?’ Pensé apagando la ducha y envolviéndome en una toalla a la cintura.

- Ya va!!!! – dije caminando hacia la puerta.

Al abrirla me encontré un cuerpo medio desnudo envuelto en una batita color melocotón que apenas cubría la barriga. Unas piernas interminables acababan en un coño depilado, como los que me gustan a mí. Subí la mirada y me encontré cara a cara con Diana. Relacionar ese coño con ella me costó una erección imposible de disimular.

- Ho..hola Diana qué tal? – dije haciendo grandes esfuerzos para no meter mi lengua en ese coño.

Pasó su lengua por los labios, esos con los que me había corrido tan ricamente, provocando que mi polla golpeara más la toalla. – Hola Sam, perdona si he interrumpido algo… – dijo admirando mis músculos mojados.

- No te preocupes, acababa de ducharme – y de tener una corrida a tu favor, pensé admirando sus tetas, deseando meter mi polla en ellas y correrme en su boca. – Querías algo?

- Bueno, hoy es mi cumpleaños y quería preguntarte si te apetece venirte a tomar una copa a casa – me dijo mostrando dos de vino vacías.

La miré fijamente, haciendo que dudaba, viendo cómo se ponía nerviosa. Me acerqué un poco más a ella, casi rozando mi polla en su abdomen

- Felicidades Diana – dije bajando mi boca a su mejilla, notando su estremecimiento nada más rozar mis labios. Subí a la comisura y pasé la punta de mi lengua como si fuera su coño. El gemido que se le escapó casi hizo que me corriera en ese momento. – Claro que voy, dame dos minutos que me vista y soy todo tuyo.

CAPÍTULO DOS

Se separó con una sonrisa, girándose para ir a su casa mientras yo miraba ese culo perfecto.

Me metí en la mía quitándome la toalla con una erección de las que hacen historia. No veía la hora de follármela. Me iba a encargar de que me suplicara que la follara una y otra vez el fin de semana entero. Me puse unos vaqueros con unos náuticos cogiendo las llaves y me dirigí a su casa.

La vi de espaldas preparando dos copas, su culo se veía más que apetecible, redondito y respingón.

- Me invitas a esa copa? – le susurré pegándome a su espalda.

Giró su cabeza mirándome con una sonrisa provocadora. – Aquí tiene señor policía, espero que esté a su gusto – me dijo dándome su copa y caminando hacia el salón. La agarré por la cintura cuando entramos, llevándola a mi pecho – Porque cumplas muchos más – susurré bebiendo un poco. Me fije en una bolsa que había en la mesa ‘Las delicias de Valentina’. Me acerqué a ella antes de que Diana pudiera impedirlo – A ver qué tenemos por aquí…

Empecé a sacar unas esposas de las que atan pies y manos a la vez, un vibrador enorme, de los que se meten por el coño y culo a la vez y con unas pincitas para el clítoris. También habían unas pinzas para pezones, unas bolas chinas dobles y unos lubricantes para el culo. Había una caja que al abrirla vi que contenía una fusta para golpear cuando tuviera puesta las pinzas. Ver todo ese arsenal hizo que casi me corriera de gusto. Era lo que buscaba y pensar en usarlos con ella provocaba que subiera al abismo del orgasmo en pocos segundos. La miré con los ojos vidriosos por la excitación, estaba avergonzada y mirando al suelo

- Y esto Diana? – le dije acercándome a ella.

Me miró con las mejillas rojas – Tu me consideras atractiva Sam? Te atraigo sexualmente? – susurró algo nerviosa, dejándome mudo por la sorpresa de sus preguntas. Se apartó negando con la cabeza – Perdona, no debería de haber dicho nada, es una tontería.

La agarré por el brazo atrayéndola a mí – Tonterías? Diana, me tienes loco desde que mudé aquí, cada día me la casco pensando en ti, en cómo te follaría a todas horas si fueras mía… – le dije mirándola fijamente – Antes de que tocaras en mi casa me estaba haciendo una paja en la ducha a tu salud y ahora mismo estoy tan caliente que podría bañarte en leche con sólo mirar tu coño. Así que quiero que me expliques por qué me has llamado y por qué tienes esos juguetes a la vista.

Sus pezones se endurecieron contra su bata al oírme haciendo que acercara dos de mis dedos a acariciarlos y apretarlos con fuerza. Se estremeció con un gemidito bebiendo media copa de un golpe. Se la quité dejándola junto a los juguetes y cogiendo su barbilla levanté su cabeza haciendo que me mirara – Contéstame Diana – susurré pasando mi dedo por sus labios y separándolos – ven, vamos a sentarnos y me lo explicas todo vale?

Asintió acercándose al sofá y sentándose en medio. Me senté a su lado girándome para verla mejor. Tenía una visión perfecta de su cuerpo bajo esa bata. No sé cómo pude contenerme y no meter mi polla en ese momento

- Yo… Yo he fantaseado mucho tiempo contigo y en usar esas cosas tambien contigo – me dijo mirándome – espero que no me tomes por un bicho raro, pero no sabes cómo te deseo…

- Cómo te voy a tomar por un bicho raro?? Si supieras las veces que he fantaseado con amarrarte a mi cama y follarte sin descanso, alucinarías. – le susurré acercando mi boca a la suya – pienso hacer todas y cada una de tus fantasías realidad. Si hay algo que me gusta en esta vida es el sexo duro Diana, muy duro…

Empecé a besarla con deseo atrayéndola y haciendo que se subiera a mí. Bajé mi boca por su cuello hacia su escote, separando las solapas de la bata y pasando la lengua por su canalillo sin quitarle la mirada de encima mientras bajaba un dedo a su coño y acariciaba el clítoris despacito. Gimió arqueándose, mojando mi vaquero. Metí dos dedos follándola con suavidad, acercándome a su oído : – Qué coñito más rico tienes Diana – susurré moviendo los dedos despacito – sabes que voy a hacerle a este coñito en menos de 5 minutos?

Negó con la cabeza gimiendo – No…no lo sé – dijo entre gemiditos y jadeos, mojando mis dedos cada vez más.

Tiré de sus rizos hacia mí moviendo los dedos más rápido – Voy a llevarte a la cama y te voy a atar las piernas lo más separadas posibles – susurré moviendo el pulgar por su clítoris – voy a enterrar mi lengua en él para después follarte con mi dedos y mi polla una y otra vez, hasta que te corras de tantas maneras que no te acuerdes ni de tu nombre. Te haré gritar tanto que te quedarás ronca pidiendo más y más.

Tiré de su clítoris provocándole un gritito mientras la besaba con ganas. Me levanté con ella en brazos agarrándola por el culo, pasando mis dedos por su coño. Metí los juguetes en la bolsa mientras ella cogía las dos copas de vino. – Coge también la botella que vas a necesitar reponer líquidos – le dije bajándola y caminando hacia su habitación.

CAPÍTULO TRES

Mientras ella cogía lo necesario yo iba sacando los juguetes y colocándolos en la mesilla de noche. La sentí entrar mientras colocaba las esposas en los barrotes.

Dejé las copas y la botella en la otra mesita de noche mientras ella ponía música de fondo. Me acerqué a ella pegándome a su espalda y besándola con fuerza. Mi mano bajaba hacia su coño acariciándolo con la misma fuerza mientras desataba la bata y la dejaba caer al suelo. Separé sus piernas frotando mis dedos, con mi erección pegada a su culo oyendo sus gemidos ahogados en mi boca.

La pegué a la pared subiendo sus manos por encima de la cabeza de cara a mí y agarrándolas con una mía mientras que con la otra empezaba a follármela con 3 dedos, lamiendo y mordiendo sus pezones.

- Quieres sexo duro Diana? – le dije al oído agarrándola bien mientras metía y sacaba los dedos con salvajimo, colando un 4 entre sus labios. – contesta o me voy a casa a cascármela pegado a tu pared para que me oigas correrme pensando en tu coño mientras te tengo atada sin poder tocarte…

- Siiii Sam!!!! – gritó arqueándose de placer – lo quiero muy duro!!!!

- Lo vas a tener zorrita – susurré notando cómo gemía al oírme – ahora quiero que te corras gritando mi nombre.

Acaricié su clítoris con el pulgar mientras movía la mano más y más rapido. Lo frotaba a la misma velocidad que los dedos mientras la veía llenarse de espasmos y explotar en mi mano – Saaaaaaaaaaaaaaaammmmmmmmm – gritó arqueándose, llenando mi mano que no paraba quieta de dentro afuera.

- Así me gusta Diana – susurré besándola, ahogando sus gemidos – ésto es sólo el principio de lo que te espera.

Gimió en mi boca, bajando las manos a mi pantalón para sacar mi polla – Shhh eso más adelante, ahora quiero ver cómo te sigues corriendo antes de follarte como te mereces.

La llevé a la cama, tumbándola boca arriba, volviendo a coger las manos y esposándolas. Bajé despacito por su cuerpo, separando sus piernas lo máximo que podía, colocando un cojín bajo su culo. Acaricié el clítoris con la lengua con una caricia mirándola a los ojos mientras veía cómo contraía su cara de placer. Recorrí su botoncito con la lengua, haciendo eses por él, rodeándolo y metiéndolo entre mis labios. Empecé a comérmelo rápido, mirando cómo se retorcía gimiendo intentando cerrar las piernas. Me separé antes de que se corriera – No pares por favor .. – suplicó jadeando.

Me acerqué a su oído: – por favor qué, Diana? – susurré colocando las pinzas en sus pezones – qué necesita mi zorrita?

Gimió retorciéndose – Necesito correrme… Lo necesito – jadeó apretando sus manos con fuerza.

Agarré la cuerdita que unía las pinzas tirando de sus pezones, haciendo que se arqueara con un gemido, llevándola más al borde. La solté y me volví a acercar a su oído: – Yo decido cuándo y cómo se corre mi zorrita, Diana – susurré – tú quieres sexo duro y lo vas a tener.

Cogí la fusta, enredándola en la cuerdita y pasándola por su clítoris, frotándolo con furia mientras metía dos dedos en su coño como un salvaje. Cada vez que movía la fusta las pinzas apretaban sus pezones y notaba su coño apretar mis dedos, llevándola cada vez más cerca del clímax. – Ahora Diana!! – grité soltando la fusta contra el clítoris – córrete como la zorra que eres!!!

Empezó a correrse de manera bestial, encharcando mis dedos mientras gritaba mi nombre desesperada – Saaaaaaaaaaam!!!!!!!!!!!!!! Dioooooooooooooooossssssssssssssss!!!!!!!!!!!!!!

Volví a soltar la fusta aún mas fuerte, provocando más chorros en mis dedos y cama. Mi polla saltó en el pantalón a punto de estallar en un orgasmo animal. Acaricié su clítoris con la lengua mirándola bajar del abismo poco a poco.

Subí a su boca besándola con furia – Te está gustando el sexo duro Diana? – le dije mordiendo su labio mientras la miraba.

- Me encanta Sam – me dijo aún jadeante – jamás me había corrido así ni sola ni con nadie.

Tiré de las pinzas mordiendo su cuello, provocando otro gemido – Te repito que ésto es sólo el principio de lo que te espera – susurré quitándole las esposas y sacando las pinzas – ahora quiero que saques mi polla y me la comas hasta que me corra en tu boca, esa con la que fantaseé follar antes en la ducha.

Me miró pícara, mientras yo me recostaba viendo cómo lamía mi torso bajando y desabrochando mi pantalón. Mi polla salió tiesa, hambrienta.

- La imaginaba todas las noches en esta misma cama – me dijo mientras empezaba a pajearme con una suavidad que me estaba volviendo loco – pero nunca la imaginé tan grande.

- Pues cómetela y disfrútala – dije entre jadeos mientras la veía acercar su lengua al capullo y rodearlo. Se me escapó un gemido, a punto de correrme con esa caricia. – Di..Diana…

Lamió cada parte de mi capullo despacito, rozando la rajita con la punta de la lengua y los dientes. Me mordí los labios aguantando el orgasmo, estaba tocándolo con la punta de los dedos y no sabía de donde sacaba tanto autocontrol. Me agarré con una mano al barrote mientras enredaba los dedos de la otra en su pelo viendo deslizar su boca por la longitud de mi polla. Empezó a comerla con ganas, deslizando su lengua de arriba abajo por el tronco y capullo mientras yo movía su cabeza cada vez más rápido – Dianaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!! – grité soltando la leche en su boca de manera bestial. Chorros calientes y espesos la inundaron mientras yo no dejaba de gritar su nombre.

Volvió a lamer mi torso en busca de mi boca. La atraje a mí besándola desesperado, probando el sabor de mi propia corrida.

- Quiero tu coño – susurré tirando de su pelo – quiero comerlo hasta volverte loca de gusto.

Me tumbé boca arriba haciendo que se colocara de rodillas en la almohada y bajando su coño a mi boca. Metí la lengua follándomela con ganas, sacándola y lamiendo su clítoris con rapidez. Me separé apenas para coger las bolas chinas y empezando a pasárselas por sus labios hinchados sin llegar a meterlas. La oí gemir mi nombre, provocando que me pusiera duro de nuevo.

Mordí su clítoris tirando de él y oyendo su grito al correrse de nuevo, empapando las bolas mientras se las metía de golpe dejando dos fuera con el hilo que las unía.

- Quédate así un momento – dije mientras salía de debajo de ella y me colocaba detrás volviendo a esposarla.

- Has sido una zorrita muy mala Diana – susurré moviendo el hilo de arriba abajo – te has corrido sin mi permiso y eso merece que castigue tu coñito.

La oí gemir, mirándome con los ojos vidriosos, excitadísima – Castígame Sam – susurró jadeando, suplicando.

- Voy a ir a mi casa un momento a por dos cositas que te van a encantar – le dije besando su espalda, bajando a su culo y pasando la lengua entre sus nalgas – Qué delicia va a ser correrse en este culo mientras te tengo a 4 patas.

Mordí sus nalgas y me puse los pantalones mientras la miraba. Mi polla estaba tan dura que casi no cabía. Salí antes de clavársela sin antes abrir su culo y me dirigí a casa. Cogí dos juegos de esposas que tenía junto con una barra de metal. Sólo pensar esposar los tobillos a Diana a ella y follármela así me provocó un dolor en mi polla.


El buen gourmet

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La discoteca se llenaba a cada momento de más público, creándose cada vez un sesgo mayor entre los habituales y los que como yo, estábamos fuera de nuestro hábitat.

Las miradas se clavaban en mí, a veces de forma descarada, otra de manera comedida… Volví a mirar la pantalla del teléfono por si había señales de JJ, pero éste (como descubriría más tarde) estaba conociendo las excelencias de la viagra y no se acordaba de su compañero de viajes.

Me pedí otra copa, para matar el tiempo, mientras esperaba que mi móvil vibrara en cualquier momento. Lo saque del bolsillo para cerciorarme, cuando una voz a mi espalda me dice:

-¿Plantón?

El propietario de aquella voz era un tío de unos cuarenta y largos años de edad, sin ser guapo unas plateadas sienes le daban ese aire interesante de la madurez, observe por su vestuario que al igual que yo que no era de los que frecuentaban el local. El tipo tenía un concepto raro de la moda; confundía la ropa clásica, con vestir antiguo. Porque, la vestimenta que llevaba puesta, no es que hubiera dejado de llevarse; ¡es que no se había llevado nunca! A pesar de sus ropajes, que le daban aspecto de pez fuera del agua, el individuo tenía cara de buena persona y una simpatía, poco común, emergían de sus grandes ojos negros. Así que aparte el deseo de decirle ”¿Le importa?” y le dije tímidamente, y de un modo bastante más amable : – No, un amigo que ha quedado en llamarme y no lo hace

-Pues muy importante debe ser la llamada, porque lo has comprobado como quince veces en los últimos cinco minutos- sus palabras rebozaban de esa seguridad que tienen los que están acostumbrado a que la gente hagan siempre su voluntad.

Lo mire de arriba a abajo, como perdonándole la vida y le dije esbozando una sonrisa:

-Te podría decir que ¿si te importa?, pero como tú mismo te has delatado, llevas cinco minutos mirándome y eso en los tiempos que corren ; es de agradecer .

Me sonrió mostrando un aspecto de él que me pareció hasta agradable, baje las defensas y me dije: “Anda, si no tienes otra cosa mejor que hacer”

Nos presentamos dándonos la mano, me dijo que se llamaba Roberto que era de Burgos y que estaba allí por viaje de negocios, yo le dije mi nombre y que era de Sevilla. Me comentó que conocía la ciudad y me soltó el decálogo de bares de ambiente y saunas de la capital hispalense como si de la tabla de multiplicar se tratara; yo le dije que, aunque hubo un tiempo en que sí, ahora no los frecuentaba mucho, y que actualmente, no me iban muchos los guetos, que lo de estar allí, era algo excepcional; a partir de aquel momento la conversación comenzó a ser más fluida, yo le conté cosas de mi vida, él me dijo que estaba casado, pero que desde muy joven le habían gustado los hombres y llevaba una doble vida; aquello me chocó muchísimo pues la imagen que había tenido de homosexuales casados era la de gente tipo Raphael, y Roberto, que me empezaba a caer bien a pasos agigantados, no podía estar más lejos de ese prototipo; el tió era muy masculino, rezumaba simpatía por todos los poros y era muy zalamero e introvertido.

En un momento determinado, volví a mirar si tenía alguna llamada y nada, mi gesto tuvo que ser muy evidente porque cuando levante la vista me dijo:

-Nada, plantón, ¿no?- al decir esto, una sonrisa que achinaba sus ojos marcando un poco unas imperceptibles patas de gallo.

Entonces le conté la verdad, que estaba esperando que mi amigo dejara la habitación libre, pero esto no ocurría y tampoco quería cortarle el rollo…

Me ofreció irme a dormir con él a su habitación; lo mire extrañado, pues aunque estábamos a gusto hablando, no había habido lugar para que surgiera algo sexual. Ni el se me había insinuado, ni yo le había dado píe a nada. Mi gesto de perplejidad tuvo que ser muy evidente, pues su reacción fue de lo más teatral:

-¡Dormir sólo!- dijo levantando las manos como en son de paz- ¡Lo prometo!

Una hora más tarde y como JJ seguía con su noche apasionada, abandonamos la Roy Black para irnos al hotel donde pernoctaba el burgalés. Desde el momento en que accedí a ir, yo sabía que había abierto la caja de Pandora… Porque existe un código no escrito, y es que si estás en un sitio de ambiente; y para más inri solo: Tú estás caliente y tienes ganas de echar un polvo; ¡ Te pongas, como te pongas!

Ya en la habitación, me dijo que si quería asearme, le dije que sí y me indicó donde estaba todo; cuando salí de la ducha con la toalla amarrada a la cintura, me encontré con que mi anfitrión se había quedado en calzoncillos, tenía un pecho bien formado y peludo; los brazos eran una muestra clara de que más joven había hecho mucho deporte; pero lo que más me puso, fue su abdomen; el cual lejos de ser plano como el de un tío de revista, se veía trabajado y duro, una mata de pelo negro que subía desde su pelvis, cubría por completo su barriga hasta llegar a la parte baja de sus pectorales. Ante tal panorama mi libido se despertó levemente, pero la adormecí diciendo: “¡Noo, tú has venido aquí a dormir!;¿acaso no has tenido bastante ya, con el otro “hetero”?”

Mientras Roberto se duchaba, yo me tendí en la cama cubriendo mis vergüenzas con la toalla, me quede un poco embelesado; pues no lo sentí llegar y cuando fui consciente de su presencia estaba acostado a mi lado, diciéndome:

-Tienes una espalda preciosa,¿ me dejas que te de un masaje? Te vas a dormir superrelejado.

No pasaron ni unos escasos minutos cuando allí estaba yo tendido boca abajo sobre la cama, con una toalla blanca que me tapaba el pompis, y un macho peludo, que se refregaba las manos en un aceite oloroso, sentado en cuclillas donde terminaba mi espalda.

Sus aceitosas manos hicieron maravillas en mis cervicales, masajearon mis omóplatos alternando la suavidad con la firmeza, sus dedos viajaron a lo largo de mi espina dorsal despertando unas sensaciones para mí desconocidas, no sé cuánto tiempo duró aquel placentero ejercicio que el burgalés me practicaba, pero, como muy bien sabía él, en vez de relajarme, estaba haciendo que la bestia que descansaba entre mis piernas, quisiera que la sacaran a pasear…

Sus manos se pararon sobre mi trasero, y empezó a acariciar mis glúteos por encima de la toalla, como vio que yo no ponía impedimentos, me la quito y la arrojó fuera de la cama….Con las dos manos se aferró a mi culo, y comenzó a moverlas sobre él de forma circular…. Tiró con fuerza de mi poniendo mi trasero a la altura de su pecho, escupió varias veces sobre mi hoyo y a continuación sentí como un líquido caliente resbalaba por la raja de mi ano, abriendo la puerta del placer… uno de sus dedos comenzó a empujar suavemente contra mi agujero… cuando vio que era imposible penetrarlo desistió diciendo:

-¡Estamos durito! ¿ein?

Me soltó y volví a quedar tumbado boca abajo sobre la cama, el se tendió sobre mí, apoyando su paquete contra mis glúteos, se desprendió de los calzoncillos y de manera suave restregó su erecto pene entre mis nalgas… Estire la mano para tocarle la polla, al tacto me pareció enorme, sobre todo muy gorda… mis dedos se llenaron de líquido pre seminal cuando acaricie su glande…

Sin dejar de pasar su gordo cipote, a lo largo de la raja de mi culo, tiro de mi cabeza y de forma casi violenta, metió su lengua en mi boca, clavando su pecho contra mi espalda casi dolorosamente… Mi polla atrapada contra las sabanas de la cama, vibraba pues quería salir a jugar… El pareció darse cuenta de ello y metiendo una de sus manos bajo mi abdomen, comenzó a masturbarme…cuando el placer me invadía y antes de terminar sobre las sabanas, hice que me soltara; me incorpore, y por primera vez lo veía completamente desnudo… ante mi tenía un hombre que había perdido toda su normalidad, transformándose en una bestia peluda deseosa de tener sexo… y yo tenía la suerte de que era conmigo. Su polla sin ser enorme, era gorda y cabezona,… una cabeza que parecía que estaba pidiéndome que me la comiera…La introduje en mi boca de forma gutural, de golpe hasta el tronco, hasta que su glande choco con mi campanilla, soporté la leve arcada y seguí mamando… No pasó mucho tiempo sin que nos sumiéramos en un placentero 69. Sus labios se aferraron a mi polla, e intentaba emular la mamada que le estaba dando, si yo aumentaba el ritmo el lo hacia, si yo escupía el también… aunque el tío no era la primera vez que la mamaba, daba la sensación de estar recibiendo una lección de como se hacia, y lo mejor es que aprendía a pasos agigantados… Sus dedos comenzaron a pasear por mi agujero, intente emularlo pero se negó, diciendo que no le gustaba… me corto un poco el rollo… pero seguí mamando aquella rica polla como si fuera la última de mi vida.

Minutos después, Roberto apartó su delicioso nabo de mi boca, diciendo de forma casi complaciente: “¡Espera chiquitín, todavía no me quiero correr!”

Me pidió que me pusiera a cuatro patas al píe de la cama, lo mire desaprobándolo, pero accedí cuando dijo: “ ¡No, no te voy a penetrar!”

Adopte la postura que me pidió, y agachándose en pos de mi ano, hundió su lengua en mi hendidura haciéndome que me retorciera de placer. … Sus manos apartaban delicadamente mis glúteos para hacer mayor la simbiosis entre mi agujero y su boca… Sus lengüetazos lubricaban mi recto y se abrían paso hacia un lugar que hasta ahora le había parecido infranqueable…

Cuando creyó que estaba preparado, y pidiendo mi aprobación de manera silenciosa, me lubrico el ano y se puso un preservativo, mi primer impulso fue negarme ( nunca antes me había follado en un primer encuentro y siempre lo había hecho con gente a la que me unía cierto afecto) pero este tío se lo había ganado y podía ver en sus deseosos ojos, que si no entraba en mi cuerpo; todo lo que había pasado aquella noche no tendría sentido para ninguno de los dos , y sería un polvo olvidable…

Como quería que mi historia con aquel machote casado, perviviera en mi recuerdo. Me relaje todo cuanto pude; con el único fin de que pudiera entrara en mi cuerpo. ,Pero hijo mio, el cipote del burgalés no era gordo, era lo siguiente. Y por más que el pobre lo intentaba, aquello no me traspasaba. Así que Roberto, que no estaba dispuesto a que la noche terminará sin hacer mio su culo, se armó de paciencia y poco a poco comenzó a dilatarme; con un dedo tímidamente al principio, hasta que con muchísimo empeño; consiguió introducirme tres dedos.

-Ya estás preparado… ¿Quieres que entré en tu cuerpo?

- Siiii- dije con una voz impregnada de lujuria.

Cuando la cabeza, de aquel gordo cipote, pasó a lo largo de mi recto, un dolor me invadió las entrañas… El paró su embestida aguardando que mi esfínter se dilatara, cuando fue consciente de este cambio bombeó su cuerpo contra el mío, despacio al principio, después un poco más rápido, hasta que su polla entraba y salía de mi de un modo frenético… Mi cuerpo se debatía entre el dolor y el placer, cediendo ampliamente ante este último a medida que el peludo macho empujaba su cuerpo dentro de mí…

El aguante de mi ocasional amante era tremendo, moviendo su pelvis en pos de prolongar más el placer que atenazaba mi cuerpo, que a pesar de haber sido follado anteriormente, nunca lo habían hecho, con tanta maestría y empeño… nos corrimos al unísono derrumbándonos como dos muñecos rotos…

Aquella noche había practicado el sexo en sus dos vertientes más opuestas, el sexo rápido y guarro que nos puede deparar un W.C. y el más magistral y delicado que te puedas imaginar….

Volviendo a hacer un símil con la gastronomía, aquel sexo fue como la comida de diseño, exquisito pero nunca pareces tener bastante… Aquella noche, me sentía como un buen gourmet, degustando todo tipo de platos, aunque los manjares que había devorado, no se sirviera en platos. Sino en lugares tales, como un mugriento servicio y una habitación de hotel.

Después de permanecer abrazados, el uno contra el otro durante una buena porción de tiempo, Nos dimos un prolongado beso y nos volvimos a duchar….Me invito a que me quedara a dormir con él… Acepte, Juan José no me había llamado- aunque yo en las últimas tres horas tampoco lo había echado de menos, ni siquiera había mirado el teléfono. Me abracé a Roberto y me hundí en aquel libidinoso pecho peludo, para dejarme mecer, al poco, por los brazos de Morfeo….

*****************************************************

-Buenos días guapo…

Que lo despierten a uno así, tiene su magia. Y más si quien lo está haciendo, pocas horas antes te ha regalado todo el placer que otro ser humano te puede dar.

Los buenos días fueron seguidos por unos besos en el cuello y unas caricias en el lóbulo de la oreja; este directivo de Burgos sabía dónde tocarme para que bajara todas las defensas. A pesar, de que sólo habíamos dormido unas escasas tres horas, mi cuerpo volvía a tener ganas de ser cabalgado por aquel semental peludo. Alargue mi mano, hacia su pelvis y pude comprobar que su gordo cipote estaba bien duro. Acto seguido él empezaba a pasearlo por el canal de mis glúteos; me hizo tenderme boca abajo en la cama y muy suavemente paso sus brazos por debajo de mis axilas, irguiendo levemente mi tórax, sin que su polla dejara de hacer el trayecto comenzado. Soltó brevemente mi cuerpo y poniéndose en cuclillas a la altura de mi trasero, escupió sobre mi raja, y siguió masajeando los cachetes de mi culo con su pene. Cuando más complacido estaba por lo que Roberto estaba regalando a mi cuerpo este se apartó diciendo:

-Nene, vamos a hacer las cosas bien- y acto seguido cogió el lubricante y un preservativo.

Dilatado como estaba de unas horas antes, mi cuerpo se abrió rápidamente ante su empuje dejando pasar su grueso miembro a través de mi esfínter; al principio me dolió un poco e intente echarlo fuera de mí, pero pocos segundos después todo su cuerpo caía sobre mí, haciéndome llegar a lugares donde el placer todavía no me había llevado. ¡Cómo me gustaba! Su pelvis se flexionaba al final de mi espalda, introduciendo su nabo cada vez con más fuerza dentro de mi ano…. Mis manos intentaban aferrarse a la cama, como si quisieran con ello dirigir a mi descontrolado cuerpo. Y si al principio mi agujero se resistió a la entrada de aquel dolmen de carne, ahora parecía pedir que más parte de él explorara mis interiores

-¡Más, más mi vida, no pares! – musitaba entrecortadamente mis labios

-Si! no pienso parar!, si! te voy a dar todo lo que ese culito tuyo se merece.

El burgalés empujaba su ancha polla al interior de mi esfínter, sacándola de golpe cuando conseguía meterla del todo. La volvía a meter sin dilación, para volver a repetir la operación. Lo que más me excitaba, era sentir como sus huevos golpeaban mi pirineo. Síntoma inequívoco de que tenía todo su miembro en mi interior. Con mi agujero ensanchado ante el poder de aquel erecto trozo de carne y la maestría y tesón que mi amante demostraba, mi cuerpo se despertaba a un placer que nunca hubiera soñado.

Llegado a un punto, mi cuerpo pareció explosionar, no quería que aquello acabara, mis sentidos querían un poco más de lo que se le estaba proporcionando… Pero a veces, los deseos poco tienen que ver con la realidad y un quejido, casi sordo, salió de la boca de Roberto, señal inequívoca de que había alcanzado el éxtasis, segundos después su semen transitaba por la parte baja de mi espalda… Me puse a cuatro patas sobre la cama y comencé a masturbarme, y tras unos intensos minutos en los que Roberto llegó a meterme hasta tres dedos en mi hoyo, mi boca profería incomprensibles insultos a la vez que llenaba las sabanas de semen. … Extenuados me abrace a él y nos besamos.

No sé durante cuanto estuve adormilado, me saco de mi duermevela la voz de Roberto diciendo:

-¡Dúchate! Que tengo que ir a currar

Cuando salí de la ducha, el corazón se me agito ante lo que se le presentaba a mis ojos, mi fogoso amante se había ataviado con un impoluto y elegante traje negro de rayas. ¡Joder, el tío estaba de toma y pan moja con él! Y lo mejor, es que no hacía falta que me lo imaginara desnudo.

Una vez, me vestí, bajamos a desayunar, el último beso me lo dio en el ascensor; al abrazarme sentí como su polla se volvía a endurecer con nuestro mero contacto… la palpe como despedida, un pequeño murmullo de placer escapo de sus labios.

El desayuno fue rápido, pues tenía bastante prisa, me dio un correo electrónico para que estuviéramos en contacto…( Nunca lo llegué a usar) Yo apenas probé bocado, no sé si porque todavía no había asimilado las peripecias de la noche o porque el tío que en principio, ni me atraía lo suficiente, me tenía anonadado con sus gestos, su porte, sus palabras….Yo por aquel entonces, no había aprendido a aprovechar la fugacidad de estos encuentros, y no podía evitar que en el estómago me invadiera una sensación de tristeza, cuando era consciente de que un buen momento se iba, para no volver….

Nos despedimos con un apretón de manos en la puerta del hotel, él se cogió un taxi y yo me fui caminando. Mire el teléfono, tenía un montón de llamadas perdidas de Juan José , la primera a las siete de la mañana, ¿El cabronazo este donde esperaba que yo pasara la noche?

Antes de salir, por favor, valora el relato y si, te apetece, deja un comentario. Son la gasolina, que hace funcionar a los autores.

(Sí te gustó, y te quedaste con ganas de más… La continuación, la encontrarás en mi perfil: “Sexo en Galicia: Tarde de Sauna”… Esta vez en la sección Gay)

Aventura en la estación

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Despues de haber chateado un tiempo… tras haber hablado mucho… tras haber acordado los detalles del encuentro…

Bajo del tren y miro a un lado y a otro, buscándote. Tu me ves, me haces una señal con el abanico y te levantas dirigiendote hacia mi con una sonrisa y cara de acalorada ¿por el sol o por la situación? Supongo que un poco de ambas cosas.

Llevas un vestido amplio, con falda de vuelo y con la parte superior en forma de blusa con botones. Al menos llevas un par de botones desabrochados que permiten ver un generoso escote. Se aprecia perfectamente que no llevas sujetador, tal y como habíamos quedado.

Mientras nos acercamos nos miramos a los ojos, los tuyos brillan ¿emoción? ¿miedo?. Supongo que los míos están igual, pero en mi caso es emoción… y deseo… Mi corazón late desbocado cuando nos paramos uno frente al otro.

- “Hola, Lola”, digo mientras te doy dos besos en las mejillas.

Y, sin darte tiempo a decir nada más te digo:

- “Hola puta”, digo mientras retuerzo tu pezón derecho por encima de la ropa y al mismo tiempo, poniendo mis labios sobre los tuyos, invado tu boca con mi lengua, forzándote por primera vez.”

Tus ojos se abren de golpe por la sorpresa, pero al momento colaboras en el beso, sin importarte que el anden este lleno de gente y todo el mundo nos este viendo. Nos separamos, me miras e inmediatamente me vuelves a besar.

Nos separamos mirándonos a los ojos y tu te lanzas de nuevo a besarme. Nos volvemos a separar y comenzamos una charla intrascendente.

- “Vamos”, te digo.

- “¿Adonde?”

- “A donde quieras, a donde estemos tranquilos, tu conoces la zona, no yo.”

- “Vamos a mi coche.”

Me coges la mano e inmediatamente la sueltas – “Perdón Amo, no puedo tocarte” – “No pasa nada, con lo de “no quiero que me toques”, ya sabes a que me refería, de otra manera claro que puedes tocarme”

Bajamos las escaleras de acceso al túnel bajo las vías para salir de la estación. Estamos solos, ya que hemos perdido tanto tiempo que los que venían en mi tren ya han salido todos.

Ya en el túnel, de repente te paras, miras adelante, miras hacia atrás, compruebas que estamos solos, acercas tu boca a la mía y me besas con pasión. No es un beso en la boca como “otros”, es pura lujuria, puro placer. Yo lo acepto ardientemente, estas haciendo que mi calentura se dispare a niveles nunca sentidos anteriormente. Te toco a través de la tela buscando tu pezón, lo pellizco de nuevo y gimes. quiero más y estamos “solos”, así que, sin dejar de besarte, meto la mano por tu amplio escote, sintiendo tu piel, tu pecho, buscando tu pezón. Lo pellizco, lo retuerzo y gimes más.

Te separas de golpe. Tu cara es un poema. Colorada, despeinada, arrebolada, con los ojos brillantes de deseo.

- “Vamos” -me dices- “Vamos”

Yo estoy ardiendo de pasión y de deseo. A esas alturas ya me dan igual los Amos, las sumisas, la dominación y la madre que me pario. Solo quiero disfrutar de ti. Si voy a ser (estoy siendo) infiel, lo voy a hacer como dios manda. Ya jugaremos a dominar otro día. Pero estos son solo mis pensamientos, a ti no te digo nada, así que sigues en tu papel intentando “respetar” mis deseos y guardar la compostura (si nos queda alguna).

Salimos a la calle. Hace un sol de justicia y un calor atroz. Llegamos a tu coche, entramos, lo arrancas y pones el aire acondicionado al máximo.

Antes de que puedas arrancar me giro hacia ti y te beso de nuevo. Te desabrocho otro botón del vestido y pasando mi mano por tu ya indignante escote te pellico de nuevo el pezón derecho. Tu gimes de nuevo y no de dolor precisamente. Al mover la mano para tocar el otro pezón me encuentro con algo en él. Es el piercing que te hiciste hace unos días.

(aqui va una imagen, como no se pueden poner en todorelatos, puedes verla aqui: http://lawebdelascosasmorbosas.besaba.com/relatos/pezon.jpg)

Sin pensármelo dos veces meto la mano, cojo todo tu pecho y lo saco fuera, por encima del escote, para admirarlo a fondo. Es precioso.

No puedo resistir la tentación y, agachándome, me meto el pezón en la boca, piercing incluido. Empiezo a golpearlo con la lengua, a chuparlo y a succionarlo como si quisiera absorberlo.

Sueltas un “ahhhhh” que no acabo de entender si es de dolor o de placer y te echas atrás. Me separo y te pregunto:

- “¿Te he hecho daño?”

- “No, nada, pero me dijeron que no lo mojara durante un tiempo. Hace unos días si me hubieras hecho daño porque estaba muy “tierno” pero ya no molesta.”

Mientras te escucho y antes de que puedas decir nada lanzo mi mano al borde inferior de tu vestido, lo levanto un poco y la meto por debajo.

Al instante compruebo tres cosas: la primera, que como putita obediente, no llevas bragas, la segunda es que vas totalmente depilada y la tercera es que ya estas mojada.

Sin pensarlo dos veces meto la puntita del dedo entre tus labios, la humedezco con tus fluidos subo un poco buscando tu clítoris y empiezo a másturbarte.

Tu cara… tu cara es un poema. Rubor, sorpresa, placer, miedo… todo a la vez. De tu boca sale un “ohhhh, ahhhhh, que gustooooo” y al momento, mirando a todas partes a la vez dices:

- “Pero… pero nos pueden ver…”

- “Chisssst, tranquila, yo vigilo, si se acerca alguien paro, aunque separados del coche nadie puede ver nada.”

Tomas mi mano en un débil intento de apartarla. Al ver tus intenciones incremento la presión, cambiando además el ritmo pasando de un arriba-abajo a hacer círculos y darte golpecitos. El placer que te estoy dando debe ser demasiado grande porque apenas das un par de tironcitos sin mucha convicción mientras otro “ooooaaahhhh” sale de tu boca.

Finalmente te rindes al placer. Cruzas los brazos sobre el volante, te inclinas hacia adelante, apoyas tu cara en ellos y te dejas llevar. Gimes más y más. De tu boca solo salen susurros “que gusto, que gustooooo”. Yo continuo másturbándote, suavemente, sin prisas. Finalmente haces unos fuertes suspiros y un “ahhhhh” profundo. Te has corrido.

Te incorporas, me coges la cara con las manos y me besas diciendo:

- “Gracias, gracias, nunca había sentido nada así”

- “Pues si que te conformas con poco, esto no es nada, la tarde no ha hecho más que empezar.”

Dicho esto y sin dejar de besarte, recuerdo el castigo que te prometí, así que disimuladamente meto la mano en mi bandolera y tomando la pinza te la pongo en el pezón, pero sobre la ropa (con una sola mano me es difícil meterla por el escote). Das un respingo, gimes y susurras

- “¿Que me haces? ¿Que me has puesto?”

- “Es una pinza de la ropa, ya te lo advertí, ¿no recuerdas que teníamos un castigo pendiente? Pues aquí lo tienes”

Realmente no se si tus gemidos son de dolor o de placer. Aunque no paras de decir “duele, dueleeee”, me da la impresión de que en el fondo te gusta (posteriormente y según tus propias palabras fue: “No dolió, fue muy sensual, excitante, me gustó”)

Pasados unos segundos y sin dejar de besarte, te retiro la pinza y te digo:

- “Te he tocado, pero no te he visto el coño aun, súbete la falda y enséñamelo”

De inmediato lo haces y yo tras admirarlo, adelanto la mano y vuelvo a tocarte. Esta vez ni siquiera intentas “rebelarte”, solo te recuestas sobre la puerta del conductor, de cara a mi, cierras los ojos y disfrutas.

De repente oyes algo, abres los ojos de golpe, te separas y dices:

- “Viene gente”

Es una familia que ha dejado el coche aquí y va hacia la estación. Realmente no representa ningún riesgo porque esta como a unos diez metros, pero no digo nada.

Tu dices:

- “Vayámonos a otro sitio”, arrancas el coche y enfilas la salida del aparcamiento.

Entras en el pueblo, en dirección a la playa, buscando aparcamiento. Te recuerdo que:

a) Es verano, son las 5 de la tarde, no habrá aparcamiento en ningún sitio

b) En cualquier caso ¿a donde quieres ir? Es pleno día y no hay nada (centro comercial, bar, etc.) cerca ni rincón alguno en que ocultarnos.

Evidentemente todo esta a rebosar, así que tienes que dar la vuelta. Finalmente consigues aparcar en una calle secundaria. Paras el coche y me preguntas:

- “Y ahora que hacemos”

Mientras aparcabas he observado la calle. Son todo torrecitas de una planta con jardín delantero. Hace un sol de justicia así que todo el mundo esta dentro de casa. La calle es secundaria y pasan poquitos coches y aun menos personas.

Así que ante tu pregunta no respondo nada, solo alargo mi mano y vuelvo a másturbarte, mientras con la otra bajo tu escote dejándote con las tetas fuera.

Intentas evitarlo cogiéndome la mano e intentando subirte el escote mientras dices:

- “Aquí no, aquí no, nos pueden ver”

Yo te ordeno:

- “ESTATE QUIETA”

Paras de oponerte y entonces te digo:

- “¿Quien nos va a ver? Casi no pasan coches, nadie pasa por la calle y las casas están cerradas. Si alguien se acerca lo veremos y nos dará tiempo a ponernos “decentes”, no te preocupes que yo vigilo.”

Te relajas e incluso cierras los ojos (supongo que ayuda el que no haya parado de másturbarte en ningún momento). Suspiras fuerte. Ya no te cortas como antes en la estación, ahora te dejas llevar totalmente. Vuelves a cruzar los brazos sobre el volante y apoyas la cabeza en ellos mientras de tu boca solo salen “ahhhhh, ooohhhh” y de cuando en cuando, entre susurros:

- “Que gustito”, “Que bien me lo haces”, “¿Puedo quedarme con esa mano?”

Empiezas a alternar la posición, tan pronto dejándote caer sobre el asiento como a los pocos segundos derrumbandote sobre el volante con los brazos cruzados sobre él.

Tus suspiros se incrementan cada vez más hasta que de repente te aferras al volante muy fuerte con ambas manos, dejas la cabeza en medio y tu cuerpo se tensa de golpe hasta que finalmente con dos “ohhh, ohhhh” tu cuerpo parece que se derrumbe y queda lacio. Parece ser que te has vuelto a correr.

A los pocos segundos levantas la cabeza. Sudas. Tienes los labios húmedos y los ojos brillantes. Te pregunto:

- “¿Como estas?”

- “Mejor que nunca, como nunca, nunca había gozado tanto ni tan seguido”

-”¿Quieres seguir o ya tienes bastante?” (Tu no lo sabes, la pregunta solo es por “compromiso”, en ningún caso aceptare un “no”)

- “Si, por favor, quiero más, dame más placer”

Empiezo de nuevo a pasar mis dedos por tu húmedo coño. Esta vez ya directamente te recuestas en el asiento, abres las piernas y cierras los ojos dispuesta a gozar.

Te desabrocho otro botón, saco tu pecho fuera para chuparte el pezón y la otra mano la paso por el escote para acariciarte el pezón del piercing. Tengo que ponerme en una posición un poco forzada, medio recostado sobre ti para llegar a los tres sitios a la vez, pero a ti no parece importarte y, por supuesto, a mi tampoco.

Pones cara de placer, de vicio, de excitación máxima. Supongo que por eso atreves a pasar a hacer algo más “activo” porque, de repente, con cierto miedo, pones tu mano sobre mi polla por encima del pantalón. La notas dura como una piedra, comprimida por el pantalón y los boxer. De golpe retiras la mano, supongo que aun piensas en nuestro pacto, ya que no sabes que no solo he cambiado de idea sino que estoy deseando que me toques, así que me separo un poco y te digo:

- “Puedes tocar todo lo que quieras, no te cortes”

Por toda respuesta haces un profundo suspiro y lanzas de nuevo tu mano hacia mi polla. La acaricias con furia, la aprietas, intentas rodearla con la mano pero el pantalón te lo impide.

Sueltas un “Ahhh” que más parece un quejido que un suspiro de placer, supongo que causado por la frustración de no poder sujetarla bien. Viéndote tan excitada, continuo con mis mordisquitos y caricias con redoblada intensidad.

Estas empezando a gemir de nuevo cuando veo, a lo lejos, que una abuelita camina por la acera en dirección a nosotros. Me separo un poco (sin dejar de masturbarte) y te aviso:

- “Viene alguien”

Abres los ojos, te incorporas, la ves, te recompones un poco la ropa y con cara de frustración, arrancas el coche y dices:

- “Vámonos a otro sitio”

- “Pero ¿a donde?, dices que no conoces esta zona”

- “No se, a ver si encontramos un sitio mejor”

A regañadientes, no digo nada, pero pienso que es perder el tiempo. Miro el reloj, ya ha pasado una hora y mi tren pasará sin falta a las 20:30.

Conduces hasta la calle principal y en la esquina surte una duda ¿hacia el norte o hacia el sur?

- “No vayas para abajo que ya hemos visto antes que por ahí nada de nada”

Así que tiras hacia la izquierda, pasas bajo el puente de la autopista e inmediatamente giras a la derecha diciendo:

- “A ver por aquí…”

Estamos de vuelta en la calle que va a la estación. De repente ves un hueco y aparcas. Estamos a pleno sol, al lado del talud de las vías del tren. A lo lejos (a unos 50 metros) se ve bastante gente que camina hacia nosotros por la acera y frente a ellos, a su derecha, el final de un paseo, con un par de mujeres hablado y con sus niños pequeños pululando por ahí. Me parece un sitio bastante peor que el otro y así te lo digo:

- “¿Aquiiiiii? pero no ves que es menos discreto aun que el otro”

- “Es que he visto el aparcamiento y no me he parado a pensar, ya me voy”

Pero entonces todo el grupo de gente desaparece de golpe. Observo y me doy cuenta de varias cosas:

a) La calle prácticamente acaba en la estación, por lo que es poco transitada y los pocos coches que pasan va directos a la estación o al paseo, con la vista fija al frente y no se percatan de lo que sucede en (uno más) de los coches aparcados en fila.

b) Justo delante nuestro, donde el grupo de gente ha desaparecido, hay un túnel que comunica con la calle principal, por lo que la gran mayoría de gente se va por ahí.

c) Las marujas que están hablando en el final del paseo están muy ocupadas con su conversación mientras controlan con la vista a los niños, por lo que es improbable que se fijen en un coche aparcado a más de 50 metros.

Por todo lo anterior, me doy cuenta de que el sitio no es tan malo como aparentaba al aparcar y que es mucho más discreto de lo que parece a primera vista.

- “Espera, no te vayas aun, quedémonos un ratito” Y, sin más, comienzo a tocarte y másturbarte de nuevo. Tu empiezas a poner pegas entre gemidos:

- “Nos pueden ver, nos pueden ver…”

- “No, al revés, es muy difícil que nos vean y no te preocupes que yo vigilo”

Y paso a explicarte porque pienso que estamos en un sitio discreto. Finalmente te relajas y vuelves a disfrutar.

Tu mano vuelve a acariciarme por encima del pantalón, con los mismos problemás de antes, la tela no te permite abrazarla por completo y como que, aunque yo mantengo (algo) el control, estoy excitadisimo, me separo un momento, desabrocho el botón del pantalón, me bajo la cremallera, empujo un poco los boxers hacia abajo, y liberando mi polla de toda ropa te digo:

-”Así lo harás mejor”

Y, mientras yo no paro de másturbarte, me la coges con tu mano. Suspiras de nuevo al tocarla y, sin abrir los ojos, pasas la mano de abajo a arriba, la aprietas un poco, sopesándola, midiéndola, hasta que finalmente empiezas muy suavemente a acariciarrmela y menearmela. !Dioooos, que gusto me esta dando¡

No se si sera por la situación, por el morbo, o porqué pero noto como a pesar de haberte corrido ya un par de veces tu excitación no baja, así que me decido a dar un paso más contigo y saco las bolas.

- “Tengo un regalito para ti”

- “¿Que es? ¿que me has traído?

“¿No lo recuerdas? Te lo di a elegir de entre mis juguetitos”, te digo mientras te enseño las bolas.

(aqui va una imagen, como no se pueden poner en todorelatos, puedes verla aqui: http://lawebdelascosasmorbosas.besaba.com/relatos/bolas.jpg)

Las coges, las miras, las tocas y me preguntas:

- “¿Y como se usan? ¿que hago con ellas?

- “Es obvio, metetelas en el coño”

- “Me da miedo, házmelo tu?

Vuelvo a humedecer mi dedo en tu coño (porque sigues mojada) para prepararte un poco. Enseguida noto que empiezas a mojar más, así que tomo la primera bola, la acerco a tu coño y empujo. Me cuesta un poco, supongo que porque estas algo tensa, por la posición y porque es la primera vez que hago esto.

Finalmente consigo meterla y te digo:

- “una”, para inmediatamente empezar a meter la segunda.

No se si por mi inexperiencia o porque tensas los músculos del coño, pero de golpe, con un “ploop” expulsas la bola. Un estremecimiento y un gemido acompañan a la expulsión.

- “Ahhhh, que gustito me ha dado, deja, deja que ya me las meto yo”

Claramente confiada y desinhibida empiezas a metertelas con ambas manos mientras te muerdes el labio inferior y tu cara muestra una expresión entre el placer y la lujuria.

Una vez acabas y sin darte un segundo de respiro vuelvo a másturbarte.

Ahora ya no “disimulas”, te dejas caer sobre el asiento con los ojos cerrados y abres las piernas para sentir mis caricias con toda la intensidad mientras me acaricias la polla con mi mano libre.

De repente (supongo que por la postura y por tu inexperiencia) una bola se escapa con un nuevo “ploop”. Dejas escapar un gritito de placer y supongo que la propia tensión que te produce hace que se escapen dos más, “ploop, ploop”, con sus respectivos grititos. Solo quedan dos bolas, pero creo que estas “a punto” así que incremento la velocidad de mis caricias mientras te pellizco fuerte el pezón y te beso con pasión.

Cuando siento que tus suspiros se convierten en jadeos fuertes y rápidos, y prácticamente resoplas en mi boca, incremento aun más la velocidad, si cabe, mientras presiono con fuerza tu clítoris.

De repente noto como te tensas y como no puedo, con la misma mano, másturbarte y llegar al anillo final de las bolas, paso dos dedos entre la cuerdecita y la ultima bola, pero manteniendo siempre el dedo sobre tu clítoris sin dejar de estimularte.

Cuando siento que empiezas a correrte, estiro hacia atrás y las dos ultimas bolas salen de golpe de tu coño haciendo un “ploop, ploop”.

El efecto es fulminante… y brutal… Todo tu cuerpo se tensa de golpe y se estremece. Sueltas gritos ahogados, ya no grititos o suspiros como antes, ahora son auténticos gritos de placer.

Finalmente, musitando un “ahhhhhhhh”, caes derrengada medio en el asiento y medio sobre mi.

Tu respiración agitada poco a poco se va normalizando mientras permaneces recostada sobre mi.

Al cabo de unos segundos abres los ojos y me dices, suspirando y casi en susurros:

- “Que gusto, que gusto. Y que gustito que dan las bolas.”

Poco a poco te vas recuperando y mientras, yo aprovecho para besarte y sobretodo para tocarte.

Aprovechándome de tu “indisposición”, te he sacado el pecho por encima del escote y beso tu pezón, lo muerdo, lo chupo y lo succiono haciendo que entre en mi boca.

Como ya estas bastante recuperada (y estas volviendo a gemir) aparto mi boca del pezón para besarte, mientras mi mano ocupa su lugar, pellizcandolo sin parar. Tu mano en ningún momento a dejado de acariciarme la polla ni de masturbarme suavemente.

Cuando me separo me dices:

- “mmmm, que ganas tengo de hacer… no, no he dicho nada” – “Venga, no te cortes, dilo…”

- “No, que tu no quieres”

- “¿Y tu que sabes lo que yo quiero … ahora?” -dije, haciendo incapie en el “ahora”- “Si no lo preguntas, no lo sabrás”

- “Es que estoy tan caliente y excitada que me gustaría comértela”.

- “Pues ¿sabes? yo lo estoy deseando?

- “¿Si? ¿de verdad? -preguntas incorporándote del asiento pero sin soltármela en ningún momento- “¿Puedo? ¿Lo dices de verdad?” -preguntas mientras aparece un brillo de excitación en tus ojos, que ya de por si miraban mi polla con lujuria-

- “Lo estoy deseando, adelante” Y te lanzas hacia mi polla con gula. Ahora soy yo el que lanza un “mmmffff” al sentir como tu húmeda boca la engulle casi entera. Un “aaahhhhh” cuando empiezas a subir y bajar mientras a la vez “succionas”.

Sin lugar a dudas es la mejor mamada que me han hecho nunca (se que suena a tópico, pero así es, me la han mamado pocas veces y realmente más que mamadas han sido unas chupadas y sin llegar a mucho más). No se si por la “novedad” o porque realmente me da muchísimo placer la forma como lo haces. Caigo recostado es el asiento y me incorporo de nuevo. Tu te das cuenta de porque reacciono así y me dices:

-” Tranquilo, ya vigilo yo, tu relajare y disfruta”

Me dejo caer en el asiento y cierro los ojos dispuesto saborearlo bien. Cuando bajas la boca “hinchas” las mejillas de forma que solo siento el contacto de tus labios amoldados a mi pene y la húmedad y calor de tu boca en la parte que vas engullendo.

Cuando subes “relajas” las mejillas de forma que además de sentir tus labios, la humedad y el calor, me da una sensación de succión que me hace estremecer.

Al bajar no es tan sumamente intenso pero, cada vez que subes, una oleada de placer recorre mi cuerpo haciéndome, más que suspirar, bufar fuerte.

De repente para y dices:

- “Mierda, viene gente”

Pones cara de malestar y frustración (yo, la verdad, no se la cara que pongo, estoy medio aturdido) violentamente te incorporas y, arrancando el coche dices:

- “Vámonos”

- “¿Adonde?”

- “Donde no pase gente”

- “Pero si ya hemos dado mil vueltas antes y este sitio no es tan malo”

- “Quiero un sitio donde no haya nadie”

Total, que medio frustrado, no te digo nada más por no alargar la discusión y además porque ya has sacado el coche y subido por el paseo.

Un par de cruces más tarde vemos la calle de enfrente con la señal de “calle sin salida”

- “Prueba por ahí” – te digo

Avanzas hacia el final de la calle y aparcas tras el ultimo coche. Efectivamente la calle no tiene salida. Bueno, si la tiene, se convierte en un camino de tierra, pero por la cantidad de malas hierbas que crecen en los margenes e incluso en el mismo camino, se aprecia claramente que casi nadie pasa por el.

Las torres que flanquean ambos lados tienen todas vallas altas y opacas. Todas las del final de la calle, donde hemos parado, tienen las ventanas bien cerradas (señal inequívoca de que no hay nadie), salvo una, pero queda detrás nuestro y el propio coche nos tapa. Los coches aparcados aquí deben corresponder a las torres del principio de la calle.

No se ve un alma por la acera y el silencio es sepulcral, no se oyen ni los coches que pasan por la calle por la que hemos venido, ya que hay más de cien metros hasta la esquina. Dudo que encontremos algo mejor. Si no es perfecto se le parece mucho.

Con el viaje nos hemos enfriado ambos, así que me veo en la obligación de empezar de nuevo (ayyyy, lo que hay que sufrir). De manera que sin darte tiempo a reaccionar, me lanzo sobre ti y comienzo a rozarte de nuevo.

Te rozo, meto un poco (ya sin ningún reparo) la puntita de un dedo dentro de tu coño. Estas seca, totalmente. Pienso que has llegado a tu limite y estoy a punto de sacarlo cuando desde el fondo de tu vagina noto como baja de golpe tu flujo. Estas mojando y de que manera.

(Por cierto, quizás alguien piense que es causado por mi poca experiencia, pero…. ¿Habéis imaginado algo tan excitante? ¿una sensación más poderosa? Una mujer mojando solo con que TÚ la roces. Mis experiencias ese día fueron espectaculares, me corrí yo, se corrió ella. Pero nada me produjo una sensación tan “potente”, nunca había sentido una sensación tan satisfactoria como la que acabo de describir).

No hay duda, no solo no te has enfriado (o no lo suficiente) sino que sigues caliente, asi que me decido a volver a meter la mano en la mochila y sacar otro “juguetito”.

- “Pues… veras… tengo otra sorpresita para ti, otro regalito”.

- “Algo más? ¿Que es?”

- “Pues esto”

Y te enseño el vibrador. Te quedas un poco extrañada mirándolo mientras preguntas.

- “¿Eso que es? ¿Es lo que me imagino?”

- “¿A ti que te parece?

- “¿Y que quieres que haga con el?

- “Pues muy fácil, metertelo en el coño”

Lo enciendo y te lo doy. Totalmente desinhibida lo coges, sin mucho esfuerzo te lo metes y, sin mostrar ninguna expresión especial, me preguntas:

- “Ya esta, ¿y ahora que? Yo me quedo entre traspuesto y sorprendido. No me puedo creer que, con lo caliente y excitada que estas, no te cause ningún efecto. Pienso que bueno, quizás unos juguetes te causan mas sensaciones que otros, que se le va a hacer, siempre nos quedaran las bolas. Te pregunto:

- “¿Como que qué? ¿No te gusta la sensación de vibración?”

- “¿Que vibración?”

- “¿No la sientes?”

- “No siento nada, bueno, si, que lo tengo dentro”

No entiendo nada. Pongo mi mano sobre la base del vibrador que sobresale de su coño y compruebo… que esta ¡¡APAGADO!!.

Es un vibrador muy sencillo, de aquellos que la propia tapa de las pilas va a rosca en la base y a la vez hace de interruptor, desenroscando un poco. Debe haberse aflojado en el momento de dárselo.

Una picara sonrisa se me escapa mientras pienso “ahora te vas a enterar”. Lo cojo por la base y empiezo a moverlo hacia dentro, hacia afuera, para arriba, para abajo… Como quien no quiere la cosa te voy estimulando y follando con el. ´

- “Pues no se que pasa, que raro, a ver, a ver…”

Con cada movimiento tu te estremeces mientras sueltas suspiros entrecortados “ahh”, “ohh”.

Cuando llevo un ratito “follándote” así, te digo:

- “Pues no se… a ver así…”

Y de golpe, mientras te lo meto a fondo lo enciendo.

Tu reacción es bestial, supera todo lo que jamas hubiera imaginado.

Gritas un “aaaaaahhhhh” tan fuerte que casi es un alarido. Tu cuerpo se tensa de tal manera que tu culo se levanta del asiento mientras diversos espasmos recorren tu cuerpo. Es como si en vez de un vibrador te hubiera metido un cable de alta tensión.

Por un momento me asustas y pienso “a ver si le hecho daño”, así que me detengo y te pregunto:

- “¿Estas bien?”

- “Siiiiiiiiiiiii, dios, siiiiiiii, que placeeeeer”

Tu respuesta causa en mi el efecto de un disparo de salida. Empiezo a “trabajarte” intensamente. Lo meto y lo saco cada vez más rápido, a la vez que lo muevo en distintas direcciones. Hago “círculos”, lo inclino hacia abajo, lo inclino hacia arriba para transmitir la vibración al clítoris. Y luego todo a la vez, cada vez mas rápido, más y más.

Estallas. No hay otra palabra para describirlo. Si tus otros orgasmos han sido cada vez más fuertes, este se sale de escala. Violentos espasmos recorren tu cuerpo. Aunque tienes la boca abierta de ella solo sale un ahogado, “aaaaaahhhhh”, casi entre susurros. No tienes fuerza ni para chillar.

Poco a poco voy aflojando la intensidad, lentamente hasta que se queda en un suave vaivén. De la misma manera, tu cuerpo va dejando de temblar y tus jadeos se convierten en respiraciones profundas. Aprovecho que empiezas a relajarte para parar y sacarte el vibrador, pero sigo acariciándote con en dedo muy suavemente.

Finalmente, con un suspiro profundo, tu cuerpo se relaja y te recuestas totalmente sobre el asiento. Estas destrozada.

- “¿Que tal?”

- te pregunto Casi sin abrir los ojos y con la voz entrecortada, me respondes: – ” Bufff, mejor que nunca en mi vida. Jamas había sentido algo como esto”

- “¿Bien?”

- “BIEN, muuuy bien”

Mi dedo, que en ningun momento a dejado de rozarte, empieza lentamente a incrementar la estimulacion mientras te digo:

- “Se ha quedado satisfecha la señora o quiere más?

- “No, no, por favor, para, no puedo más. Ademas, creo que se me ha irritado un poco”

Con una ultima caricia, saco de inmediato mi dedo y me siento mas cómodo en el asiento (hay que ver como cansa estar un buen rato “entregirado”, definitivamente, un coche es excitante, pero muy incomodo)

Tú, que en ningún momento me has soltado la polla y que a estas alturas esta como una piedra, me sorprendes empezando a bombear mas fuerte.

Yo suelto un gemido, entre “mmmm” y “aaaahhh”. Al oírme te incorporas, y empiezas a darme caña mientras me dices:

- “Ahora te toca a ti, te vas a enterar”

Empiezas a darme fuerte, con ganas. Tu boca forma una pequeña sonrisa picara y tus ojos brillan por las excitación, me estas diciendo con esa mirada que quieres que disfrute, que quieres sentir como me corro… por tu mano, por ti.

Yo empiezo a suspirar mas fuerte, me recuesto en el asiento y cierro los ojos, disfrutando del placer que me estas dando.

De repente siento algo que me hace estremecer de gusto mientras un “aaaaaahhhhh” escapa de mi boca y es que ya no siento tu mano sino que siento un calor “especial”, una “humedad” especial por toda mi polla.

Aunque se de sobras de que se trata, abro un poco los ojos para poder verlo y, efectivamente, te veo casi de rodillas en tu asiento, inclinada sobre mi… chupándomela.

Vuelves a hacer los mismos movimientos de antes, de arriba a abajo, pero succionando a la vez.

Me estoy derritiendo de gusto.

Noto una diferencia con la mamada que me has empezado a hacer antes. En aquella ocasión no es que fueras mas brusca sino que… no se… el estar en la calle, no estar tan tranquila, era mas “improvisada”.

Ahora no, ahora me la estas chupando a conciencia, quieres hacer un buen trabajo, quieres, nunca mejor dicho, que me corra de gusto. Y lo estas consiguiendo.

Cuando bajas mi cuerpo se estremece por la sensación y de mi boca sale un “buuuffff”

Cuando subes, succionando, la sensación es aun mejor. Mi pelvis sube acompañando tu boca, mientras un “aaaaaahhhhh” se escapa de mi boca. Cada vez que llegas al final y atrapas unicamente mi capullo, siento que voy a explotar de placer. Nunca había sentido algo así. Te digo:

- “Como sigas así, al final me correré, y no te pienso avisar”

- “Eso quiero, que te corras, hazlo cuando quieras. Solo una cosa, no me lo pienso tragar” – me dices mientras miras hacia ambos lados de la calle (por si viene alguien)

Tus palabras me han calentado mas si cabe, pero tus miradas me han dado un cierto miedo. Tal y como estoy de caliente en estos momentos no soportaría que alguien pasara y volvieras a coger el coche para cambiar de sitio.

Se que habitualmente soy “lento”, puedo aguantar un buen rato hasta correrme, pero por esa misma razón, hoy no me interesa ser así, ademas no se si habrá otra ocasión para quedar contigo, no se si lo de hoy se repetirá. No puedo desaprovechar esta oportunidad, así que me quiero correr cuanto antes.

Pero también, para una vez que estoy siendo infiel (y por si acaso es la única) quiero saborearlo, disfrutarlo al máximo, sentirlo de tal forma que lo recuerde siempre.

Así que me dejo caer en el asiento pero no cierro los ojos, quiero verte, grabar en mi cerebro todo lo que me haces, todo lo que estoy sintiendo. Me concentro en el placer que me estas dando.

(continuara)

Obsesión

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El niño correteaba por el prado alegremente, iba vestido con una camiseta blanca de manga corta y unos pantalones a cuadros de pijama, y llevaba bajo el brazo un osito panda de peluche decididamente cabezón. En el prado había virutas de madera, y cada vez que el niño pisaba cerca de una, ésta saltaba por el aire y se convertía en una mariposa de madera, que revoloteaba como una marioneta, y el pequeño la perseguía, saltando y sorteando arroyuelos de agua que tintineaban. El hombre le miraba, sonriéndole bondadosamente y el pequeño se dirigió a él. Iba vestido igual que él, pero sus ropas eran más grandes. El niño llegó hasta su lado y el hombre, sentado en la hierba, acentuó su sonrisa y le acarició el pelo castaño claro.

-Cuando crezcas, se hará más oscuro. – dijo el hombre.

-¿Quién eres tú? – Preguntó el niño.

-Soy tú. Dentro de algún tiempo.

-¿Tú eres yo de mayor….? – el hombre asintió, y el niño le miró con extrañeza, no del todo convencido – soy… enorme.

Un agudo rugido de felino rasgó el aire, y el niño se volvió dando un respingo. Una tigresa blanca de ojos azules aparecía por el horizonte, acercándose con ágiles saltos. Era un animal ruso, de Siberia, el niño no sabía por qué estaba tan seguro de aquello, pero lo sabía a ciencia cierta. En mitad de un salto, el animal cambió, y se transformó en una mujer de grandes ojos, cabello claro y que vestía de blanco.

-¿Quién es? ¿Es Mamá? – el hombre rió.

-No, no es Mamá… Es Irina.

-Me gusta. ¿Me sostienes esto? – El niño le dio el osito cabezón al hombre, y echó a correr hacia Irina, que le tendía los brazos. A cada paso que daba, el niño creía un poco más, se hacía adolescente, su cuerpo crecía, aunque no demasiado, pero se reforzaba visiblemente, haciéndose ancho de espaldas y de brazos fuertes… y podía notar cómo también paso a paso, crecía entre sus piernas una dulce sensación de excitación. Irina vestía un largo vestido escotado, parecía que llevase un camisón, pero le recordaba mucho a su vestido de bodas. Para cuando llegó junto a ella y lo estrechó entre sus brazos, Oli era completamente adulto y tenía una feroz erección. Detrás de ellos, un glaciar se hacía pedazos y se fundía, y el agua bañaba todo el paisaje en ríos caudalosos.

-Mi Oli, mi niño… ¿recuerdas nuestra primera vez? – Oli asintió, besando suavemente la boca de Irina, que hablaba sin mover los labios – Viniste a mí como un niño… siempre te recordaré así, inocente y tierno, tan dulce… mi niño… -Cuando quiso darse cuenta, Oli no tocaba el suelo, Irina lo tenía en brazos con ternura, y volvía a ser un niño, y lo que sentía entre las piernas, ya no era una excitación agradable, sino una especie de escozor inquietante. Aquello no entraba en sus planes ideales…

-Pero yo… Irina, yo no quiero ser un niño. – Protestó con voz aguda, agarrándose el miembro, que le escocía, mientras los ríos aumentaban de caudal y los cercaban. El ruido del agua empezaba a hacerse insoportable.

-No puedes evitarlo, cielo… Pero yo te quiero igual. – Irina le besó tiernamente la cara y le apretó contra ella, agarrándole de la cintura, presionándole el vientre. Oli sintió alivio mezclado con culpabilidad, algo iba mal, algo iba muy mal… qué calor sentía de pronto… Estaban metidos hasta el cuello en agua, agua caliente, muy caliente…

Respingué en la cama. Estaba abrazando a Irina por la espalda y ella me agarraba el brazo, había tenido un sueño muy intenso y el recuerdo me horrorizó. “No, por favor, por favor, por favor, que no sea lo que me estoy imaginando…”. No quería ni moverme, pero todavía medio aturdido por el sueño, empecé a retirar el edredón lentamente, mientras mi estado de nerviosismo subía a cada centímetro que bajaba por la ropa de cama, hasta que descubrí que lo temía era verdad… una delatora mancha húmeda me calaba desde la entrepierna a las rodillas y parte del vientre. Había mojado la cama.

-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH! – No pude contenerme.

*************

-Oli, los accidentes ocurren. No es para ponerse así, debiste beber mucha agua antes de acostarte y el sueño era demasiado profundo y no despertaste, eso es todo. – Irina me disculpaba, ni siquiera cuando la desperté con mi grito de horror y descubrió que ella también estaba empapada por mi culpa, se había enfadado. Ni se había reído de mí. Había dicho que no tenía importancia, que era algo que a cualquiera podía ocurrirle. No había duda de ello, pero, ¿por qué esa clase de cosas que “podían ocurrirle a cualquiera”, SIEMPRE me ocurrían a mí…? Estábamos quitando las sábanas mojadas cuando Irina me miró con ternura – Cielo, ve a ducharte, yo acabo con esto, y luego iré yo. Y no pienses más en ello.

Estuve a punto de negarme hasta que termináramos de hacer la cama, pero estaba tan avergonzado que pensé que sería efectivamente lo mejor, borrar “las huellas del crimen” sin duda me ayudaría algo. Qué mal me sentía. Cogí calzoncillos y un pijama limpios y me fui al cuarto de baño sin atreverme a levantar la cabeza. Al mirarme en el espejo del baño, vi que la piel que se asomaba por mi recién estrenada barba, estaba colorada como un tomate. No era de extrañar. ¿Cuándo había sido la última vez que me había… que me había orinado encima? Puede que la última, la última, tuviera cinco años. Sí, eso era, esa fue la última vez. Mis padres me habían acostado un poco más temprano que de costumbre porque querían ver una película de terror que ponían en la televisión, y querían asegurarse de que estaba dormido para cuando empezara, pero yo sabía de esa película y me entró curiosidad, y no se me ocurrió otra que ir al salón a hurtadillas para intentar atisbar.

En realidad la película era una chapuza, una de esas viejas películas de Drácula que vistas hoy día dan más risa que miedo, pero a la edad de cinco años, yo estuve a punto de chillar de pánico tirado en el suelo, oculto en la oscuridad, pegado a la pared del pasillo de nuestra vieja casa, al ver aquél vampiro de diabólicos ojos rojos y colmillos larguísimos empapados en sangre. Apenas vería un cuarto de hora de película cuando me volví a mi cama, muerto de miedo, y viendo vampiros por todas partes. A mitad de la noche, con todo a oscuras y en silencio sepulcral, me entraron ganas de ir al baño y no fui capaz, me daba demasiado miedo que al salir de la cama viniese a por mí Drácula, así que resistí todo lo que pude, rogando porque amaneciera, porque se levantaran mi padre, mi madre, o hasta mi hermana mayor, pero llegó un momento que ya no fui capaz de aguantar más y me lo hice encima. Al día siguiente mi madre me dijo que no tenía importancia y que así aprendería a quedarme en la cama cuando me mandaban a la cama. Resultó que me habían descubierto, pero pensaron que era mejor medicina dejarme ver aquello y que yo mismo claudicara a que ellos me llevaran de nuevo a la cama para que me escapara otra vez o lo volviese a intentar otro día… desde luego, dio resultado.

Pero esta vez, no había visto nada terrorífico, y actualmente ya no me da miedo el cine. O me lo da, pero no tanto como para impedirme salir de la cama a mitad de la noche si tengo una necesidad perentoria. Mientras me quitaba el pijama empapado y lo hacía una pelota para cubrir con las zonas secas las mojadas y poderlo dejar en el suelo sin manchar la cerámica, recordé qué había pasado la noche anterior que hubiera podido motivar algo así… La noche anterior, o hace sólo unas horas mejor dicho, porque ahora mismo eran las dos y media de la madrugada, Irina y yo habíamos cenado bien, una cenita ligera. Antes de eso, habíamos tenido un… momento íntimo. La verdad que mientras íbamos a casa en mi pequeño Smart azul, mi mujer me había acariciado la rodilla y me había dicho que no tenía ganas de salir por ahí, que prefería que nos quedásemos en casa… Yo había sonreído, y al dejar el coche en el garaje, Irina se soltó el cinturón y se abalanzó sobre mí. Todo aquél que haya estado dentro de un Smart, sabe que hacer el amor dentro de él, es prácticamente imposible, no hay sitio para nada. Intenté que ella desistiera, ya estábamos en casa, sólo teníamos que subir un piso… no hubo forma, se sentó sobre mí, se desabrochó la blusa y cuando quise darme cuenta…

No puedo oponer resistencia a Irina. No soy capaz. Así que a pesar de casi nos dábamos con la cabeza en el techo del coche, a pesar de que ella tenía que estar clavándose el volante en la espalda, a pesar de que yo apenas podía moverme y tenía las piernas dormidas, empujé lo mejor que pude mientras ella se movía sobre mí y gemi ahogadamente cuando me descargué dentro de ella. Irina me besó gimiendo con dulzura, frotándome la barba. Yo sabía que ella no había terminado y quise continuar, pero me sonrió y susurró “en casa”. No sabía por qué me hacía acabar a mí y ella se hacía esperar, pero se quitó, con cierta dificultad y subimos a casa. Y yo, a pesar de que acababa de tener un orgasmo, no podía dejar de pensar que mi Irina iba sin bragas…

Apenas abrimos la puerta, nos lanzamos a besarnos. Había sido bastante apasionado, recordé mientras hacía correr el agua, caliente, pero esta vez sin connotaciones humillantes… Recordaba que la había aupado en brazos por la cintura y casi no había tenido oportunidad de llegar, no ya a la cama, sino casi ni al sofá, pero lo logré, y no fue fácil, porque Irina me había desabrochado los pantalones, se me iban cayendo y tuve que hacer los últimos tres metros dando saltitos. El sofá protestó sonoramente cuando nos dejamos caer sobre él. Irina me acarició la cara, mirándome como si no pudiera creer que fuese yo… Cuando me la dejé crecer, esperaba que le gustase mi barba, pero no pensé que fuese a enloquecerla de tal modo.

Había aprovechado la semana anterior, que había ido a ver su madre durante cuatro días, mientras duraba la Semana Blanca en el Instituto, pero como en la Universidad no se da que se supriman las clases porque se marche medio mundo a hacer esquí, yo tenía que quedarme. Se marchó del domingo al jueves por la noche, para estar conmigo el fin de semana, yo el día de su marcha no me afeité ya, y como mi barba es muy oscura y cerrada, para cuando regresó yo parecía un náufrago que hubiera estado dos meses alejado de la civilización. Lo mío, no es una pelusilla sexy al estilo del doctor House o de Indiana Jones, lo mío era un tapizado marrón oscuro que me cubría la piel por completo. La había cuidado bien, eso sí, las barbas son sucias y si uno se la deja, tiene que procurar que esté aseada. La había recortado bien del cuello y las mejillas para que no quedase demasiado alta ni me diese aspecto descuidado, había perfilado con cuidado el bigote, la enjabonaba bien todos los días al ducharme y el acondicionador del pelo lo usaba también en ella, para no pinchar como un cacto. La cosa, era tener un aspecto algo menos inocente al que está acostumbrada mi Irina, pero no destrozarle la cara cuando quisiese darme un beso.

Cuando aquélla noche de jueves, Irina regresó, yo estaba un poco nervioso, ¿y si no le gustaba que llevase barba? Bueno, me la afeitaba y en paz, claro, pero… me haría ilusión que le gustase. Llamó a la puerta, la abrí y mi mujer puso cara de sorpresa, y una sonrisa se abrió en su rostro. Mi corazón palpitó con rapidez, parecía que le gustaba…

-¿Y esa barba…? – preguntó, sonriente.

-Por cambiar… ¿Te gusta?

-¡Me encanta cómo te queda! – No pude sentirme más feliz. Pero lo cierto es que desde entonces, íbamos a ritmo de tres… “encuentros” diarios. Esa misma noche, apenas pude ayudarla a entrar su maleta en casa cuando ya estaba abrazada a mí, metiendo los brazos por dentro de mi camiseta. Quise llegar a la alcoba, darnos tiempo, pero no hubo modo… Ronroneando y sin dejar de besarme, me subió la camiseta y se agachó para besar mi pecho, mi vientre, agarró la cinturilla de mi pantalón y tiró de él, tanto para bajarlo, como para que me agachase yo también, y allí mismo, en la alfombra del salón, me hizo el amor, susurrando quedamente en mis oídos “te he echado mucho de menos, Oli… muchísimo”.

Pensaba en aquello mientras me enjuagaba el pelo, y reconocía que me gustaba recordarlo, me hacía sentir muy bien el pensar que Irina me deseaba tanto, por más cansado que estuviese a cambio… estiré la mano para coger la botella del gel, y descubrí que la había dejado fuera. Estuve a punto de maldecir, pero oí que mi mujer entraba en el baño, así que se lo pedí.

-Irina, perdona, ¿me pasas el jabón? – no había ni terminado de hablar cuando sentí su presencia a mi espalda y su voz un tono más bajo de lo normal al contestarme:

- ¿Por dónde…?

Una sirena de bomberos resonó en mi cabeza, pero ya era tarde. Irina estaba a mi espalda, y ni siquiera se había quitado el camisón, sus manos acariciaban mi cuerpo, me volví y vi que el agua le perfilaba los pechos y los pezones erectos, los mechones de cabello húmedo se le pegaban a la cara y al cuello y me miraba con esa mirada brillante que tiene cuando me desea. Por un lado, quizá me diese un poco de miedo, pero tenía un aspecto tan lujurioso, así sin desvestir siquiera, que mi cuerpo empezó a reaccionar por su cuenta, ignorando que me dolían hasta las corvas por todas las erecciones que había tenido. Mi Irina parecía a punto de soltar una carcajada de bruja villana con esa cara de picardía que tenía, pero yo tenía unos nervios tan dulces girándome en el estómago, que no atiné ni a cubrirme con las manos, sólo acertaba a intentar mantener la mirada fija en sus ojos, porque los míos se desviaban a sus pechos sin que pudiera evitarlo. Ella me tomó de las manos, llevó una a sus pechos, y el tacto de la brillante tela húmeda me electrizó, recorriendo mi espina dorsal en un calambre de placer y ganas, y mis dedos se crisparon sobre su pecho, apretándolo sin poder contenerme… mi otra mano la llevó a su boca y se metió dos dedos en sus labios, chupándolos lujuriosamente, y un gemido me vació el pecho de aire.

-Ay, Dios mío… – solté, mientras notaba que lo de mi pene no era ya una simple reacción, sino que gritaba por atención, hiperactivo ante los poderosos estímulos. Irina me sonreía, mirándome a los ojos mientras lamía y chupaba mis dedos temblorosos, y yo no dejaba de preguntarme confusamente qué le había pasado a mi esposa… siempre era muy apasionada, siempre tenía ganas, pero este desboque era nuevo para mí. No obstante, mientras yo intentaba pensar, mi cuerpo sólo quería actuar, y la mano que tenía en sus pechos se movió sola hasta sus nalgas y la apreté contra mí. Irina dejó escapar un gemido y me mordió ligeramente, sus mordiscos hacían cosquillas, como un gato que te muerde jugando, y mi piel se erizó de gusto, mientras sonreía, nervioso y excitado, apretándola, y mis dedos, como con disimulo, empezaban a reptar por la tela, arremangándola, para llegar a la piel.

- Oooh… ¡Oli, fóllame! – jadeó desmayadamente mi Irina, abrazándome para lamer mi cuello y mi nuca, mi maldito punto débil que ella tan bien sabía utilizar, y me pareció que me salía humo de la cabeza, había usado una palabra que para mí, era increíblemente fuerte, una grosería, pero dicha de sus labios y en aquélla situación, me parecía hermosísima, y lo que es peor: terriblemente excitante. Ahora con las dos manos libres, le arremangué el camisón ya sin disimulos y embestí, penetrándola a la primera; estaba claro que mi pene, era mucho más listo que yo. -¡Aaaaaaaaaaah, sí, sí! – gritó ella con fuerza, y tiró de mi cabeza para que la enterrara en sus pechos cálidos, me soltó la nuca por un momento, y dio más potencia al agua caliente, sentí que me quemaba la piel, pero me encantó, y empecé a bombear como si mi vida dependiera de ello.

-Me… me vas a matar, Irina… me vas a volver loco… – jadeé con esfuerzo, mientras mis caderas se movían como si tuviera un motor en ellas y la abrazaba con fuerza y ella no dejaba de dar mordiscos en mi cuello y mis hombros… cada presión de sus dientes sobre mi carne me electrizaba y hacía que mis rodillas temblasen, ¿cómo podía ser tan bueno? La lengua de Irina lamía mi cuello, buscando el inicio de mi barba, y empezó a lamer la piel peluda de mis mejillas, jadeando, con los ojos entornados de placer.

-Me encanta tu barbaaaa… – gimió, crispando sus manos en mis hombros, estremeciéndose a cada empujón, no le faltaba mucho para llegar – Adoro como te queda… mmmh… pareces tan… rebelde, tan… ¡Ah, estás guapísimo con ella! – se lanzó a lamerme la cara como si fuese superior a todas sus fuerzas, buscándome la boca y nos fundimos en un furioso beso de tornillo, nuestras lenguas parecieron luchar e Irina me abrazó con una pierna, acariciándome las corvas con el talón, haciéndome sentir escalofríos de gusto… “Así que es eso” pensé confusamente “Sí que es por la barba, no le parezco inocentón ni niño, con ella le parezco un rebelde… Me gusta”. Pensando en aquello, vencí mi vergüenza y la apreté con más fuerza de las nalgas y subí una mano para apretar sus pechos, sus pezones erectos que parecían querer romper la tela del camisón, tiré de él para sacarle los pechos por el escote, pensando torpemente que mi Irina, así empapada y seductora, me recordaba mucho a una sirena. Ella gimió, sonriente, le encanta cuando me suelto, aunque sólo sea un poquito… un furioso latigazo de placer me laceró desde las corvas a la nuca, no podía más…

Irina se dio cuenta y me mordió en el cuello, apresando mi piel entre sus labios, y un grito de placer se me escapó. Mi primer impulso fue taparme la boca, me da corte gritar tan fuerte, pero en lugar de eso apreté mis manos en su piel, estrechándola contra mi pecho, fundidos y empujé más fuerte, sintiendo cómo los gemidos de mi Irina subían de tono y sus hombros se encogían, sus caderas se mecían sobre mí, buscando más placer, y entonces abrió los ojos para mirarme, una mirada sorprendida y desvalida, mientras sus mejillas se encendían de gusto, gemía sonriendo como si se le escapara el alma, luchando por mantener los ojos abiertos, y no pude resistir más, era demasiado hermoso, y mi placer alcanzó su límite, me puse de puntillas sin darme cuenta, todo mi cuerpo tenso como una goma, mis nalgas dando calambres para expulsar la descarga que salió disparada al vientre de mi Irina, mi preciosa Irina, en medio de jadeos esforzados… mi cuerpo temblaba cuando nos estrechamos el uno al otro y nos besamos bajo el chorro de la ducha.

-¿Sabes, Oli, que….? Tu cochecito, el Smart, es muy pequeño, pero el mío, el Atos, es un poquitín mayor… y nunca te he hecho el amor en un coche, porque lo de antes, no se puede llamar así, apenas podías moverte… ¿Qué tal si nos vestimos, y vamos a dar una vuelta en mi coche, buscamos un rinconcito tranquilo y…?

-¿¡Pero qué te ha dado?! – sonreí, sin poder contenerme. Aún estábamos bajo la ducha, dentro de ella, acabábamos de terminar, e Irina ya estaba pidiendo más. Estaba cansado, pero feliz, y lo cierto es que no puedo mentir: quería seguir, lo quería de veras, la idea de hacerlo en un coche, aunque el Hyundai Atos no fuese mucho mayor, era realmente tentadora, era algo que había visto en películas y que me resultaba muy travieso y divertido… Pero lo cierto es que Irina estaba sin freno, y ella también se rió, acariciando mi barba una vez más.

-No lo sé… – admitió, tierna – siempre me han gustado los hombres con barba, pero tú… estás irresistible con ella, tengo ganas de comerte vivo, y no se me pasan, te haga lo que te haga no se me van las ganas… por Dios, Oli, mañana aféitate, o no respondo de lo que pueda pasar… pero ahora, vamos a probar mi coche, ¿quieres?

¿Qué podía decir…? Bueno, ojalá hubiese dicho que no, lo admito, debí haber sido juicioso y haber dicho que no y afeitarme la barba en ese instante… pero, en confianza, ¿qué hubieras dicho tú?

(Continuará)

Mauro

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Es tarde, muy tarde y no puedo dormir, me cansa ver tanta tele y enciendo el ordenador, me paseo por varios sitios hasta que doy con un sitio, la gente habla y empiezo a leer. Dos horas después estoy totalmente enganchada, solo leo, se podría decir que escucho y veo los toros desde la barrera, hasta que te veo a ti

Te leo y captas mi atención al instante, tu manera de expresarte me indica que eres una persona culta, además todos te respetan y te hablan, te adueñas de la sala, de sus gentes y de mí.

Pides algo y yo sin pensarlo te contesto, rápidamente nos metemos en una conversación a dos bandas, hasta que un parpadeo me indica que me hablas en privado.

-hola

-hola-te contesto-

-eres nueva?

-si

-puedo quedarme un rato contigo? –me pides-

-claro, ponte cómodo

Dos horas después habíamos hablado de todo menos de nosotros. Tu no me cuentas nada y yo no pregunto, me despido y te despides.

Al día siguiente, te busco de nuevo, te veo y enseguida el parpadeo me indica que tú también me estabas esperando, de nuevo durante horas hablamos, nos damos diferentes opiniones.

-me gustas –me dices-

-tú también a mi

Me da miedo el rumbo de la conversación y me despido, te despides y me voy a dormir, pienso en ti y al día siguiente de nuevo estas ahí, de nuevo hablamos, esta vez de sexo, preferencias y demás, no me amilano y tú te sueltas, dos horas después pareciendo expertos en la materia me dices:

-me gustaría verte y hacerte el amor

-a mí también

Y de nuevo me despido y te despides, esto es demasiado inesperado y debo procesarlo, me meto en la cama y pienso, pienso y pienso.

No sé quién eres, no sé cómo eres, no sé cómo te llamas, no sé nada y te deseo, deseo que me acaricies, que me beses, que me ames.

De nuevo nos buscamos y de nuevo hablamos durante horas, libros, películas, televisión y al final

-te deseo –me dices-

-yo también

De nuevo salgo corriendo a esconderme y tú me dejas ir, no dejo de pensar en cómo va a terminar esto, jamás imagine poder sentir esto por alguien a quien realmente no conozco, pero no es cierto, si te conozco, sé que piensas, sé que te gusta, sé que comes, bebes y la ropa que te gusta en una mujer y la que a ti te parece cómoda.

Se mas de ti que mucha de la gente que cada día te ve, te habla, te da la mano y convive contigo.

nos buscamos y esta vez me dices nada más encontrarnos

-necesito verte

-y si no nos gustamos?

-tu a mí me gustas ya, no necesito ver tu cuerpo para saber eso, nada podrá cambiar lo que siento por ti ahora, tienes miedo de que yo no te guste a ti?

-no

-entonces veámonos, sin ningún compromiso, si no sentimos nada no pasa nada, seremos amigos, pero necesito verte, tocarte, olerte.

-creo que yo también

-esta es mi dirección, mañana cuando quieras ven

-porque en tu casa?

-soy alguien normal, no temas, quiero que sea en mi casa porque no quiero compartirte con nadie. Quiero verte sin nada a mí alrededor.

-no sé, no te conozco

-dale mi dirección a una amiga y la llamas en una hora, si no lo haces sabrán donde encontrarte. Te deja eso más tranquila?

Me despido, salgo de nuevo a esconderme y tú me dejas ir de nuevo. No voy a ir a tu casa, me da miedo, no tú. Me da miedo no controlar las cosas. A las diez de la noche voy a conectarme y enciendo el ordenador, entro y vienes de nuevo a mí.

-aun te espero

-no puedo

-si puedes

Me despido, y me dejas ir otra vez. Me desnudo y me voy a la cama, doy vueltas sin parar y a las doce me pongo el abrigo sobre la ropa interior, cojo el bolso y salgo a la calle, cojo un taxi y toco a tu puerta.

-hola –me miras sabiendo quien soy-

-hola

Eres tú, el resto ha dejado de importar, qué más da que seas moreno, de pelo y piel, más alto y más mayor que yo, qué más da que tus preciosos ojos sean oscuros como la noche y tus labios sean lo más parecido a un pecado.

-ven pasa

Te apartas para que pase y tu brazo roza mis pechos, mis pezones se endurecen al instante. Tú miras y te das cuenta de mi excitación.

Me llevas directamente a lo que creo es tu habitación y solo cuando estamos ahí te acercas, tu boca está a un palmo de la mía.

-voy a desnudarte, no quiero que nada me separe de tu piel.

Desabrochas mi abrigo y tus ojos se abren al máximo cuando ves mi ropa interior, no esperabas que fuera medio desnuda.

-sabía que eras una mujer caliente, pero nunca soñé que tanto. Sabes que eres la primera mujer que conozco de internet?

-porque yo?

-porque me da mucho morbo tu manera de pensar, tu manera de ver las cosas…

-yo nunca había conocido a nadie, era la primera vez que entraba en un chat

-siempre me parecieron mujeres frívolas, vacías, nada me llamaba a conocerlas personalmente, tan solo era una diversión en el ordenador.

-y tu mujer?

-no vive aquí

No me explicas más, y no pregunto más. Tus manos resbalan por mi piel, acarician cada rincón de mi cuerpo que queda libre de la ropa interior, empiezo a desnudarte, apenas tienes vello, y el que tienes es muy fino, tu piel se estremece bajo mis manos y me excito, mis bragas se mojan aún más, cuando noto que te sacas la polla, te sientas en la cama, me arrastras contigo y apartándome la braga entras en mí, me penetras de un solo empujón, mientras me miras y sacas mis pechos de sujetador.

-siento ser tan directo, pero no puedo más, llevo días soñando con esto, necesitaba estar dentro de ti.

Me mueve sobre él y su polla se mueve libremente en mi coño cada vez más mojado, me da morbo que me folle con las bragas puestas. Me agarra del culo y me ayuda a menear las caderas,

-estoy a punto, quieres que salga?

-no

Te mueves más deprisa hasta que consigo correrme y antes de terminar noto tu semen invadir mi vagina, se llena de tu leche caliente.

Me tumbas a tu lado y me bajas las bragas, mientras te inclinas ante mí, abriéndome las piernas bajas tu cabeza y empiezas a lamerme, frotas mi clítoris con tu lengua mientras me sigues follando con dos dedos, que chapotean con mis fluidos y los tuyos.

Muerdes flojo la carne inflamada hasta que jadeo agarrándome a tus sabanas y tengo mi segundo orgasmo contigo, empujas ahora tres dedos sin dejarme bajar y de nuevo lames, me das la vuelta dejándome boca abajo en tu cama, muerdes mi culo y me das un azote antes de abrirlo y pasar tu lengua por mi raja, pasas largo rato lamiendo mi culito, excitándome como nunca he estado, me retuerzo debajo de ti como una culebra, después de dos orgasmos estoy hambrienta de más, te pones ahora a mi lado y pones tu polla en mi boca.

-chúpamela cariño, lame mi polla, quiero verla entre tus labios.

Chupo, lamo, beso y mordisqueo el capullo de tu polla, te miro y me sonríes

-no imaginas lo excitante que es ver tu cara de princesa lamiéndome así la polla, como una putita.

Empuja entre mis labios y me la mete en la boca, yo trago y me meto más aun, acaricio sus testículos, los pellizco flojo y también los chupeteo, mientras meneo su polla antes de volver a tragármela.

-sí, que bien lo haces, sabía que sería así, lo supe el primer día que discutimos de política.

Sé que quiere correrse en mi boca y chupo fuerte, más fuerte, muevo mis labios, mi lengua

-nena no voy a aguantar

Yo sigo y noto como poniendo la mano de canto entre mis piernas, mete dos dedos en mi coño y empuja uno en mi culito mojado anteriormente por él, me duele, me muevo.

-no te muevas cielo, déjame que siga jugando con tu culito

Mete más los dedos en mi vagina y entre mis jadeos se aprovecha y mete el de mi culo completamente, lo deja quieto y soy yo quien mueve las caderas para sentir mi vagina penetrada, el empuja y yo chupo, mordisqueo y jadeo, grito cuando de nuevo me corro y el empuja su polla dentro de mi boca y se corre en mi garganta, en mi boca, sin dejar de mover sus dedos en mi interior.

Los dos nos quedamos tumbados sin hablar, sin movernos, solo retumba en la habitación el sonido de nuestras respiraciones acompasándose.

-algo me decía que iba a ser así nena, que te ha hecho cambiar de opinión y venir

-el miedo

-miedo a que?

-a no volver a hablar contigo, a que desaparecieras y no quisieras saber más de mí.

-nunca tengas miedo de mí, lo podemos hablar todo.

-tengo que irme

-alguien te espera en casa?

-no

-me alegro

-no vives aquí verdad? –le pregunto-

-no

Me levante, le mire y me puse el abrigo despacio sin la ropa interior

-volverás?

-creo que si

Salí de ese piso, deje su olor, sus caricias, sus besos y salí al frio de la noche y le añore, ya echaba de menos como me hacía sentir, como sentía a su lado.

Cuando llegue a casa encendí el ordenador y enseguida el parpadeo me indico que estaba esperando.

-hola, que tal? cuéntame cómo crees que ha ido –pregunte confundida-

-podría decirte que me pareciste preciosa y por eso no pude controlarme y te hice el amor sin preámbulos, pero no es cierto.

-no te guste?

-no es eso, me pareciste preciosa, pero es que me hubieras parecido preciosa aunque no lo hubieras sido. Me encanto todo en ti, pero es que me hubiera gustado lo que hubiera visto, porque eras tú. Estaba predispuesto a todo, tu preciosa boca que lo es, me hubiera parecido igual de preciosa aunque hubiera sido fea, solo por ser tuya. Me entiendes?

-creo que si

-cuando volverás? –preguntaste-

-tengo que irme

Me despedí y tú de nuevo me dejaste partir, esa noche tú fuiste el centro de mis sueños y desperté mojada, hambrienta y frustrada, me fui al trabajo y por la tarde fui a tu casa, toque el timbre y me abriste, te retiraste de nuevo

-pasa nena

Lentamente ande por el pasillo que llevaba a tu dormitorio mientras me desabrochaba la camisa sacándola de mi falda, la tire en el pasillo. Te mire y sonreíste tras de mí, sin acercarte demasiado.

Desabroche la falda y la deje caer, de nuevo estaba en ropa interior en tu habitación y entonces te acercas, me besas y yo me arrodillo, desabrocho tu pantalón y saco tu sexo, ya estas duro, suspiras cuando lo meto en mi boca y lo succiono, lo muerdo, lo beso y lo vuelvo a meter bien adentro, succiono de nuevo hasta que tus jadeos me indican que estas al límite.

Me levantas y me tiras sobre la cama, de nuevo me follas con las bragas puestas, las apartas y en un instante estas en mi interior, entras y sales tan deprisa… tan fuerte que mi cuerpo clama el orgasmo, suspiro, jadeo y me corro gritando. Me pregunto porque solo contigo mis orgasmos son así?

Me coges ambas manos y me levantas de la cama, me llevas a un sillón y haces que me arrodille mirando el respaldo, te arrodillas tras de mí y de nuevo muerdes mi trasero, lo abres y pasas tu lengua por mi rajita, la metes de nuevo en mi culo y jadeo del placer que me das, metes ya un dedo profundamente, lo siento pero no duele como ayer, entras y sales hasta que lo dilatas y luego añades otro y me follas el culo con tus dedos mientras muerdes mi carne y con tu otra mano friccionas mi clítoris hasta que de nuevo me corro de esta manera tan inesperada, te levantas y no me dejas girar, noto tu polla empujando en mi culito medio dilatado, me agarras fuerte y metes la cabeza de tu polla, yo grito de dolor.

-tranquila gatita, relájate

Sus palabras no son tiernas, pero hacen que me relaje y de nuevo empuja, empuja y se mete por completo, mis ojos se llenan de lágrimas y él no se mueve, me acaricia la espalda suavemente, su mano sube y baja por mi columna relajándome más, entonces empieza a moverse lentamente, poco a poco acelera hasta follarme desesperadamente rápido y profundo mi culito, que se abre para él, y jadeo excitadísima cuando su mano busca entre mi rajita el clítoris lo fricciona hasta que me corro

-voy a llenarte ahora el culito nena

-sí, sí, si –le digo-

Noto su corrida en mi culo y vuelvo a correrme enseguida, con él, jadeamos, gritamos y gemimos, hasta que nuestras respiraciones se relajan.

De nuevo nos quedamos tumbados, no hablamos hasta que digo que tengo que irme, tú me dejas ir de nuevo. Pero esta vez me dices en la puerta

-jamás había sentido nada parecido nena

Me voy sonriendo, feliz por saber que para ti también es distinto a todo.

Al día siguiente no puedo ir. Te aviso la noche antes, tengo un compromiso. Me arreglo para la cena, he quedado con mi amiga para cenar, quiere presentarme a su marido. Llevan dos años casados, pero no pude ir a la boda se casaron en el extranjero. Entro en el restaurante y Laura me saluda, me siento a su lado después de besarnos efusivamente.

-ya llega mi marido, esta de camino

Hablamos durante más de media hora, siempre ha sido mi mejor amiga, aunque por primera vez llevábamos casi dos años sin vernos, se fue a vivir lejos y se casó allí con alguien que conoció, la he echado muchísimo de menos. Pero por fin volvemos a estar juntas, se mudó el mes pasado.

Se levanta y me dice encantada, es mi marido ya llega, me giro y enmudezco, ambos nos quedamos uno frente al otro sin saber que decir.

-Mauro ella es Sofía por fin os conocéis

-hola –dijimos ambos-

No sé ni como pude ocultar que ese hombre era a quien llevaba días entregando mi cuerpo, mi alma y mi todo.

Durante dos semanas no me conecte, no volví a su casa, era el marido de mi amiga, pase mil noches en vela, hasta que una mañana yendo al trabajo, pare, llame a la empresa y dije que no podía ir y cogió un taxi que me llevo a tu casa, toque el timbre y me abriste.

-pasa –como siempre-

Yo volví a recorrer ese pasillo desnudándome en él y tu volviste tras de mí, me lanzaste a la cama y me follaste sin piedad, ambos follabamos con tanta ansia que marcamos nuestros cuerpos, me mordías los pechos y yo te arañaba la espalda, mientras tu polla penetraba mi coño, mojándolo mientras se hinchaba más , se endurecía dentro de mí.

Nos corrimos enseguida, mis espasmos te apretaban la polla mientras notaba los chorros de tu leche.

No dejaste de empujar, no dejaste de follarme a pesar de que tu polla se puso flácida, cuando salió de mí, bajaste a lamerme, a morderme, a besarme y penetrarme con tus dedos, te giraste para que pudiera lamer tu polla, y la lamí, la mordí y la succione en mi boca, tu jadeabas sobre mi coño yo sobre tu polla. Cuando estábamos por perder el control, dejas de chupar, tu polla ya está de nuevo dura llevábamos semanas sin follar.

Me pones a cuatro patas como las perras y me la metes directamente en culo, me duele tanto que te insulto y tú no paras. Ambos perdemos el control, nos movemos acompasadamente, me giro y te miro, sé que te duele la polla y aprieto más aun mi culo.

-sé que lo haces a propósito, me da igual, quizás merezcamos este dolor

-no pares Mauro, no pares por favor

-no parare hasta llenar tu culo con mi leche

Me muevo, te mueves, me muerdes la espalda y pellizcas la carne inflada de entre mis piernas.

-voy a correrme Mauro

-y yo Sofía

Seguimos moviendo al unísono y tú te acercas a mi oído y me dices justo antes de correrme.

-te quiero Sofía, te amo, córrete conmigo

-si si me corro, yo también te amo Mauro

Y también te corres conmigo, abrazándome, sabiendo que nos amamos.

-tengo que irme –te digo mientras me visto-

-no Sofía, no te vayas, no me dejes

Y vuelvo a la cama, por fin hoy no me dejas ir. El resto me da igual, me abres los brazos y me refugio en ellos. No has dejado que me fuera, me quedo dormida justo cuando de nuevo me dices que me amas.

-yo también a ti –te digo justo antes de dormirme-

Juegos de matrimonio – Después del trabajo

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Allí estaba esperando en el portal de casa, fumando un cigarro. Estaba nervioso, una vez más iba a poder disfrutar de mi sumisa y eso como siempre hacia que mi cabeza se abarrotara de mil pensamientos y diabluras. Estaba concentrado mirando cómo la gente pasaba por la calle cuando oí el sonido de la puerta del portal. Me gire y la vi de pie frente al portal con su abrigo marrón y unos zapatos de tacón que hacía que alcanzara el 1.70. Tenía el abrigo abrochado y solo se veían sus piernas desde donde acababa el abrigo hasta los zapatos de tacón.

- Hola, estas muy guapa. ¿Estás preparada?

- Si. ¿Dónde vamos?

- Ya lo veremos. Ven acércate, quiero asegurarme que vas como te había ordenado.

Abrí levemente el abrigo y pude ver como llevaba un traje de enfermera porno sin sujetador y sin bragas.

- Bien, veo que estas cumpliendo mis órdenes.

- Siempre lo hago mi amo.

Mi polla ya estaba como un resorte, de tener a mi mujer tan dispuesta para mí. Así que decidí añadir un poco mas de morbo. Y nos dirigimos a un bar frecuentado por yupis de esos que trabajan en grandes consultoras, que se encontraba cerca de casa.

Llegamos al bar y para nuestra sorpresa había mucha más gente de lo que esperábamos. Nos acercamos a la barra Virgi iba agarrada a mí con su abrigo marrón y pude ver como varios de los chicos del bar se giraban para observarla. Pedimos una cerveza y un vaso de vino tinto y buscamos un sitio donde poder sentarnos tranquilamente y disfrutar.

- Ven, vamos a sentarnos en esos sofás.

- Donde tú quieras. ¿Cómo quieres que me ponga?

- Ponte de espaldas a la barra y sentada con las piernas abiertas hacia mí.

Con esa posición podía ver todo el bar y podía disfrutar del coño de mi mujer a mi antojo. La aparte un poco el abrigo y empecé a juguetear con mis dedos por su piernas, Notaba como iba excitándose por flujo que emanaba de su coño.

- ¿Qué le pasa a mi putita? Estas cachonda?

- Mucho. Mira como me chorrea el coño

Aproxime mis dedos a su coño y empecé a jugar con él. Su boca se entreabría y ponía una cara de salida y putona, que mi polla empezaba a soltar el líquido pre seminal. La gente nos miraba extrañados porque a pesar del calor del bar, Virgi no se había quitado el abrigo y seguramente mi cara y la de mi mujer les hacia imaginar que algo raro estaba sucediendo.

Seguí masajeando un rato más el clítoris de Virgi, mientras me acercaba a besarla.

- Me encanta, que estés así de cachonda para mí. Te voy a follar por todos los sitios. ¿lo sabes verdad?

- Soy toda tuya. Ya lo sabes, puedes hacer conmigo lo que quieras.

- Eso me gusta, creo que deberíamos irnos a casa. Parece que tu coño está deseando sentir mi polla.

Nos levantamos y pasamos a través de un grupo de chicos que miraron descaradamente a Virgi, seguramente porque sus flujos se habían resbalado por las piernas y llevaba una cara de zorra que era imposible que pasara desapercibida.

Afortunadamente nuestra casa quedaba a menos de 5 minutos de aquel bar, así que enseguida llegamos. Nada más abrir la puerta de casa, la quite el abrigo y la empecé a besar con fuerza. Mientras mis manos recorrían sus tetas y su culo. Su respiración estaba acelerada y podía notar su deseo por cómo me besaba.

- Virgi, te estás portando muy bien. Si sigues así no voy a castigarte más de la cuenta. Ahora voy a quitarme el traje. Sabes lo que tienes que hacer verdad?

- Si mi amo, quiere que me ponga aquí en posición de espera.

- Si, no tardare.

Según iba andando por el pasillo, eche la vista atrás y pude ver como se quedaba de rodillas mirando hacia la puerta con los tacones puestos y la cabeza sobre sus manos. El traje de enfermera en esa postura dejaba su precioso coño totalmente expuesto a mí.

Me quite el traje y salí de la habitación con mis calzoncillos negros y la polla dura como una piedra, y fui aproximándome a ella, que seguía en posición de espera. Acerque mis dedos por detrás acariciando su coño desde el clítoris hasta el culo.

- Mmm, veo que te ha puesto cachonda estar así en la calle. Y que te tocase el coño delante de todo el bar

- Si amo, me he puesto muy cachonda.

- Bien, ven hasta el salón. Creo que quieres comerte esta polla verdad?

- Amo, yo hago lo que tú quieras.

- Claro que si por eso eres mi putita. Así que ven aquí que vas a comerte un poco esta polla.

Me senté en el sofá y me quite los calzoncillos, saltando mi polla como si tuviera un muelle dentro. Mientras Virgi estaba de rodillas sobre la alfombra mirándome con esos ojos de lujuria. (Hubiese jurado que estaba hasta salivando de pensar que iba a meterse mi polla en la boca.)

La agarre de la cabeza y la acerque hacia mí. Ahora ya puedes comerte tu polla. Que se que estabas deseándolo.

Empezó a comerme la polla suavemente, veía su lengua recorrer toda su base desde los huevos hasta que terminaba engulléndola entera. Su boca desprendía tanta saliva que estaba mi polla empapada (me encanta cuando lo hace), mis manos empezaron a pellizcar sus pezones mientras ella incrementaba el ritmo de su mamada.

- Te gusta comerme la polla, verdad mi putita

- Me encanta señor. Puede apretarme un poco más los pezones.

Mis dedos intentaban juntarse apretando con tanta fuerza que pensé que iba a reventarla el pezón. Pero comprobé con mi otra mano que lo único que estaba reventándola era el coño de lo cachonda que se estaba poniendo. Tenía el clítoris hinchado y mi mano estaba empapada de sus flujos.

- Bueno creo que voy a tener que follar a esta putita, porque tiene el coño muy cachondo.

- Si por favor, follame. Necesito que me folles.

Oír eso mientras tiene su boca llena con tu polla hace que no te retrases ni un segundo. Así que la incorpore de la alfombra y poniéndola a cuatro patas sobre el sofá, comencé a meter mi polla con fuerza en su coño. Sus gemidos se mezclaban con el retumbar de mis huevos en su culo. Y con los azotes que la propinaba con cada nueva embestida. Agarrándola fuerte del cuello desde atrás sentí como comenzó mi orgasmo y se fundía con el suyo. Quedando ambos exhaustos sobre el sofá.

- Me ha encantado, vida.

- A mí también.

- Aunque sabes una cosa

- Que

- Aun sigues siendo mi putita y creo que te dije que iba a follarte por todos los sitios

La Tienda

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Una tienda de telas, ni más ni menos. Menudo aburrimiento. Eso es lo que pensé cuando empecé a trabajar allí. Era mi primer empleo y las expectativas no eran muy buenas, aunque eso cambió cuando empezó mi primer día. Llegué puntual como un reloj y me topé con una preciosa morenita que estaba barriendo la entrada, ataviada con blusa y falda ajustada que le cubría medio muslo. El empleo se había vuelto mucho más atractivo de repente. Era una de las dependientas y futuras compañeras que respondía al nombre de Esmeralda.

Nos presentamos y me invitó a pasar, cuando de golpe y porrazo me encontré con otra sorpresa tan agradable como la primera. Una hermosa rubia estaba doblando unas telas al fondo de la tienda. Se llamaba Mª Ángeles y también llevaba un bonito conjunto de falda y blusa que le sentaba estupendamente. Parece que es uniforme de la tienda, pensé. Nos presentamos y comenzaron a explicarme en que consistiría mi trabajo, cuando apareció por la puerta un tercer ángel llamado Miriam, vistiendo unos ajustados vaqueros que resaltaban su bonita figura y un top que realzaba su pecho.

Parece que iba a tener a 3 preciosas mujeres por compañeras y que además iba a ser el único chico del lugar. Entonces pensé que el trabajo no estaba tan mal a pesar de lo poco que me pagaban. Al fin y al cabo cada día era testigo de un desfile de 3 bellezas que siempre gustaban de vestir atractivas y elegantes. De modo que los siguientes meses los pasé bastante feliz recreándome con largas y bonitas piernas que terminaban en ajustadas falditas, vaqueros apretados que ocultaban tras ellos culitos respingones y algún que otro aventurado escote que me hacía soñar con los tesoros que escondía.

Fue pasando el tiempo y acabé conociendo un poco mejor a mis compañeras. Todas tenían pareja y una estaba incluso casada. Que lástima pensé, pero yo ya estaba contento con poder admirar cada día a estas tres mujeronas, que además con eso de ser el único chico de la tienda, me tenían en palmitas. Sin embargo todo eso cambió al cabo de unos meses, cuando habiendo ya cogido confianza con ellas, acabaron por sonsacarme que aún era virgen a mis 22 años. Las 3 rieron y bromearon sobre el tema durante todo el día y lograron sacarme los colores con sus gestos burlones y bromas pícaras.

Teníamos la costumbre al cerrar la tienda de quedarnos todos hasta hacer la caja para irnos después juntos. Sin embargo ese día, tan sólo una semana después de mi confesión, tanto Mª Ángeles como Miriam tenían bastante prisa así que se fueron antes. Esmeralda y yo nos quedamos solos, mientras ella terminaba de cuadrar la caja. Después de meter todo el dinero en un sobre se fue a guardarlo en la caja fuerte, como siempre hacía. Sin embargo, aquel día, parecía tardar más de lo normal en regresar. Después de unos minutos y extrañado por la tardanza fui a la trastienda a echar un vistazo y allí estaba ella, sentada sobre la mesa de las alfombras y cruzada de piernas. Ese día estaba especialmente guapa. Su minifalda, mas corta de lo habitual, dejaba entrever los muslos de sus piernas e insinuaba una de sus nalgas. Su blusa muy ajustada tenía el primer botón desabrochado y dejaba atisbar el canalillo que se forma entre sus hermosos senos, Así mientras yo me acercaba a ella con cara de circunstancia, ella acariciaba su hermosa melena color azabache y me decía:

- Así que… nunca has estado con una mujer eh?

- No – dije yo con el habla entrecortada.

- Y como es eso posible? Un chico tan guapo y simpático como tú, que aún no haya sentido el calor de una mujer.

- Pues no se, aún… aún no se han dado las circunstancias supongo – respondí con voz temblorosa y poseído por el pánico.

- Entiendo… y que circunstancias son esas que estas esperando? – Me dijo mientras una pícara sonrisa se dibujaba en su rostro.

- Pues… eh…

- Quizá encontrarte completamente a solas con una compañera en la tienda donde trabajas?

- Bueno yo… eh… nno.. nno… se que deeecir… – alcancé a decir reuniendo todas mis fuerzas en un intento por contestar

- No hace falta que digas nada cielo, ven acércate un poco…

Me acerque a ella con paso dubitativo, temblando del miedo, pero también tremendamente excitado por la visión de las increíbles curvas que poseía mi “inocente” compañera y el sonido de su tremendamente sensual voz. Y para echar más leña al fuego, la seguridad, calma y firmeza de la que hacía gala Esmeralda no hacían sino aumentar aún más mi calentura.

-Te masturbas? – me preguntó

- Sssiii…

- Claro que sí, apuesto a que lo haces mirando videos porno. Viendo a alguna de esas zorritas que te gustan. Apuesto a que tienes el ordenador atascado con cientos de videos de esas putitas. Me equivoco?

- Nnoo…

- Y alguna vez te has masturbado pensando en mi? Pensando en que sentirías al tener tu polla clavada en mi rajita?

- Algunas veces si…

-Si… Por supuesto que si… he visto como me miras el culo y las tetas. Dime cariño, no tienes ganas de tocar la piel de una mujer? de acariciar con tus manos unos senos duros y turgentes?

- Yo… ehh… si…

- Y no te apetece sentir en tus deditos el calor y la humedad de una vagina? y de saborear los flujos que emanan de esa vagina?

- Sssiii… claaroo…

Nos miramos a los ojos durante unos segundos, y mientras clavaba su lasciva mirada en mí, cambió de posición. Fue moviéndose lentamente hasta que sus hasta entonces cruzadas piernas se abrieron ante mí. Entonces cogio mi mano con delicadeza y la condujo hasta sus braguitas, las cuales pude notar que estaban totalmente empapadas. Sentir aquellos flujos mojando su ropa interior me puso terriblemente caliente y mi erección no tardó en hacerse notar.

- Mmm, vaya… parece que tu amiguito esta despertando ahí abajo… Quizá esto le ayude… – dijo mientras hacía a un lado sus braguitas e introducía mis dedos en su coñito.

- Lo sientes? – me dijo al oído – Esto es un chochito bien caliente y hoy, hoy podrás follarlo hasta inundarlo de tu leche. No pienso dejar ni una sola gota de ese elixir en tus huevitos.

Al sentir su coño empapado de jugos y decirme eso al oído, la polla se me puso tan dura que parecía que me iba a estallar. Acto seguido se agachó frente a mí y comenzó a palpar mi bragueta que apenas podía contener mi miembro en plena erección.

- Vaya, vaya, parece que algo aquí abajo necesita un poco de atención… mmm…

Me desabrochó la bragueta y me bajó los pantalones, dejando así completamente libre mi impaciente polla.

- Mmm… Javi… tienes una polla muy rica… y aún sin estrenar… eso no puede ser cariño… con esto entre las piernas podrías dar tanto placer… mmm… si… seguro que muchas mujeres disfrutaran de ella en el futuro… pero ahora… ahora tu polla es mía… – me dijo mientas retiraba hacia atrás la piel que cubría mi glande y comenzaba a masturbar el tronco de mi verga.

- Ven, siéntate aquí. Ese capullito esta suplicando una buena mamada.

Así mientras con la mano me hacia una delicada paja, empezó a besar mi glande. Noté como sus labios se apoderaban de cada centímetro de mi rabo y como su lengua jugueteaba y cubría de saliva toda mi polla, para posteriormente metérsela en la boca y succionarla. Así tras un rato besando, lamiendo y chupando mi polla con la lujuriosa mirada de mi preciosa compañera de trabajo clavada en mis ojos, no pude evitar correrme en su boquita. Ella, lejos de apartarse por mi corrida, retomo la chupada con aún más vehemencia sorbiendo cada chorretón que salía de la punta de mi verga y recibiendo mi esperma en sus labios y lengua.

- Mmm… delicioso… apuesto a que ni en tus fantasías mas calientes habías soñado con una chupadita tan rica. Me equivoco semental???

- No… – dije entre jadeos.

- Uff, mamar esta polla virgen me ha puesto cachonda… vas a tener que devolverme el favor cielo…

Con estas palabras en su boca, mi buena compañera se puso en pie, se despojo de su minifalda y se limpió mi corrida mientras me dijo:

- Te gustan mis braguitas?

Alcé la mirada y pude contemplar maravillado unas hermosas braguitas tanga en color rojo en las que se dibujaba una extensa marca de humedad a la altura de su rajita. Ella, al ver la parálisis que me invadía acercó sus manos a las mías y las condujo hasta sus braguitas.

- Quítamelas cariño…

Cuando lo hice me deleite durante unos segundos con la mágica visión de su chochito. Estaba perfectamente rasurado, a excepción de su monte de venus que estaba decorado con una bonita alfombra de vello en forma de triangulito invertido. El vello de su conejito se veía mojado, seguramente por el sudor de su calentura y de su coño rebosaban unas deliciosas gotitas de flujo que estaban apunto de precipitarse al suelo. Se tumbó en las alfombras y abrió sus piernas ante mi atónita mirada, mientras acariciaba los labios y el clítoris de su vagina.

- Mi amor… te apetece probar mis juguitos?? Mi chochito necesita de tus caricias…

Me arrodille frente a su vagina y comencé a trabajarla lo mejor que pude igual que había visto cientos de veces en las películas porno que usaba para masturbarme. Comencé a besar el interior de sus muslos lentamente y dejar sentir mi aliento en la entrada de su coño, para luego dedicar un poco de atención a su monte de venus y labios externos. Mordisquear y succionar suavemente sus labios la hizo gemir, lo que me hizo saber que mis artes la agradaban, de modo que seguí con mis atenciones y continué besando el exterior de su chochito hasta llegar al capuchón que cubría su clítoris. Allí dediqué algunos besos, antes de lamerlo y succionarlo, para posteriormente acariciarlo y masajearlo con mis dedos. Tras comprobar como se estremecía cuando lo hacía, decidí que era el momento de darle todo el placer del que fuera capaz, tal y como había hecho ella minutos antes con mi polla, al fin y al cabo se lo debía. Así saqué de su escondite el clítoris de mi compañera y lo besé, lamí y succioné, mientras mis dedos se follaban su rajita. Al cabo de unos minutos, ella comenzó a temblar, estremecerse y a intentar cerrar las piernas sobre mi cuello entre gritos y gemidos. Hubo un momento que pensé que me haría daño, ya que no podía controlarse. Sin embargo, aguanté sus convulsiones y seguí dándole todo el placer que podía hasta que finalmente un flujo espeso y blanquecino comenzó a brotar de su interior.

- Aaaaaahhhh!!!!!!!! Hijo de puta!!!! Me corrooooo!!!!! Aaaaaaaahhhhhhh!!!!!!

Después de su tremenda corrida no dude ni un segundo en saborear ese flujito que me acababa de regalar. Mmm, que rico estaba…

- Joder… que cabrón… que rico lo chupas… donde has aprendido a hacerlo??? – Dijo con la respiración entrecortada.

- Viendo pelis porno – conteste.

- Pajillero hijo de puta, nadie me había echo correr así nunca comiéndome el coño… lo chupas riquísimo… Uff… pero que… pero que tenemos aquí… aún no has tenido bastante que tienes otra vez la polla tiesa???

- Es que chuparte el coño me ha puesto cachondo otra vez, lo tienes muy rico… y verte correr ese flujo blanco y espeso me ha puesto a cien…

- Con que te gusta mi coño eh cabrón… y más que te va a gustar… este chochito mojado y empapado de flujos te va a follar ahora mismo. Ahora… te voy a hacer un auténtico hombre… tu virginidad es mía cariño…

Y con esas palabras se subió encima de mí mientras quedaba completamente desnuda y me mostraba por primera vez sus pechos. Aquellos senos firmes, duros y de piel turgente me hipnotizaron. Así, se dispuso a meterse mi polla por el coño.

- Nnoo… no me pones un condón?

- No cielo… no voy desperdiciar tu virginidad follándote con goma… Te voy a regalar el privilegio de disfrutar de mi coñito a pelo. No te preocupes, tomo pastillas. Sólo preocúpate de disfrutar tu primer polvito al máximo. De sentir como tu polla recorre mis estrechas cavernas, de inundarte de placer cuando tu glande sea testigo de la suavidad de un chochito joven y quede totalmente cubierto de mis flujos. Sólo preocúpate de follarme – Me dijo al oído. – Acaso no tienes ganas de correrte aquí dentro? De llenarme el coño de leche?

- Sssiii… claro…

- Si… cuantas pajas te habrás hecho imaginando que follabas conmigo. Babeando por tocar mi culito y mis tetas, por meterme la polla bien adentro. Pues ahora… ahora no tienes que imaginarlo cariño, sólo tienes que gozarlo…

Y mientras me decía eso se iba introduciendo lentamente mi verga hasta que su sexo se la tragó entera. Ciertamente su chochito estaba muy estrecho, no mentía. Pude notar el calor acogedor de su interior y también como toda su humedad se apoderaba de cada centímetro de piel de mi polla. Comenzamos una suave y agradable penetración cuyo ritmo e intensidad fue acrecentándose a medida que nuestros sexos lo exigían. En un momento, mientras continuábamos los rítmicos y placenteros movimientos de la follada, ella se recostó sobre mí y me regaló un profundo y húmedo beso, mmm… que rico saborear sus labios y su lengua mientras mi polla se derretía en los flujos de su coño… Tras un rato de follada ninguno de los dos podíamos aguantar ni un minuto más.

- Cabrón hijo de puta!!! No pares cabrón!!! Aaaahhhhh… sigue… aaaaahhh… sigue que me corroooo… joder pajillero! Que polla tienes cabrón… aaaaahhhhh… joder que pollaaa… asii… esta polla la quiero para mi… ahh joder…

- Esme… aaaahhh… Esme me corroooo… aaaaahhh… joder no me aguanto Esme…

- Si mi Javi… – dijo intensificando aún más la penetración… dame tu leche virgen… dámela que también me corro… aaaahhh… siii… dámela… Aaaaaahhhhhhh!!!!!!

- Aaaaaahhhhhh!!!!

Y así nos fundimos en una tremenda corrida los dos. Descargué mi polla en lo más profundo de su vagina mientras ella hacia fuerza para cerrar sus piernas con mi polla dentro. Exhaustos ella se recostó dulcemente sobre mi aún con la polla dentro, y pude notar como los flujos y el semen rebosaban abundantemente.

- Uffff… joder… menudo polvazo… hacía tiempo que no me corría tan rico… estas echo todo un semental eh…

- Jejeje…

- Bienvenido al sexo… te gusto follarte a tu compi de trabajo??? – dijo con sonrisa picara.

- Si! Estuvo buenísimo – dije con una gran sonrisa después de haberme podido correr en su boca y en su coño.

- Espera un segundo, aún tengo un regalito más para ti…

Se levantó y se dirigió a una de las estanterías que había frente a nosotros diciendo:

- Feliz pérdida de virginidad y primer polvito – dijo tirando un beso – Espero que disfrutes mucho meneándotela mientras lo recuerdas.

Se dio la vuelta y tenía en la mano una cámara de video en miniatura.

- Me he tomado la libertad de grabarlo todo en video. Pensé que te gustaría tener un recuerdo de esto. Así podrás verlo todas las veces que quieras y masturbarte a mi salud cuando eches de menos mi chochito.

- Joder Esme… yo… no se que…

-Sshhh… calla tonto… toma, llévate también mis braguitas. Quédatelas… como trofeo… están bien empapadas de mi esencia… jijiji… espero que sean las primeras de una amplia colección… – en este momento me puse colorado como un tomate, otra vez… – No te sonrojes semental… te estoy diciendo la verdad. Tienes una polla bonita y rica, perfecta para cualquier coñito que puedas encontrar. Además follas muy bien y con un poco de práctica lo harás aún mejor. Seguro que mi coñito sólo es el primero de muchos que disfrutaras.

- Gracias – dije aún estupefacto.

- Ah y otra cosa. Puedes presumir de esto con tus amigotes si quieres, pero no vayas a abrir la bocaza en la tienda eh… y ni una palabra a mi novio o te mato. No te preocupes por él, le quiero mucho pero de vez en cuando me apetece echar una canita al aire. Sé que el hace lo mismo.

- Claro, no te preocupes, nadie lo sabrá nunca.

- Buen chico… y el video es para tu uso privado… si sigues las reglas, quizá te de alguna clase más…

Playa nudista (1)

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En esa época tenía 32 años. Estaba de vacaciones con mi marido en un lugar de playa de Levante. A nosotros nos gusta ir a playas nudistas y ese verano no era distinto.

Soliamos repetir el lugar donde nos tumbábamos al sol en esa playa y siempre coincidíamos cerca de un hombre de unos 60 años pero bien llevados. Yo no estoy mal, mido 165, peso 60 kgs, tengo buenas formas y pechos pequeños pero bonitos. Otra característica es que tengo vello en mi zona púbica aunque arregladito.

El caso es que ese hombre me miraba todos los días mucho. En varias ocasiones se animaba y tenía que taparse. Mi marido se daba cuenta y nos lo tomábamos a risa. Poco a poco y día tras día me fue dando morbo y yo disimuladamente cuando Carlos se bañaba yo me ponía más llamativa y dejaba ver mi cuerpo de un modo más libidinoso. Cuando le veía excitarse me mojaba como una fuente.

La cuestión es que después de muchos días de juego, un día de esos nublados no fuimos a la playa y nos quedamos en la población donde teníamos la casa alquilada. A Carlos no le apetecía bajar a comprar y me fui sola. Caminando por el pueblo de repente me lo crucé en el parking del supermercado. Nos miramos y Francisco que así se llamaba se acercó a mí y me dijo que si me conocía de la playa. Se presentó y me dijo que estaba guapa vestida y desnuda. Me invitó a un café y yo no sé porque no se lo negué. Hablamos de nuestras cosas y poco a poco me fue llevando a hablar de la playa y de cómo le gustaba mi cuerpo.

Yo le dije que me había dado cuenta y que a veces se había tenido que tapar. Me reconoció que le gustaba mucho y que si un día quería me enseñaba cuánto. Después me pidió disculpas por haberse atrevido a tanto. Yo no sé ni cómo ni porque le dije que me gustaba gustar y que yo me había animado viéndole así.

El caso es que me invitó a tomar algo en su casa y accedí. Nos acercamos a su casa y tomando un vino en su terraza me dijo lo que le gustaba de mi cuerpo. Los pechos, el culo, los pies pero sobre todo mi coño peludo. Yo estaba mojada ya y me acercó disimuladamente su mano como quien no quiere a mi pierna pero no me aparté.

Me empezó a acariciar disimuladamente las piernas con el exterior de su mano y de pronto me cogió del muslo y subió despacio. Yo llevaba el típico vestido de playa y debajo el bañador. Alcanzó el bañador y pasó sus dedos por la entrepierna en el borde del bañador. Me dijo que notaba la humedad por los costados de los muslos en la parte interior. Se puso de rodillas y empezó a lamerme los muslos mojados por mi excitación. Se me escapó un gemido. Me pasó la lengua y apartó el bañador. Me pasó la lengua llevándose todo mi líquido.

Se abrió el pantalón y sacó su pene. Era muy muy grueso y se puso de pie. Le abrí la camisa y comencé a lamerle los pechos y después el estomago y alcanzé su polla que estaba durísima. Le lamí la punta que tenía líquido y me la metí en la boca. Me cogió de la cabeza y me folló la boca despacio. Gemía mucho y eso me ponía a mi peor.

Me puso de pie y me llevó a la cama. Me desnudó y me puso de espaldas. Se tumbó encima y me penetró la vagina por detrás. Me embestía despacio pero con fuerza y haciendo movimientos circulares. Yo gemía como una posesa. Paró y empezó a lamerme los pies. Me situó boca arriba y me alcanzó el coño. Allí me comió mucho con su lengua. Yo gritaba de placer y me corrí en su boca. Tenía empapada toda la boca.

A los poco minutos me penetró. Me preguntó si se ponía un preservativo o qué. Yo le dije que tomaba la píldora. Continuó con movimientos secos. Yo me retorcía y le apretaba con mis piernas. Me besaba la boca, los pechos, todo el cuello. Cuando se fue a correr sacó el pene y se corrió en mi vello púbico. Me lo inundó. Con su polla todavía dura se la embadurno de su esperma pasándolo por mi vello y me la metió toda llena de leche. Rápidamente la sacó y me comió hasta que me volví a correr. Fue impresionante.

Ese día volví a casa muy relajada. Por la tarde me acosté con mi marido recordando la mañana y me corrí como loca de nuevo.


Mis ardientes sobrinos

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Cabe aclarar que la estatura de Jessica mide 1.65, pesa algo así como 52 Kg., es delgada, bien formada y un rostro divino, Perla por su parte mide 1.60, pesa unos 55 Kg., también es blanca y no tiene tan buen cuerpo como Jessica pero no está como para despreciar la oportunidad de cogérsela.

Un día en que estaba de visita en casa de mi sobrino Alberto y su esposa Jessica, coincidió que llegó una amiga de ellos, Perla, que también está bastante antojable, la cuál llevaba unos catálogos de ropa interior femenina y de lencería, mismos que entregó a la esposa de mi sobrino y ella los comenzó a hojear.

Una vez que vimos los catálogos Alberto me invitó a tomar una cerveza en el jardín que tienen en la parte trasera de la casa, mientras tanto Perla y Jessica estaban en la cocina preparando algo sencillo para comer, la plática con mi sobrino derivó hacia los que habíamos visto de ropa:

- ¿Qué te pareció la ropa? – me preguntó mi sobrino.

- Está muy bonita, sobre todo para que la disfrutemos nosotros, los hombres – respondí con una sonrisa pícara.

- Tienes toda la razón – dijo él -, la usan ellas pero es para alegrarnos la vista.

- Tu esposa la luciría perfectamente – comenté -, porque es muy guapa y tiene un cuerpo que muchas envidian.

- La verdad esa fue una de las razones que me llevó a casarme con ella, me fascina su físico – respondió él.

En ese instante llegaron ellas con lo que acababan de preparar, dejamos el tema pendiente, mientras compartíamos los cuatro la comida.

Al cabo de un rato, Perla y Alberto se separaron del grupo, ella para ir al baño y él para traer más bebidas, por eso pude comentar rápidamente a Jessica:

- Definitivamente había varios modelos que se te verían preciosos – comenté casi susurrando -, no puedo imaginarme la bella visión que tendrá tu marido cuanto te pongas alguno.

- ¿En serio piensas que me quedarían bien? – respondió ella.

- No me digas que lo piense porque puedo tener pensamientos pecaminosos, sabes que eres linda, que tienes un cuerpo muy lindo y, tan solo de imaginarlo me perturbo.

-Gracias – musitó levemente con algo de rubor en sus mejillas-, no pensé que te hubieras fijado tanto en mí.

- Pues lo he hecho tanto que casi puedo adivinar tus medidas – afirmé -, debes ser 32-B de sostén y talla 5 de pantalón.

- ¿Cómo lo sabes?, esas son mis medidas reales – preguntó con asombro.

- Para que te des cuenta de lo bien que me he fijado en ti, y eso que no te he tenido entre mis brazos para darte más detalles – le manifesté seguro de lo que decía.

El sonrojo aumentó de tono y se disculpó mientras se levantaba para ir a la cocina. Me quedé admirando su precioso trasero mientras caminaba hacia la casa, no pude más que pensar lo rico que se la pasa mi sobrino con ella.

Pasados unos minutos regresaron los tres y escuché que Perla le decía a Jessica como continuando con su plática:

- Si gustas voy a mi casa y te traigo lo que pediste, tengo justamente la talla y color de tus prendas, ¿Qué dices, aceptas?

- Pero no tengo dinero en este momento – alegó Jessica -, sabes que no me gusta deberle a nadie.

¡Ay amiga! – respondió Perla -, en cuanto cobre tu marido su salario, me lo pagas – expresó mientras volteaba a ver a mi sobrino.

Ante ese argumento Jessica no tuvo más remedio que aceptar la oferta de su amiga.

Perla se disculpó diciendo que regresaría en un par de minutos y salió rápidamente.

Alberto y yo nos quedamos sorprendidos por la rápida salida de Perla, pero continuamos en nuestra plática.

Al poco tiempo regresó Perla con las prendas que le habían pedido, las mostró ante nosotros para que las viéramos perfectamente, luego, las puso sobre Jessica para que nos imagináramos cómo luciría con ellas, mi mente voló y pude visualizarla desnuda, cubierta únicamente con las minúsculas ropas, no pude evitar una leve erección y tuve que distraerme porque de lo contrario sería demasiado notorio que mi excitación crecería aún más, Alberto reveló que las estrenarían esa misma noche y las risas acallaron las protestas de Jessica debido a la confianza con que mi sobrino hizo su comentario.

Seguimos bromeando durante algo más de tiempo hasta que le pude decir a Jessica:

- ¡Qué envidia tengo de mi sobrino!, se va a dar un gran banquete contigo hoy en la noche.

Sin que me lo esperara, la respuesta de que dio fue firme y decidida:

- Pues si gustas, no es necesario que sea de noche para que compruebes si la ropa me queda realmente como lo imaginas.

Me quedé un par de segundos pensando en lo que le expresaría pero no me dejó responder porque continuó diciendo:

- Desde que te conocí he tenido algunos sueños en donde estás con nosotros y los he disfrutado tanto que ya no puedo seguir esperando a que se conviertan en realidad, ¿aceptas mi propuesta?

- ¡Claro que sí! – contesté sin pensarlo – pero ¿Alberto lo sabe?

- Él ya lo sabe y estábamos esperando un momento para proponértelo – dijo con un brillo especial en los ojos.

No pude decir nada debido a la insospechada oferta, en ese momento regresó Alberto y en mi mente solo resonaban las palabras de Jessica.

- Entonces… – dijo él -, ¿ya te dijo mi esposa de que se trata?

- Sí – mi voz sonó algo insegura -, ya…

- Pues si aceptas vamos a entrar a la casa para ponernos más cómodos, también Perla se quedará para acompañarnos.

Entramos los cuatro a la sala y sin ningún preámbulo Perla comenzó a desvestir a Jessica mientras mi sobrino y yo estábamos sentados viendo lo que sucedía.

En cuanto tuvo desnuda a Jessica, Perla le puso las prendas que acababa de traer, realmente era toda una maravilla ver a mi sobrina con tales prendas, al finalizar, Perla hizo lo mismo y al quedar listas las dos, modelaron para nosotros, dando vueltas lentamente y tocándose sensualmente sus preciosas tetas, piernas, nalgas y cara.

Como ya se imaginarán los dos estábamos completamente excitados, sin poder soportar más aquella lujuriosa visión, nos levantamos para abrazarlas, él a su esposa y yo a Perla, nos besamos largamente pegando nuestras caderas para sentir el rico placer que se siente al rozar con ropa las partes íntimas de una mujer, con delicadeza, ella me fue desvistiendo y a cada parte de mi piel que descubría la besaba y lamía con satisfacción, por su parte mis sobrinos se entretenían haciendo un delicioso 69 sobre la alfombra, no pude evitar quedarme admirando el cuerpo de ella, ya que estaba sobre Alberto chupándole el arma, pude ver su rosado orificio entre las nalgas y cuando más concentrado estaba en aquel hermoso trasero, sentí que Perla me comenzaba a lamer las pelotas, miré hacia abajo y, arrodillada como estaba, me miraba fijamente a los ojos como buscando la aprobación de la forma en que me estaba excitando.

Suavemente tomé su cabeza con mis manos y la insté a metérsela lentamente hasta que no pudiera tragar más carne, ella simplemente me dejó hacer y se fue comiendo todo mi trozo de carne hasta tocar con sus labios mis bolas, ¡se la metió completa sin problema!, las mamadas que me estaba dando eran de lo mejor, en verdad es una de las mejores chupa verga que me he encontrado a lo largo se mis encuentros sexuales, cuando la sacaba, lamía todo el tronco con lentitud y cuando la metía en la boca, movía la lengua de una forma indescriptible, simplemente le puedo decir que me puso extremadamente caliente.

Mientras tanto, mis sobrinos se deleitaban con el 69 que estaban haciendo, motivo por el cual, de vez en cuanto pude acariciar el apetitoso cuerpo de Jessica, también metiendo un poco un dedo en su rosado culo, a lo cuál ella respondía gimiendo para demostrar que sentía mis caricias y las disfrutaba, en cuanto Perla sintió que mi caramelo estaba lo suficiente tieso me dijo:

- Ahora es tu turno de comerme mi cosita – dijo mientras se acomodaba en el sillón y abría las piernas dejando al descubierto su húmeda intimidad, de inmediato me coloqué de rodillas frente a ella y fui lamiendo la parte interior de sus muslos hasta llegar a su cueva llena de líquido viscoso que absorbí con gran placer, me tomó por los cabellos con suavidad y comenzó a enredar sus dedos en ellos al ritmo de mi lengua, abrí sus labios vaginales y me quedé admirando la poca cantidad de vello púbico que había en la entrada, saqué mi lengua y se la fui metiendo paulatinamente hasta que ya no pude más, Perla se arqueaba por el torrente se sensaciones que estaba recibiendo dentro de sí; los gemidos de ambas parejas aumentaban hasta el grado de hacer una especie de sonido salvaje producto de los escarceos previos a la penetración.

En cierto momento sentí una lengua que recorría el espacio que hay desde mi espalda hasta la raja de mis nalgas, también pude apreciar que las manos de Jessica me tomaban el pene y lo apretaban con ternura, eso me puso a mil, era demasiado el goce que estaba recibiendo, por eso, detuve mi labor dentro de la concha de Perla para voltear y ver que pasaba con mi sobrino, la escena que vi no era otra que Alberto le estaba dando en la posición de perrito y por la puerta trasera a su mujer mientras me excitaba a mí, Perla también lo había notado y se levantó para poder acostarse frente a Jessica para besarse apasionadamente los pezones mientras abría las piernas diciéndome con apremio:

- ¡Métemela ya, necesito sentir tu rica espada cogiéndome!

Me acomodé para clavarle mi garrote y, tal y como lo pidió, se la enterré hasta el fondo de golpe, el gemido que salió de su boca era una mezcla de dolor y placer pero supe que lo disfrutó al máximo porque comenzó a mover su cadera furiosamente como para llegar al su ansiado orgasmo, de repente, Jessica levantó la cara y, sacando la provocativamente lengua para humedecer sus labios, me pidió que la besara, ¡que acción aquella!, un rico cuarteto dándonos mutuamente lo que deseábamos, las manos te todos tocaban lo que encontraban a su alcance, nalgas, tetas bolas, clítoris o lo que fuera.

A los pocos minutos cambiamos de posición y de pareja, Alberto se acostó boca arriba el la alfombra e hizo que Perla se montara sobre él para que cabalgara con el palo dentro, Jessica me pidió que pusiera sus piernas en mis hombros porque así sentiría mi camote llegar al fondo de su vagina, para poder darle lo que pedía la subí al sillón, recostándola sobre el brazo del asiento y, levantándole sus hermosas piernas me dispuse a darle la mejor cogida que pudiera, ella cooperó tomando mi virilidad y, colocándola en la entrada de su concha, me pidió:

- Quiero que me lo hagas lento, muy lento, porque tardo en llegar al clímax.

- Lo que tú me pidas, preciosa, te la daré hasta que tengas no un orgasmo, sino un torrente saliendo de ti.

Con un gesto de lujuria dibujado en su rostro, sonrió y abrió las piernas hasta formas una “V” extremadamente abierta, dejándome con eso, encajar mi ardiente barra de carne en su interior, los gemidos de todos inundaron nuevamente el ambiente, demostrando así que no había nadie en aquella parte de la casa que no estuviera disfrutando a tope del sexo.

Antes de que Alberto y yo inundáramos con nuestra leche a nuestras parejas, Jessica nos pidió:

- No vayan a terminar aún, quiero que nos avienten la leche en nuestras caras.

Perla a su vez pidió:

- Yo quiero que me dejen chupar sus vergas hasta que ya no quede nada de semen en ellas.

Como estábamos dispuestos a complacerlas en todo, accedimos a las peticiones, pero antes yo deseaba probar el culo de Jessica, así que le di la vuelta sobre el sillón y, lubricando son mi saliva su ano, dirigí mi caramelo hacia la estrecha abertura, ella facilitó la penetración abriendo con las manos sus rosadas nalgas disponiéndose a recibirme por detrás, puse la palpitante cabeza de mi pene en la entrada y comencé a empujar con lentitud hasta que se la pude meter, en cuanto sintió que mi herramienta estaba dentro, apretó su esfínter varias veces para aumentar mi placer, también volteó trabajosamente para mirarme directamente a los ojos y, con una seña de afirmación pidió silenciosamente que se la clavara despacio, centímetro a centímetro mi tranca fue desapareciendo en su apretado orto hasta que mis bolas tocaron la parte baja de su trasero, fue hasta entonces que Jessica me dijo:

- Ahora sí, prepárate para sentir lo que es un culo hambriento de carne.

No bien terminó de decirlo, cuando las contracciones de su esfínter se hicieron casi constantes, sus nalgas giraban en una y otra dirección sin darme punto de tregua, se hacía hacia delante y hacia a tras para que le diera desde la punta de mi espada hasta la empuñadura, no pude más que cerrar los ojos y dejarme llevar por tanto goce al mismo tiempo, una de mis manos se deslizo hasta su concha y mis dedos acariciaron su botoncito de placer, también se los metí profundamente para que terminara antes que yo, la labor pronto le rindió frutos, Jessica se vino acompañando su orgasmo con unos gemidos que brotaron sin que pudiere evitarlos, antes que cesaran, los jadeos de Perla anunciaron que ella también estaba derramando sus jugos de placer, en cuanto se repusieron, se prepararon para recibir el baño de leche que estábamos a punto de darles, se colocaron, juntas, cada una volteando al lado contrario de la otra, nos mamaron rápidamente hasta lograr que el semen brotara directamente sobre sus rostros, en cuanto Perla notó que ya no salía más leche, se metió ambos miembros en la boca y nos exprimió hasta la última gota de líquido que pudo, luego de saborearlo unos segundos, besó a Jessica para compartir con ella el sabor de la cogida., eso fue lo último que recuerdo porque me recosté en el sillón y caí en una reparadora siesta.

En otra ocasión le platicaré la segunda parte de los encuentros de tan ardiente cuarteo, hasta entonces, queridos lectores.

Espero sus comentarios en mi correo.

Don Pato

fotografo7@yahoo.com.mx

Experiencia universitaria

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Corría el mes de agosto y yo ya tenía todo preparado para entrar a la universidad. Había rentado un departamento en unos condominios conocidos de estudiantes en la ciudad donde comenzaría mis estudios, y para mi sorpresa me había encontrado con un viejo conocido de mi lugar de procedencia que además de vivir donde mismo, era mi vecino. Yo a penas tenía 17 años, y el ya cumplía los 21. Era muy alto, robusto, fuerte. Y tenía los ojos muy redondos. Yo era muy pequeña a un lado de él.

Siempre he sido muy coqueta, y mi comportamiento con el no fue la exepción. Diariamente iba a verlo, me vestía linda, me perfumaba y jugábamos cartas, o simplemente platicábamos. Pasamos de estar solamente sentados en la sala a estar en su recámara, en su cama, acostados.

-Ya no puedo más…

Me besó. Y nos besamos. Me encantó, pero prometimos no volver a hacerlo nunca por el bien de nuestra amistad.

Yo quería que volviera a pasar y seguí seduciéndolo lentamente, me vestía cada vez más provocativa para él, me peinaba y me ponía guapa para verlo.

Un día regresé ebria de una fiesta y para mi sorpresa el también iba llegando, ebrio también. En el elevador, a penas me dirigió la palabra, y él se fue a su departamento como si no me conociera. Su comportamiento me intrigó y como toda una borracha cachonda fui a visitarlo a media noche.

Toqué el timbre.

-¿Qué haces aquí?

-Vine a visitarte

-Si tan tarde…

-Sí

-¿Qué pretendes?

-Pues nada, yo sólo…

Volvió a besarme otra vez, pasamos y cerró la puerta.

-¿Esto es lo que quieres?

Guardé silencio. Me cargó en sus hombros, me llevó a su cuarto y me tiró sobre la cama. Se me subió encima, y me dio un beso salvaje, de esos que exitan, mientras frotaba su miembro duro contra mi vagina, que ya estaba muy mojada.

-Quiero que seas mía

-Y yo quiero ser tuya

-Te quiero desde que te conocí

Sin pensarlo le desabotoné su camiseta, y él me arrancó mi blusa, tan desesperado por desabrochar mi brasier que lo jaló y me lastimó un poco. Al final logró quitármelo, y comenzó a lamer mis senos, los chupaba con amor, delicioso, succionaba como bebé mamando leche, me dolía y me encantaba, mientras yo respiraba hondo y acariciaba su cabello.

Comenzó a bajar a mi abdomen, jugó un rato con mi obligo y levantó mi falda y admiró mi vagina con ojos de lujuria y deseo. Me quitó la tanga en menos de un segundo y comenzó a lamer mi clítoris de una manera salvaje, pasaba su lengua de un lado a otro y la introducía en mi orificio, tragándose todos mis jugos, casi me hace tener un orgasmo cuando se quitó, se levantó e introdució su pene grande y venoso en mi vagina.

-Aaaaaaah

-Me encantas hermosa

Empezó lentamente a bombear su pene con mi vagina, se le veía que le encantaba, yo estaba exitadísima, sólo quería más y más. Cuando vi que iba a venirse, me quité, lo acosté y me subí encima de él de espaldas, y comencé a cabalgar delicioso, lento, moviendo la cadera muy sexy, dejando que apreciara la imagen de su pene dentro de mi vagina, yo veía como se derretía de placer

-Aaaaah, hermosa, comes delicioso, chiquita

-Que rico, me voy a venir, aaaah, que rico mi amor

Tuve un orgasmo fulminante, delicioso

-Yo quiero mas

Me puso en cuatro patas, y me metió de una su verga en mi vagina ya hinchada por el orgasmo pasado y comenzó a bombear fuertemente y muy duro

-Espera, me duele

-Te va a gustar

Siguió bombeando, y en efecto, me empezaba a agradar, sólo quería más de esa verga deliciosa, la quería sentir dentro de mi toda mi vida, lo único que quería era ese pene dentro de mi, que me cojiera, que me hiciera sentir como ahora

-Aaaaah, que delicioso mi amor

-Te gusta gatita linda

-Si mi amor me encanta sentirme llena de ti mi vida

-Me encanta tu panochita apretadita y bien mojadita mi reina yo te la voy a dejar bien floja todas las noches

-Si si papi aaah que rico me vengo

Me vine de nuevo y él se acerco a mi, puso su pene en mi cara y comencé a mamarlo, le chupé su glande con sabor a líquido vaginal mmm delicioso, le mamé sus huevitos, lo chupaba como una paleta y el se ponía rojo hasta que se vino y dejó todos su semen en mis senos.

Me dió un beso y nos quedamos profundamente dormidos.

A la mañana siguiente…

Feliz Navidad….

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-Hoy, quieres demostrar que eres mayooor… tu éxito será el sabooor… – Es cierto, lo más apropiado para una fiesta de Navidad, serían villancicos y no canciones de viejos anuncios publicitarios, pero a Gema de Blas se le había metido en la cabeza esa canción, y teniendo en cuenta que la comida había sido preparada por ella, Dulce y otro par mas de trabajadoras del ministerio de Hacienda, tampoco estaba tan mal elegida.

-Buen sabor, todo en casa sabe mejooor… – coreó Dulce, desde la otra silla, donde sostenía el extremo de la tira de espumillón que ambas colocaban. Era 24 de Diciembre y estaban preparando la pequeña fiesta de Navidad que daban esa tarde, después del trabajo, y tenían por delante un fin de semana de tres días gracias al día de Navidad. Esa misma mañana apenas había venido nadie, la contabilidad estaba cerrada hasta Año Nuevo, todo estaba muy tranquilo y el trabajo era casi inexistente, todo el mundo estaba más concentrado en la fiesta de por la tarde que en otra cosa.

Beto no dejaba de mirar las piernas de Dulce, subiendo y bajando de las sillas para colgar espumillón, pero había otra cosa que lo atraía aún más. Ella llevaba un jersey con escote de pico que le dejaba un balcón que ponía bizco a Beto… y además, era un jersey navideño, mostraba una casita y un abeto nevados sobre fondo azul con copos de nieve, era tan bonito… A Beto le encantaba la Navidad, era su fiesta favorita del año, y le encantaba Dulce y los corsés que usaba para resaltar sus preciosos pechos, así que tenía juntas las dos cosas que más le gustaban (salvando los helados) y no podía dejar de mirarla, sonriendo con su aire de bobo encantador. Finalmente no pudo aguantar más y se levantó de la silla para ir a ver si podía hacer algo que justificase estar cerca de ella.

-Sujeta ahí, Dulce- pidió Gema mientras ella tomaba la guirnalda para sujetarla con celo a la pared. Dulce se estiraba todo lo que podía, pero aún así el techo estaba demasiado alto, y la tira de espumillón no quedaba bien.

-No llego más arriba… – se quejó la joven, de puntillas sobre la silla y con un pie sobre la fotocopiadora, intentando estirarse más aún. Entonces, emitió un grito de sorpresa que acabó en una carcajada, porque Beto llegó por detrás, le metió la cabeza entre las piernas sujetándola de los muslos y la sentó sobre sus hombros para auparla.

-¿Llegas ahora? – preguntó Beto desde debajo de la falda escocesa de Dulce, que le tapaba casi media cara.

-Ahora sí, gracias. – contestó ella entre risas. Puede que Beto no fuese demasiado alto, ni tampoco excesivamente inteligente, pero sí que era muy servicial. La propia Gema se reía sin disimulos. – Tal vez sea mejor usar la escalera – sugirió Dulce cuando su novio la dejó nuevamente en el suelo – Aunque sólo sea para no destrozarte los hombros.

-Pues si tú puedes irte ocupando de las guirnaldas, yo iré trayendo la comida – dijo Gema y se marchó a ir sacando pasteles, sándwiches y tortillas de diversas tarteras, y Dulce se subió a la escalera para colocar espumillón.

Beto sostenía en sus brazos la tira de espumillón para que ésta no se despegara por el peso mientras Dulce la colgaba, y estaba justo bajo la escalera. Sabía que no debía mirar hacia arriba, no debía hacerlo, no era caballeroso… Pero los ojos se le escapaban por mucho que bajase la cabeza. “Tiene unas piernas tan redondeadas… y unos muslos tan gorditos y fuertes…” pensaba el funcionario, intentando concentrarse en los botines negros de Dulce, y no en lo que vería si miraba más hacia arriba. La falda a cuadritos rojos y verdes de su novia se elevaba ligeramente cuando ella se estiraba, dejando ver un poco más arriba de la mitad del muslo. Ella llevaba medias abrigadas, pero transparentes, lo que daba a sus piernas un brillo realmente tentador, y, Beto lo sabía, no ocultaban su ropa interior si a él le diese por mirar hacia arriba. Pero no iba a hacerlo, porque era un caballero. Aunque Dulce fuese su novia, él no iba a ser tan grosero de mirar para arriba para verle las bragas.

-Beto, ¿quieres por favor correr la escalera hacia la izquierda, y así no tendré que bajarme? – pidió Dulce, y el funcionario agarró la escalera con ambas manos y tiró de ella con cuidado, con Dulce agarrada a las guías. – ¿Qué te pasa? Te encuentro raro… – Beto alzó la cabeza para asegurar que estaba bien, y el corazón le dio un vuelco; sin querer, había visto más de lo debía, las piernas de Dulce casi enteras y en medio de la sombra de la falda, el inicio de un pequeño triangulito blanco. De inmediato agachó la cabeza, colorado como un tomate y con una risita de timidez – ¡Ay! Serás sinvergüenza… ¿Con que era eso? – Dulce se encogió instintivamente y Beto asintió, mudo, él había intentado contenerse, aquello había sido accidental, pero Dulce parecía más divertida que enfadada, y con mirada de picardía, volvió a estirarse, subió un escalón más arriba y subió una pierna al último escalón.

“No, no, no….” Se dijo Beto con la mirada fija en el tobillo de Dulce, luchando con todas sus fuerzas, pero finalmente sus ojos fueron más fuertes que su voluntad, y se elevaron sin que pudiera evitarlo. Con calor creciente, recorrieron las pantorrillas, luego las rodillas, llegaron a los muslos, la pierna izquierda se separaba por un escalón, y finalmente, arriba de todo, en medio de ellas, la blanca tela de las bragas que cubría el sexo de Dulce. Las bragas estaban estampadas con ramitas de muérdago y campanitas. “Bragas navideñas…” pensó el funcionario, que también llevaba sus calzoncillos de fiesta, rojos con dibujos de gorritos de Papá Noel. Antes de poderse dar cuenta, tenía la cara vuelta hacia arriba, con una adorable sonrisa tontorrona abierta en su cara, encantado con lo que veía, bebiéndose hasta el último detalle, mientras le parecía oír de lejos la risita de su novia… el vuelo de la falda aleteando en torno a sus muslos, el bulto que hacían los labios vaginales de Dulce; la rayita que se adivinaba en medio de ellos y que era la entrada donde tanto le gustaba meterse; la tensión que hacía la tela en la parte delantera, que era donde más se abultaba la rosada rajita y donde Dulce tenía su puntito mágico, y… anda, ¿y esa manchita en el centro? No estaba hace un momento… y entonces cayó en la cuenta de lo que sucedía, Dulce sabía que la estaba observando, que se la estaba comiendo con los ojos, y eso la ponía contenta, tenía ganas de hacer cositas con él… Beto soltó su risita de timidez, pero lo cierto es que él también tenía ganas, era tan bonito lo que estaba mirando…

-Betito… – susurró Dulce, y éste cambió el foco – eeeh… ponte frente a la pared, anda, que se te nota mucho.

El funcionario puso carita de no entender, pero entonces bajó la vista y vio a qué se refería su novia, sus ganas eran demasiado evidentes y hacían un ángulo de 900 con sus piernas… y aumentando. Se sonrojó violentamente y se volvió hacia la pared, recitando para sí los tramos de lecciones más aburridos, de cuando estudiaba el bachillerato, que se le venían a la cabeza; “Las rocas minero-metamórficas cornubianitas Gutiérrez que le veo son aquellas que han sido formadas a partir de otra roca mediante un proceso llamado metamor silencio al fondo metamorfismo…” (Beto tomaba los apuntes al pie de la letra y se los aprendía igual; de no haber sido por Oli, su primo favorito, que le corregía los apuntes a pesar de ser cinco años menor que él, hubiera sido la primera persona en suspender estrepitosamente teniendo un examen perfecto a pesar de todo…), hasta que logró que su cuerpo se calmase. Dulce le sonrió y se dejó deslizar por las guías de la escalera para bajar de la misma, su falda revoloteó dándole una apariencia de ingravidez por unos instantes, y su novio le sonrió.

Dulce agarró una bolita de muérdago de adorno y la sostuvo por encima de la cabeza de Beto para tener un pretexto para darle un tímido beso.

-¡Hep, vosotros! ¡Id a un hotel! – les llamó la atención Carvallo, el más temido de los inspectores de Hacienda, que acababa de entrar de la calle con una caja llena de hojas, ramitas y el verde que había podido encontrar entre la nieve y la escarcha, para decorar el belén. Lo cierto es que los apreciaba mucho, pero el pasteleo que se traían Beto y Dulce le parecía inapropiado en el lugar de trabajo aunque fuese fiesta, sus coqueteos ya le habían traído algún disgusto y además estaba de un humor poco recomendable debido a la congelación que había pasado para recoger las ramitas (pero todos estaban de acuerdo: si había alguien en el mundo capaz de encontrar algo verde bajo una nevada, ese era el Zorro Carvallo… sería capaz de encontrar el Santo Grial si le decían que formaba parte de un fraude fiscal). Beto y Dulce se rieron, hacer rabiar un poco a Carvallo era muy divertido. Sin soltarle de los brazos, Dulce preguntó en voz baja si, después de la fiesta, querría ir a cenar con ella…

-¿A tu casa, quieres decir? – preguntó, y ella asintió. -Chí – susurró Beto, encantado con la idea, porque sabía que la perspectiva incluía no sólo cena, sino también “cositas”, y le gustaba tanto una cosa como la otra.

Una vez todo colocado, finalmente echaron el cierre un poco antes e hicieron el amigo invisible que habían preparado. A Dulce le cayó un frasco de perfume con aroma a chocolate, y a Beto un par de calcetines gruesos tejidos a mano.

-Lo confieso, le habías tocado a Carvallo, pero le pedí que me lo cambiara – le murmuró su novio, muy colorado, que no dejaba de mirarla el escote por más que quisiera disimularlo. Dulce le besó en la mejilla y mientras todos empezaban a brindar, nadie notó que el regalo de Gema de Blas, aparentemente un libro de moda, llevaba entre las páginas, cuidadosamente dobladas, prendas íntimas reducidas a la mínima expresión. Su mirada se cruzó con la de Carvallo que, fingiendo que se rascaba el puente de la nariz, le guiñó un ojo.

La celebración empezó amigablemente sirviendo cava y brindando, pero el bueno de Beto estaba a otras cosas. La verdad que había dudado entre regalarle el perfume de chocolate o un bonito juego de corsé “mamá Noel” que había visto, pero temiendo que ella pudiera incomodarse por recibirlo delante de todos, lo tenía en casa para dárselo al día siguiente… pero no podía dejar de pensar en lo guapísima que iba a estar con ello puesto. Y lo cierto que ya estaba guapísima ahora, con ese escote que dejaba ver el travieso canalillo. Sin que pudiera evitarlo, se le venía a la cabeza cuando ella le enseñó a coger chupitos de él, y el dulce aroma que emanaba de su piel cada vez que se inclinaba, el roce de su nariz contra su piel cálida, los pezoncitos rosados abultándose contra la tela del sostén… de pronto, tenía mucho calor. Y antojo, un antojo tremendo de tocarle los pechos.

“Me bastaría con tocárselos un poquito…” pensaba “No hablo de… llegar hasta el final, me conformaría con poder tocarlos, notar su calor en mis manos, siempre los tiene tan calentitos y huelen tan bien… es como acariciar dos panecillos redondos recién hechos”. Se dio cuenta que Dulce le estaba mirando y le sonreía, irguiéndose y echando un poco hacia atrás los hombros, porque sabía a dónde estaba mirando su Beto, y la verdad es que a ella le gustaba que lo hiciera. Él le devolvió la sonrisa, un poco apurado por verse descubierto, y la joven sonrió más y apretó los brazos para resaltar el canalillo. A Beto se le tensó un músculo de la cara y luchó por desviar la vista, pero casi al segundo estaba mirando otra vez, con las mejillas de un tono más rosado de lo habitual. Dulce se acercó a él y le ofreció un pedazo de tarta de nata que ella misma había hecho.

-Me parece que “alguien” de por aquí me encuentra muy guapa hoy… – susurró.

- ¿Quién? – preguntó Beto mirando hacia todos lados, con curiosidad genuina.

-Tú, corazoncito… – Dulce sonrió. Ya debería estar acostumbrada a que su novio era incapaz de pescar una sencilla indirecta, ni una pregunta retórica, ni una ironía, pero lo cierto es que a veces, lo olvidaba. Beto agachó la cabeza, sonriendo como el adorable bobo que era.

-Sí… – reconoció – Es que estás muy guapa hoy. Quiero decir, todos los días estás guapa, nunca estás fea, siempre me gustas… pero hoy, más. Me encanta la Navidad y me encantas tú, y es la primera vez que tengo juntas dos cosas que me gustan tanto. – Probó la tarta y se corrigió – Bueno, tres cosas.

Dulce le miró con sus ojos ambarinos, esos ojos medio verdes, medio amarillos, con esa mirada tan tierna que ella sabía poner y que a él le daban ganas de gemir como un cachorrito y acurrucarse contra sus pechos… Eso le encantaría, notar el tacto cálido de sus pechos contra su mejilla, podía oír los latidos de su corazón cuando lo hacía, se le movían con la respiración y podía ver cómo los pezones cambiaban, cómo se ponían tiesos enseguida apenas los medio rozaba con un lado de la boca… “quiero hacerlo, quiero hacerlo ahora” pensó “tengo que tocarla, quiero tocarle los pechos ahora mismo”. Se apuró la tarta mientras pensaba y Dulce escuchaba las conversaciones a su alrededor.

-Eeeh… Dulce… – la joven se volvió a mirarle – ¿Te ha enseñado Carvallo lo que tiene en su despacho?

-¿En su despacho…? No, ¿qué es?

-Es un secreto. – Beto se llevó un dedo a los labios, intentando que no se le escapase la risa – Si vienes conmigo, te lo enseño.

Dulce le miró de soslayo, sonriendo. Mentía fatal… pero miró a la sala, donde vio que todo el mundo estaba a lo suyo, y luego volvió a mirarle a él, y le tendió la mano. Beto se la agarró con una sonrisa triunfal y se fueron. El despacho de Carvallo tenía las persianas bajadas y cerradas y estaba a oscuras, sólo una débil penumbra permitía adivinar contornos de los muebles, y Beto cerró el pestillo cuando entraron, y le pareció que hacía un chasquido que se habría oído en todo el edificio, pero Dulce pareció no darse cuenta de aquello.

-Bueno… ¿cuál era ese gran secreto? – preguntó. Beto resopló.

-Dulce… te he mentido. – confesó, sin dejar de sonreír – No hay ningún secreto. Sólo quería… sé que he hecho mal, sé que he sido malo, pero… quería…. Eeeh… estás muy guapa, Dulcita, y…

-Beto… – Dulce estaba casi fascinada… Ya suponía qué quería su novio, pero… ¿¿¿un tipo tan inocentón como él haciendo algo semejante??? – ¿me estás diciendo que me has traído hasta aquí con engaños para seducirme….?

-Eeeeh… bueno… yo… en realidad, yo… sólo quería tocarte los pechos… – Admitió, y Dulce estuvo a punto de soltar la risa, pero sólo sonrió, se acercó a su novio, le tomó de las manos y las llevó a sus tetas, Beto tartamudeó un gemido y las piernas le temblaron como si fueran de gelatina, ¡qué calentitas eran!

-¿Era esto lo que querías, corazoncito…? – preguntó. Beto tuvo que conformarse con asentir, mordiéndose el labio inferior e intentando mirarla a los ojos, pero por más que lo intentaba, sus ojos se desviaban hacia el canalillo. El funcionario tenía las manos quietas sobre sus pechos, le encantaba simplemente sentirlos en sus manos, le excitaba muchísimo permanecer así un rato, sin moverse, sólo notando su firmeza, su blandura, su calor… aún por debajo del sostén y el jersey de lana, podía notar cómo los pezoncitos se ponían erectos contra sus palmas, y la cara se le desencajó en una sonrisa de placer, mientras sus pantalones volvían a quedarse pequeños. No quería que eso sucediera, pero su cuerpo tenía el feo vicio de pensar sin él, y la situación era demasiado agradable para oponer resistencia…

Dulce le acariciaba muy despacio las manos que él conservaba quietas sobre sus pechos. “A veces, creo que le gusta esta inmovilidad porque es una forma de hacerse a la idea de que son para él… disfruta pensando que son “suyos” en cierto modo, que son para que él disfrute…. Mmmh… qué calientes tiene las manos, me excita muchísimo que no las mueva, me hace sufrir un poquito…”. Finalmente, Beto no aguantó más y un travieso dedo índice empezó a acariciar el escote, siguiendo la línea de la ropa, deteniéndose en el canalillo. Dulce le tomó con ternura la mano y le hizo meter la punta del dedo entre sus pechos, y al funcionario se le escapó un gemido al notar el tórrido calor, y un maravilloso latigazo de intenso placer le atacó, reflejándose hasta su pene, que pareció gritar por atención.

-¿Te gusta lo calentito que está, Culito Mullido…? – preguntó ella en un susurro grave mientras se acercaba más a él, y a su Beto se le escapaba por un momento la risa tonta, como siempre que ella le llamaba por ese apodo – ¿te imaginas lo que sentirías si metieras entre ellos tu cosita? Tu tita siendo apretada por mis pechos, le daría golpecitos con ellos, la estrujaría entre ellos mientras la lamo por la punta… ¿te gustaría?

-Haaah… Dulce… no… no me digas esas cosas, por favor… No podré resistir… – Beto casi se inclinaba sobre su novia, con el cuerpo temblándole de excitación, mientras su mano libre reptaba hacia las nalgas de Dulce y terminó apretándolas con fuerza y su dedo, guiado por ella, entraba y salía de entre sus pechos. Su boca se abría buscando más aire y la joven le besó, lamiéndole los labios, después la lengua, y finalmente depositando su boca sobre la suya, abrazándole con la mano libre y una pierna.

-Pues no resistas, corazoncito… vamos a hacerlo, anda, venga… siéntate y deja que te lo haga, ya verás qué bueno…

Beto intentó aguantar, sabía que había sido él quien había empezado aquello, pero su intención era sólo la de tocarla, palabra, no la de llegar hasta el final, y menos aún hacer algo tan perverso como aquello… pero Dulce le besó y tiró suavemente de él para llevarle a la silla de Carvallo y el funcionario fue incapaz de oponerse, se dejó llevar y sentar, y ni el darse cuenta que estaban a punto de mancillar el reducto sagrado de su jefe y el más feroz inspector de Hacienda, le hizo recobrar la cordura, sólo fue capaz de agarrarse a los reposabrazos y sudar de excitación cuando su novia se arrodilló entre sus piernas y le desató nerviosamente el cinturón y el pantalón del traje. “Carvallo nos mata, esta vez nos va a matar de verdad”, pensó Beto torpemente, pero no hizo nada para intentar que ella desistiera, sólo la ayudó a retirar la ropa y dejar al descubierto su erección. Dulce la contempló durante unos segundos.

-Es tan hermosa… me encanta cuando está así, erecta… – la joven se la comía con los ojos, acercándose ligeramente, con los labios entreabiertos, a punto de rozarla. Beto podía notar el calor de su vaho, y le pareció que a ella le pasaba con su tita algo parecido a lo que a él con sus pechos: que una vez se la ponían delante, ya no podía dejar de mirarla. Dulce se sacó el jersey por la cabeza y empezó a dar lametoncitos muy suaves en el glande de su novio. Beto gimió y se encogió de gustito, la sensación era tan agradable que le parecía que iba a perder el sentido, y eso que ella apenas había empezado… el delicioso cosquilleo se extendía por todo su miembro y se cebaba en su estómago y en los muslos, pero casi se le paró el corazón cuando vio que Dulce se echaba las manos a la espalda para desabrocharse el sostén, blanco y con estampado de hojitas de muérdago y campanitas, a juego con las bragas que había visto pocas horas antes.

“De verdad lo va a hacer, me va a estrujar la tita con sus pechos redonditos…” Beto se mordió el puño, convencido de que iba a enloquecer de placer, no iba a poder aguantarlo. Dulce le miró con una sonrisa pícara, casi maliciosa. Tenía las mejillas coloradas y se agarraba los pechos con las manos. Se acercó más a él y empezó a acariciarle con ellos, y el pobre funcionario la abrazó con las piernas entrecruzando los pies a su espalda, preso de una convulsión. Su novia pasaba sus pechos arriba y abajo por su miembro, lo agarró con una mano y le dio golpecitos contra sus tetas, moviéndoselas, jugueteó con sus pezones hasta que una gotita de jugo transparente supuró, mojándole el pezón, haciendo que el glande resbalara limpiamente por la piel… cada roce, cada caricia, era una corriente de chispas que electrificaban el miembro del bueno de Beto y le hacían estremecer de placer.

“Me encanta hacerle estas cosas… pone unas caritas de gusto y sorpresa tan tiernas…” se decía Dulce, acariciando el miembro de su novio, bamboleándose contra él para que sus tetas le dieran a cada movimiento. Y tenía razón. Beto había estado casado, pero su ex esposa no había sido muy generosa con él en prácticamente ningún aspecto, de modo que la mayoría de juegos sexuales eran una novedad para él, y ella adoraba descubrírselos. Por fin, se agarró los pechos y se dejó caer sobre él, abrazándole la tita entre ellos. Beto ahogó un grito y tiritó, con los ojos desencajados, mirándola con estupor, hasta que su boca se abrió en una sonrisa sorprendida, y el gemido parecía que le quisiera rasgar el pecho de tanta fuerza como lo contenía… ¡le encantaba!

-¿Te gusta, corazoncito…? Dímelo, porque si no te gusta, me paro… – susurró Dulce y su novio negó vigorosamente con la cabeza, pero le costó tres intentos reunir fuerzas para hablar.

-No… no pares, Dulce, por favor, no te pareees… – musitó con una voz algo más aguda de lo normal, lo que le pasaba cuando se excitaba. Su novia sonrió y empezó a moverse, arriba y abajo, apretándole entre sus pechos, ¡qué calor daban! Es cierto, su rajita estaba más caliente y más húmeda, se deslizaba con más facilidad, pero aquí los apretones eran mayores, y el calor era distinto… era travieso, era hacer cositas de un modo que no debían hacerse porque así no era como él había leído que se hacían en el “¿De dónde venimos?”, era como cuando se lo hacía con la boca, romper las reglas establecidas… y le encantaba, le gustaba muchísimo.

Beto miraba sin parpadear siquiera cómo las tetas de Dulce le apretujaban su indefensa tita, que no podía hacer más que estremecerse de gusto y gozar. Le parecía que le picaba, le ardía… la presión en sus testículos se hacía mayor a cada momento, y cada roce de los pechos de su novia le llevaba al cielo. Sus ojos querían cerrarse de gusto a cada frote, pero él pugnaba por mantenerlos abiertos, quería mirar… Dulce le miraba a los ojos con expresión de vicio, y eso le excitaba más aún. Hubiera querido tocar, poner sus manos sobre las de ella, pero no se atrevía… era demasiado perfecto, temía estropearlo, distraerla… sus piernas, enlazadas a la espalda de su novia, daban convulsiones eléctricas cada pocos segundos y sus pies se elevaban del suelo.

-¡Haaaaaaaah… avisa primeroooh, jijiji…! – A Beto se le escapó la risa y le costó Dios y ayuda no elevar la voz al gemir, ¡Dulce se había metido su glande en la boca! Mmmh… qué rico, chupaba y aspiraba, apretándole también la cabecita, lamiéndole… El funcionario se echó un poco hacia atrás, luchando por respirar, sintiendo su tita exprimida entre las tetas de Dulce y la punta mimada por su lengua, perfilada por sus dientes, entre sus labios esponjosos… ¡estaba en la gloria! Era una lástima que no pudiese seguir sintiéndose así siempre, o por lo menos, más rato, porque el gustirrinín le estaba llegando, no iba a ser capaz de aguantar mucho más… – Dulce… Duuuulce… me… me…

La joven ya sabía qué quería decir, y aceleró. Sabía que Beto tenía vergüenza de que ella lo tragase, y eso precisamente la gustaba más aún, el funcionario supo que ella iba a hacerlo, iba a hacerlo otra vez, no pensaba parar, iba a hacer que él terminase en su boca… y la idea le resultó increíblemente excitante, y se dejó llevar sin poder contenerse. El calor aumentó, sus caderas empezaron a moverse solas, el delicioso placer cálido se centró en su bajo vientre y entonces pareció explotar, derramarse y fundirse por todo su cuerpo en oleadas que lo electrizaban, y en una maravillosa convulsión expulsó el semen en la boca de Dulce, que tragó rápidamente, chupando sin parar, apretándole la tita como si quisiera vaciarle por completo, mientras se le escapaba un “mmmmmmh….” al sentirlo dentro de su boca, tan caliente y espeso, ligeramente agridulce…

-Haah… haaah… mmmmmmmmmmh…. – Beto tenía las gafas casi en la punta de la nariz, se le habían escurrido por el sudor, y no parecía capaz de afrontar el esfuerzo de recolocárselas… ni tampoco que le importase demasiado. Su rostro era la felicidad absoluta y Dulce le sonrió, complacida. Adoraba darle placer. – Dulcita, cuánto te quiero… – logró articular, desmadejado en la silla – pero… pero así, tú no has gozado nada… ¿quieres… puedo…?

Beto intentó rehacerse para darle placer a su novia, pero ella sonrió y negó con la cabeza, gateó para acurrucarse contra él y se fundieron en un largo beso. “En casa”, susurró la joven, llevando de nuevo la mano de su novio hacia sus pechos aún desnudos, y Beto la acarició, recostando su cabeza en los hombros de la joven. “Es tan dulce…” pensó ella “tan maravillosamente tierno… sé que aún es un poco pronto, pero… sé que me quiere, y yo le quiero a él, ¿qué sentido tiene esperar más?”

-Betito… dime una cosa, ¿quieres vivir conmigo? – Beto casi se sobresaltó, y puso cara de temor.

-…No. – admitió. Dulce se levantó bruscamente.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Eeh… pues porque no… no me gusta tu… – Pero Dulce no le dejó ni acabar la frase.

-¿No te gusta? ¿Qué no te gusta de mí?

-Du-Dulce, no te enfades… – Beto parecía a punto de llorar, Dulce era la única mujer que hasta la fecha, nunca se había enfadado con él.

-¿Que no me enfade? ¿Cómo pretendes que me lo tome, esperas que me ponga a bailar de alegría? ¿Cómo quieres que reaccione cuando me dices que no quieres vivir conmigo? ¿Qué pasa, soy muy buena para follar, pero no para tener una relación que vaya más allá, no? – Las lágrimas se le caían de los ojos sin que pudiera evitarlo, y Beto se levantó para intentar consolarla, pero Dulce le rechazó, y se puso el jersey.

-No, no, Dulce, no es eso, palabra, es sólo que…

-¿Que aún sigues colgado de tu mujercita, verdad? ¡De esa arpía que te abandonó y que ni siquiera te dejaba correrte, y te despreciaba, pero como supo manejarte a su antojo, te hizo creer que en realidad te quería mucho! ¡Pues puedes esperar sentado a que ella vuelva, débil mental!

Beto se sintió lastimado en lo más profundo… ni siquiera cuando no se llevaban bien ella lo habría llamado “débil mental”… quizá hubiera pensado que lo era, pero no se lo habría dicho. Le tembló la barbilla y a su pesar, se le escaparon las lágrimas.

-Llora. – dijo ella – ¡Llora! ¡Parece que es lo único que sabes hacer! Y yo pensando como una lela que me querías, y sólo me usabas para desahogarte… ¡No quiero volver a verte en mi vida!

Una parte de Beto quiso decirle que no era verdad, que él la quería, pero el llanto y el orgullo herido le mataron la voz. Dulce salió del despacho reprimiendo las lágrimas, pero éstas le goteaban por la cara. A la carrera, cogió su abrigo y salió de la oficina sin mirar a nadie, corriendo sin mirar para atrás. Beto sintió que el corazón se le partía como si alguien lo agarrara y tirase de él hasta desgajarlo. Nunca en su vida había sentido tanto dolor… en la moqueta, tan abandonado como él, yacía el sujetador navideño de Dulce.

********

-¡Felices fiestas a todos! – Gritó Serrano, secundado por los demás.

-¡Un brindis por nuestro entrenador, Carvallo! ¡Porque el año nuevo nos traiga otra liga ganada gracias a él! – El Zorro Carvallo sonrió y agradeció a todos el brindis, mientras Gema le acercaba una copa de champagne, pero apenas bebió. A diez metros de distancia, vio a Dulce salir corriendo de la oficina, con una mano delante del rostro. Beto no la seguía. Miró hacia el lado contrario al que había salido corriendo la joven, y vio su despacho entreabierto. Hubiera debido indignarse por lo que sospechaba que podía haber ocurrido en su recinto privado, pero la posibilidad de Dulce llorando y Beto sin ir tras ella era mucho más alarmante.

…Y próspero Año Nuevo

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Carvallo sonrió a Gema y se encaminó hacia su despacho entreabierto. No era buena señal la huída de Dulce que había presenciado, pero no esperaba encontrarse la imagen de desolación que se encontró. Zorro Carvallo se tenía a sí mismo por un hombre duro, poco dado a sentimentalismos, pero vio a Beto de rodillas sobre la moqueta, llorando en silencio, con las gafas empapadas de lágrimas y agarrado al sostén de Dulce, y se le cayó el alma a los pies. Los hombros de Beto se convulsionaban por el llanto, pero no emitía sonido alguno, ni siquiera sorbía, de modo que no sólo le goteaban los ojos, sino también la nariz, y no parecía que se diese mucha cuenta de ello. Carvallo se acercó lentamente, y el funcionario, dándose cuenta por fin de que no estaba solo, se guardó la prenda precipitadamente, sorbió e intentó limpiarse con la manga del traje.

-Beto… – dijo Carvallo con voz suave, acuclillándose a su lado – Hijo, ¿qué ha pasado…?

El citado estuvo a punto de decir “nada”, pero en primera, él no sabía mentir, en segunda, aún si hubiera sabido, era inútil tratar de ocultarlo habiendo sido descubierto, y en tercera, aún si no hubiera sido descubierto, no valía la pena tratar de mentirle a Carvallo.

-Me… me ha dejado. – confesó – Ha roto conmigo.

-Pero, ¿porqué? ¿Qué ha pasado? Si esta misma tarde estabais bien…

-Le dije que no quería vivir con ella.

-¡¿Qué?! – El Zorro no podía creerse algo semejante – ¿Porqué le has dicho algo así? ¡Si tú la adoras, estás loco por ella, y ella te quiere también!

Beto sollozó por primera vez y se abrazó a Carvallo, quien se incomodó, pero devolvió el abrazo.

-Lo sé… – murmuró entre jadeos – pero es que no… no quiero en su…

-Mira, Beto, deja de llorar, así no arreglas nada. Lo que vas a hacer, es coger tu abrigo y ahora mismo, ir a su casa y hablar con ella. Venga, levanta.

-Pero… pero si ella no… ha dicho que no quería volverme a ver, y…. y me llamó “débil mental”… – Carvallo suspiró. Si Dulce había pretendido hacer daño a Beto, lo había logrado. El funcionario sabía que no era ninguna lumbrera, que podía tener muy buena memoria, pero era más bien lentito… era el primero que lo reconocía, pero una cosa es reconocerlo, y otra muy distinta que te lo echen en cara. Desde niño le habían llamado cosas así, tonto, burro, idiota, berzotas, retrasado, zoquete, alelao… mal que bien, podía soportarlo, pero siempre hería. Y que te lo llamase una persona a la que amas, duele más que nada.

-Beto, ella ha reaccionado así porque tú la has hecho daño, mucho daño, al decirle que no quieres vivir con ella. Estaba dolida y enfadada, y por eso atacó, no sentía lo que dijo. No sé porqué te has negado, y no quiero saberlo, tus razones tendrás… pero tienes que decírselas a ella. ¿Tú la quieres, verdad?

Beto asintió con la cabeza, quitándose las gafas para limpiarlas y secarse los ojos.

-Pues ve y díselo. Mira, tú no lo entiendes… bueno, la verdad es que nadie las entiende, pero cuando ella te ha dicho que no quiere volver a verte, lo que en realidad quería decir es “quiero que vengas corriendo detrás de mí y me frenes, y me digas que me quieres”.

-¿Tú crees…?

-No lo creo, estoy seguro. ¿Alguna vez me he equivocado, yo…? – Beto tuvo que asentir, eso era cierto, el Zorro tenía el vicio de tener razón la mayor parte de las veces. – Pues entonces. Ahora, vas a lavarte un poco la cara, te suenas bien y vas a su casa, y hablas con ella, y le explicas que aunque no quieras vivir con ella, la sigues queriendo y no la quieres perder. No la dejes que se te escape, hijo, te arrepentirás toda tu vida… me puedes creer.

Beto asintió y murmuró un “gracias” casi inaudible y se marchó al baño a lavarse. Carvallo le sonrió y se quedó pensativo, sonriendo. Habían pasado muchos años, muchísimos… amaba a su mujer, tenía cariño por Gema, era feliz… pero en el fondo de su corazón, en un rinconcito pequeñísimo, todavía seguía ella. Se encogió de hombros y volvió a la fiesta.

Durante el trayecto en autobús, Beto intentó hacerse a la idea de lo que le diría a Dulce, quiso prepararse respuestas… pero la verdad que tenía miedo. Miedo a que ella lo despreciara, quizá incluso le empujara, como una vez hizo su ex mujer. ¿Cómo podía pensar Dulce que él podía tener algún interés en volver con ella? Antes de conocerla, tal vez sí, reconoció. Era tan triste estar solo, sentirse abandonado sin saber ni la razón, que si ella hubiera vuelto, él la habría acogido sin dudarlo, aunque eso significase hacer frente de nuevo a sus enfados, sus gritos, su escasa paciencia… Pero ahora, ya no. Ahora que sabía lo que significaba estar con alguien que te quiere de verdad, no estaba dispuesto a cambiarlo por lo que tuvo con Cristina, su ex mujer… Finalmente, llegó a casa de Dulce.

Esperaba que no estuviera dormida, le sabría mal despertarla, pensó mientras subía las estrechas escaleras. Cuando estaba ya en el descansillo, le invadió el temor, ¿y si Dulce no estaba en casa? Sabía que tendría que haber llegado mucho antes que él, porque ella sí traía coche, pero, ¿y si, para olvidarle, se había ido por ahí a buscarse a otro…? Rogó porque no fuese así, y llamó a la puerta. Y sintió un alivio inmenso cuando Dulce le abrió.

-¿Qué haces tú aquí? – preguntó ella, hostil. Tenía puesto un grueso y holgado pijama de algodón lleno de pelotitas y tenía cara de haber estado llorando. En la mesita del diminuto salón, que se veía a través de la puerta, había un grueso pedazo de tarta a medio comer.

-He venido a verte… – empezó él.

-Ya me has visto. Vete. – cortó Dulce con voz pastosa y cerró la puerta. Beto volvió a llamar, pero Dulce no abrió ni contestó. El funcionario suspiró.

-Vale. Pues aquí me quedo. – dijo a la puerta cerrada. Pasados unos minutos, volvió a llamar con los nudillos. – Dulce… por favor, necesito hablar contigo. Te quiero.

-Eso no es verdad. – la voz de la joven sonaba muy cerca, como si ella también estuviese junto a la puerta. – Márchate, por favor… ya me has hecho bastante daño.

-No me voy a ir sin hablar antes contigo.

-No puedes quedarte ahí para siempre.

-Sí puedo. – rebatió. – Voy a quedarme aquí hasta que abras. Toda la noche, cuando me entre sueño, me acostaré en el suelo y me dormiré aquí. Y si me entran ganas de hacer… de hacer mis cosas, bajaré al bar de abajo y me compraré una bolsa de patatas para que me dejen ir al lavabo, y volveré aquí. Y si mañana no sales, llamaré para que me suban una pizza y me la comeré aquí. Y sé que tienes vacaciones hasta el ocho de Enero, como yo, así que tendrás que quedarte ahí todas las vacaciones, porque si intentas salir, yo estaré en la puerta. Y me puedo lavar en la fuente del parque, y aguantaré aquí hasta que el día ocho salgas para ir al trabajo y vayamos juntos, así que sí, sí puedo quedarme aquí para siempre.

Lo que se oyó al otro lado de la puerta, ¿era un sollozo o una risa? Beto no pudo asegurarlo, pero el caso es que la puerta se abrió y Dulce estaba allí, con la cara congestionada por el llanto. Él intentó hablar, pero la joven se le echó encima y le besó con furia, tirando de él y cerrando la puerta.

-Du-Dulce, yo…

-No hables… no digas nada. – pidió ella al tiempo que se quitaba el jersey del pijama. Beto sabía que tenía que hablar, decir que la quería, explicarle… pero sus pechos botando tan cerca de él, después de lo triste que había estado, eran una visión demasiado hermosa y se abrazó a ella, buscándole el cuello con los labios. Dulce gimió, quitándole la bufanda y bajándole el abrigo, mientras tiraba suavemente de él hacia el dormitorio. Beto gimió al sentir las manos de Dulce apresándole por los carrillos para besarle, y enseguida quitándole la chaqueta y desabrochándole el chaleco, y él mismo la ayudó, mientras seguía la boca de su novia, que caminaba hacia atrás, hacia la alcoba pequeña y oscura cuya única ventana caía a un patio interior.

Dulce se abrazó a él y se dejó caer en la cama, cuyos muelles protestaron por el peso, pero a Beto se le escapó la risa por el sonido mientras pataleaba para terminar de quitarse los pantalones que tenía ya por los tobillos y la propia Dulce, sin soltarle la boca, se despojaba de los suyos, junto con las bragas. Finalmente, la camisa y los calzoncillos rojos del funcionario aterrizaron en el frío suelo de baldosas del dormitorio y se encontró desnudo entre los brazos de Dulce, que le besaba con los ojos entornados, con las lágrimas escapándosele de los mismos. “Estamos haciendo cositas, pero ella sigue triste…” pensó con torpeza él. Hubiera querido decirle cuánto la amaba, pero las manos de la joven no paraban quietas, su boca revoloteaba en torno a su cara y su cuello, y finalmente ella le montó y empezó a frotarse contra su erección. Si habitualmente Beto no era un portento, con ese tipo de estímulos tentándole, lo era mucho menos.

La joven jadeaba, jugueteando con el miembro de su amante, frotándose contra él, pero sin dejarle entrar, acariciándose la sensible entrada mientras parecía intentar evitar mirarle a los ojos. Beto empezó a moverse, pero no hacia arriba, no para intentar introducirse en ella, sino en círculos, suavemente, para ayudarla a frotarse. Dulce gimió de placer y se dobló de gusto y sus lágrimas cayeron sobre el estómago de Beto, quien le buscaba las manos, pero la joven las apartó, volviendo la cara. El funcionario sentía placer, pero también un terrible dolor “Está haciendo algo parecido a lo que hacía Cristina” pensó “me está usando para conseguir placer, pero no me deja que la dé ni un poquito de cariño…” , y tenía razón. Sólo cambiaba que Dulce estaba encima y parecía avergonzada por lo que hacía, pero por lo demás, la situación era muy parecida.

-Du-Dulcee… – gimió Beto. Intentaba explicarse una vez más, hablar con ella, pero la joven le miró a los ojos casi en un descuido y debió leer en ellos toda la tristeza de Beto, porque no fue capaz de sostenerle la mirada. Cerró los ojos, y como si se estuviera arrepintiendo de antemano, se alzó ligeramente y se dejó caer, ensartándose en la tita de su amante. – ¡Haaaaaaaaaaaaaaah… ayayay…! – El maravilloso calor inundó el cuerpo de Beto, y una deliciosa sensación de satisfacción le invadió de pies a cabeza, y no pudo evitar dejarse derrotar por ella, ¡qué placeer….!

Dulce gemía, agarrándose los brazos, quieta por un momento, pero enseguida comenzó a moverse en círculos, de atrás hacia delante, apretando a Beto dentro de ella, frotando su clítoris contra la piel de él. De nuevo el funcionario la buscó, acariciándole los muslos temblorosos, y ella abrió los ojos y le miró. El placer colmaba todos sus sentidos en ese momento, no era capaz de dejar ver nada más aparte del intenso fuego que tenía en las entrañas. Beto le sonrió, con sus dedos reptando tímidamente por su piel, y la joven le agarró las manos y las llevó a sus pechos saltarines. Beto dejó escapar un gemido al sentir sobre sus palmas aquéllas tetas que tanto le gustaban, blanditas y calientes, con los pezones erectos haciendo cosquillas entre sus dedos, y empezó a moverlos, acariciándolos uno con otro, apretándolos, amasándolos mientras ella no dejaba de frotarse en círculos sobre su tita.

“Me gusta mucho cómo lo hace….” Pensó Beto, temblando de placer “es muy bueno, muy calentito… pero así tardo más, así dura más el gustirrinín, mmmmmmh….”. Es cierto, así él duraba más… pero ella no, cada movimiento de atrás hacia delante frotaba su perlita contra la piel de su amante y eso le hacía ver las estrellas de gusto. Todo el bajo vientre de Beto estaba empapado de los cálidos jugos de Dulce, y cada roce la electrizaba, le hacía sentir el maravilloso picor cada vez más intensamente, no iba a tardar mucho en correrse. Se frotó con más fuerza, más rápido, su cuerpo tiritaba de gusto, cada vez era mejor, sus piernas se ponían tensas y el placer aumentaba en su botón, la euforia la vencía, Beto le sonreía, él sabía que estaba llegando, y finalmente el roce fue demasiado intenso y Dulce chilló de placer, estremeciéndose por las oleadas de gustito que estallaron en su clítoris y la hicieron temblar y convulsionarse… su vagina se contrajo, apretando en su interior la tita de Beto, que jadeó de placer, pero no se movió ni pronunció palabra… quería que ella gozara, temía estropearle el orgasmo si se movía… Pero apenas Dulce pareció repuesta, volvió a moverse, esta vez más intensamente, de arriba abajo, brincando sobre él.

Beto negó con la cabeza… o lo intentó. No hacía falta que ella siguiera si no quería, podía hacérselo con la mano o… o… ooooh…. Mmmh, por favor, por favor, que no se detuviese ahora… Le pareció oír una risita de Dulce, y tenía razón, la joven le sonreía mientras botaba como una loca. El calor era intensísimo, subía sin parar, el cosquilleo era cada vez más fuerte, las oleadas de placer que le sacudían era cada vez mayores, y Beto no podía hacer nada por aguantarse… así que en lugar de eso, empezó a dar caderazos él también, embistiendo a Dulce, que gritó sin poder contenerse y se puso en cuclillas para conseguir una penetración más profunda.

Beto desencajó los ojos, ¡qué bueno! Llegaba muy al fondo, y las embestidas eran feroces, casi se salía por completo y entraba hasta dentro del todo… le parecía que así le apretaba más, era tan caliente y tan maravilloso que… que no podía más. El delicioso picorcito que anunciaba su orgasmo empezó a bordonear en sus testículos, en la base de su pene, Beto gimió, disfrutando esos segundos maravillosos antes del final, cuando el placer es tan intenso, cuando su cuerpo se debatía en el sí llega-no llega hasta que el gozo es superior a todas tus fuerzas, te dejas vencer, estallas dulcemente y caes en el orgasmo deliciosamente rendido… el funcionario exhaló todo el aire como si se le fuese la vida entera mientras su pene expulsaba la descarga dentro de Dulce y la joven emitía algo a medio camino entre un jadeo y un sollozo, y de nuevo las contracciones le abrazaban el miembro.

Él recuperaba el aliento. Su novia se movía tan lentamente que apenas la notaba. La miró a los ojos y no supo interpretar lo que vio, ¿se arrepentía? ¿Era vergüenza, pena… enfado? Sólo supo que Dulce se derrumbó sobre él y con voz ahogada por el llanto le susurró al oído:

-Más. Dame otro… por favor, necesito otro. – Beto no supo reaccionar, ¿qué podía hacer él? Sólo se le ocurrió una cosa juiciosa, y fue obedecer. La abrazó contra él y empezó a bombear, apretándola de las nalgas para intentar llegar lo más adentro que pudiera. Dulce se acurrucó contra su pecho y jadeó, temblando de gusto a cada feroz embestida y pidiendo más y más, y Beto, a pesar de que estaba muy sensible después del orgasmo, a pesar de que le escocía, apretó los dientes y continuó hasta que ella cambió por gritos los gemidos y empezó a retorcerse de placer entre sus brazos. El funcionario le acarició la espalda, la línea de la columna como sabía que a ella tanto le gustaba y Dulce sonreía de placer, finalmente se abrazó a él con fuerza y gritó, apretándole con las piernas, mientras su cuerpo estallaba por tercera vez, y ella sonreía, con los ojos en blanco, con una encantadora expresión de sorpresa y placer… A Beto le parecía lo más hermoso que había visto, y las graciosas palpitaciones de su rajita le encantaban… Le pareció que ella ya se detenía, y lo hizo por un momento, pero enseguida siguió. Beto quiso negarse, pedir compasión, pero ella le sonrió pícaramente, aún pegada a su pecho y siguió moviendo las caderas, decidida a hacerle acabar a él también, y aunque le quemaba, estaba tan sensible, ella apretaba de un modo tan delicioso que sintió como si ardiera por su tita, pero no podía parar, se aferró a su amante y las piernas le temblaron, el picor fue terrible, deliciosamente insoportable, adorablemente enloquecedor, y por fin, estalló en oleadas de alivio exquisito, indescriptible… Dulce emitió un gemido desmayado y se deslizó a un lado de él, hecha un ovillo, sudorosa.

Beto recobraba la respiración jadeando ruidosamente, con una bobalicona sonrisa en la cara. Tragó saliva, tomando aire, intentando llenar el fuelle, pero le costó un par de minutos hasta que se fue normalizando… había sido bestial, increíble… poco mimoso, es cierto, pero tan… tan… salvaje. Fuuuuuuuh… aquello ya no era “hacer cositas”, aquello era decididamente eso que llamaban “follar”. Volvió la cabeza hacia Dulce. Ella le daba la espalda, encogida en la cama, sollozando quedamente.

-Dulce… Dulcita… – Beto la acarició un brazo y la joven sollozó más audiblemente – ¿Qué pasa? ¿Es que no te ha gustado…?

-Eso es precisamente lo peor… que me gusta demasiado. – admitió ella – Beto, yo… me he dejado llevar. Esto, no debería haber pasado, pero me has pillado en la hora tonta, y… esto, no ha sido más que un error.

-Pues, para ser un error, ha sido un error maravilloso… – Beto se inclinó más sobre ella, abrazándola con ojos entornados y soñadores. El funcionario tenía una manera de decir “error maravilloso”, que hacía que el estómago de Dulce girase, parecía que para él, hubiera sido la ruptura de reglas más deliciosa de la tierra, la tentación más hermosa en la que hubiese caído ningún ser humano, pensó la joven, y se volvió para ponerse frente a él.

-Beto, tú no me quieres, y esto, no se tiene que repetir. – dijo, triste – No es bueno para ninguno de los dos, sufro cuando te tengo y pienso que tú no quieres ser para mí…

-Dulce, pero si yo sí te quiero, es lo que llevo intentando decirte toda la noche.

-No es cierto, Beto… si lo hicieras, si me quisieras, querrías avanzar en la relación, pero no quieres. No quieres que vivamos juntos.

-¡Claro que quiero que vivamos juntos! – estalló el funcionario, con una enorme sonrisa – ¿Cuándo te mudas?

-¿Qué? ¿Beto, pretendes reírte de mí o qué?

-No… quiero que vengas a vivir conmigo, ahora estamos de vacaciones, puedes mudarte en estos días, porfa, Dulce, di que sí…

Dulce intentó por un momento pensar como lo haría Beto, y preguntó:

-Veamos… ¿quieres vivir conmigo?

- Eeeh… no. – admitió Beto.

-Pero, ¿quieres que vivamos juntos?

-¡Sí!

-Espera… cuando te dije “vivir conmigo”, entendías… “vivir conmigo, aquí, en ésta casa”, y cuando digo “vivir juntos”, ¿entiendes “vivir los dos en tu casa”?

-Claro… – dijo el funcionario como si no existiera otra posible acepción – Dulce, lo siento, sé que te gusta tu casa, pero… es que la mía es un poco mayor, más calentita, las habitaciones dan todas al exterior, es más luminosa, queda más cerca del trabajo, el barrio es más bonito… te quiero, Dulce, es sólo que no me quiero mudar aquí… Si vas a enfadarte por eso, no importa, puedo mudarme, pero preferiría que fueses tú quien vinieses a mi casa, puedes traértelo todo. ¿Por qué lloras ahora?

Dulce, sonriendo, se había echado a llorar sin poder contenerse.

-Porque soy tonta, corazoncito… ¡tonta de remate! ¿Podrás perdonarme que te haya llamado algo tan horrible como “débil mental”…? Si aquí hay alguna débil mental, soy yo solamente.

Beto la abrazó, ¡y tanto que la perdonaba! Es más, para que viese que la relación avanzaba…

-¿Te acuerdas lo que te conté de Oli? – preguntó él.

-¿Tu primo favorito…? Sí, claro.

-Después de ti y de mi madre, es la persona que más quiero en el mundo. Él me dijo que no me casara con Cristina, que ella no me merecía… y tenía razón, pero yo quería estar con alguien… cuando le conté que ella me abandonó y lo que me hacía, me dijo, “Beto, otra vez que te eches una novia, si la cosa va en serio, tráetela a casa antes de volverte a casar, para que yo la conozca. Al final, harás lo que quieras, pero al menos, que pueda estar prevenido”.

Cogió el móvil y empezó a teclear un mensaje…

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Lejos de allí, en la buhardilla de la casa de los padres de Oli, éste e Irina se besaban apoyados en la puerta cerrada, mientras un bullicio de villancicos sonaba en el piso inferior. Oli tenía la cara llena de carmín y sus manos se deslizaban bajo el vestido de su esposa sin que pudiera evitarlo.

-Oliverio, ¿qué van a pensar tus papás…? – bromeó Irina, ofreciéndole la botella de cava que se habían subido a la buhardilla. Oli pegó un sorbo y se lanzó a besarla el escote, intentando bajarle los tirantes del vestido. – Mmmh… Oli, basta… pueden oírnos… en casa de tus padres, me da nosequé…

-Mis padres no van a oír nada… – sonrió, hablando a pesar de todo en voz baja – a éstas horas están ya dormidos como troncos en el piso de abajo, estamos dos plantas más arriba, no se enterarán ni aunque tiremos la casa a gritos…

-¿Y tus sobrinos…? – La hermana mayor de Oli estaba casada y tenía dos niños, de nueve y siete años, niño y niña. – ¿Y tu hermana y tu cuñado?

-Esos… lo reconozco, soy culpable de corrupción de menores. – sonrió mientras bajaba por completo los tirantes de Irina. En casa de sus padres, quizá fuese por morbo, pero Oli siempre se desbocaba un poco.

-¿Quieres decir…? – preguntó Irina desabrochándole la corbata y la camisa.

-Pues, quiero decir… que les he dado cinco euros a los niños, a cada uno, a condición de que canten villancicos a voz en grito durante todo el rato que puedan antes de que los acuesten… y les he prometido otros cinco más mañana si logran que no los encamen antes de las do-oos… – a Oli le tembló un poco la voz porque su esposa le estaba desabrochando los pantalones y éstos cayeron al suelo – al ritmo que van, creo que van a ganárselos, pero estarán bien invertidos… son casi las… – Sonaron doce campanadas en el reloj de cuco de la buhardilla. – Feliz Navidad, Irina.

-Mmmh…. – Irina sonrió y se levantó el vuelo del vestido rojo, llevando las manos de su marido a sus nalgas y abrazándole con una pierna – Feliz Navidad, Maquiavelo…

En ése instante, sonó el móvil de Oli, había recibido un mensaje. Lo sacó del bolsillo interior de la chaqueta y estuvo a punto de tirarlo, pero al ver “Remitente: Beto”, pensó que sería simplemente una felicitación y lo abrió maquinalmente mientras besaba a Irina. Pero lo que leyó le dejó literalmente sin habla.

-¿Qué pasa, Oli…? ¿Cielo?

-Pues… mi primo… – Oli estuvo tentado de contárselo, pero Irina le puso delante de los ojos el tanga rojo que acababa de desatarse, y él lo siguió con los ojos durante unos segundos como hipnotizado. Luego dejó caer el móvil y se abalanzó sobre Irina. Si no importaba que estuvieran de pie, menos importaba el cotilleo sobre Beto, ya se lo diría mañana… pero apenas su miembro empezó a acariciar el sexo desnudo de su mujer, un recuerdo le vino a la mente como un disparo. – ¡Ay… Dios… mío! ¡SÍ estaban haciendo el amor!

-¿Quiénes…?

-Cristóbal y Viola… los pesqué… m-me dijeron que estaban ensayando… – se le escapó la carcajada e Irina se rió con él sin poder contenerse. Es cierto que la idea de que Cristóbal y Viola estuviesen teniendo una aventura, se le había pasado por la cabeza, pero no imaginó que Oli los hubiese pescado en pleno… – ¡Dios mío, y yo me lo creí, y estaban… estaban de revolcón, y les interrumpí….! ¡Debieron acordarse de toda mi sangre…!

Irina lo abrazó entre risas… Y ellos no lo sabían, pero al mismo tiempo, en casa de Dulce, Beto se probaba los gruesos calcetines de suave angora que ella misma le había tejido para el amigo invisible y empezaban la segunda parte de la celebración a la voz de “Feliz Navidad, Culito Mullido”… y más lejos aún, en casa de Viola, Cristóbal estaba desnudo, atado y con los ojos vendados, sometido a la tortura de cosquillas con una pluma, y su amante le levantó un momento el antifaz para desearle feliz Navidad… Muy al norte, una pareja de licántropos, antes llamados Allan y Coral, y ahora con nombres supuestos, jadeaban uno sobre el otro después de haber luchado ferozmente, como preludio sexual. Una chica con grandes gafas y aspecto de ratita, llamada Mati celebraba su primera Navidad de casada con Daniel dejando que éste bebiese cava de su propia boca mientras él le desabrochaba los botones de la blusa uno a uno. El Zorro Carvallo había estado primero con Gema, y en ese preciso instante se movía suave y tiernamente dentro de su mujer que le abrazaba y acariciaba la espalda, mientras Gema, en su casa, botaba encima de su novio, que se preguntaba quién sería el imbécil que pegaba esos gritos de pasión… y sin querer, había adivinado quién era, porque Imbécil era su vecino y en ese preciso momento, se estaba masturbando con la mano guiada por Mariposa que le salpicaba alternativamente el miembro con agua helada o ardiendo y de vez en cuando le hacía alguna que otra caricia con la lengua. Y en su modesta vivienda de la universidad, un joven llamado Rodrigo, apodado Virgo, fantaseaba a solas con una chica, deseando que fuese suya, sin saber que…. Bueno, lo que cuenta es que era Navidad, el tiempo del amor, y una ola de amor había estallado por todas partes. Espero sinceramente, que recibáis algo de esa misma ola en ésta Navidad, y si le ha gustado al lector, que le desee lo propio al autor.

¡FELICES FIESTAS A TODOS!

Las ventajas de no tener principios

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En el reservado de la reina Isabel II de Lhardy, tras un opíparo cocido con postre de soufflé , regado con un buen Rioja. Los Montecristos en la mano mientras toman el café y una copa de Duque de Alba, Miguel Martínez, comisario de policía y Carmelo Ruiz, médico que fue represaliado y que gracias a su compañero de almuerzo empieza a levantar cabeza comentan.
-“ No ha salido nada en la prensa, sólo la esquela del marquesito. Laverdad es que has tapado la historia muy bien. Creí que iba a haber un escándalo, pero eres un artista.”- comenta el doctor entre la humareda del puro.
-“Joder, Carmelo, que los dos somos viejos, nadie quería que se supiera cómo la ha diñado el gilipollas ese. Iba a ser un lío, con nobles, banqueros, militares y la Santa Madre Iglesia, vamos que todos lo querían tapar.”- el comisario dio una calada al cigarro tras mojar la punta en el brandy. Y comenzó a narrar…
Me había llamado a media mañana el Comisario Jefe de Madrid, apenas me explicó el asunto, agarré el coche y salí de naja para el pequeño palacete del Viso. Se juntaban dos cosas para el encargo: era territorio de mi comisaría y yo siempre he sido hábil resolviendo problemas delicados.
Me abrió la puerta una mujer mayor, se presentó como el ama de llaves de los marqueses. Me contó que el día anterior era su día libre, había estado con sus parientes en Navalcarnero. Al entrar por la mañana, no había dado importancia a que el señorito no estuviera en casa, ella tenía la llave. Se había puesto a ordenar, cuando subió al cuarto de los señores, allí se encontró con lo que se encontró.
Estaba asombrada y asustada pero al tiempo orgullosa de cómo había resuelto el problema: Llamando al Comisario Jefe, que conocía porque era primo segundo de su cuñado Leocadio, que le había recomendado que no hiciera ni tocar nada hasta que llegara el comisario Martínez, o sea el menda.
Me acompañó hasta el dormitorio principal, estaba en el primer piso, por el camino pude deleitarme con una buena colección de cuadros, no sé mucho de pintura pero eran antiguos y tenían buena pinta, pensé que valdrían una pasta.
Me quedé de piedra al entrar en la habitación. En la cama, en pura pelota , y atada al cabecero, estaba una tía buenísima, jovencita, rondando los dieciocho. Buena de cojones, pelo negro corto, blanquísima de piel y con unas tetas como melones. El coño con un matojo ensortijado que llamaba como un conejo al lobo. Eso sí la boca roja de sangre seca y al lado de la cabeza una polla cortada.
No hablaba , sólo lloraba, casi en silencio. Al pié de la cama, en medio de un charco de sangre, un tipo desnudo y muerto.
Me dí cuenta que no podía sacar nada ni al difunto ni a la gachí, así que te llamé para pedirte ayuda y tú me has enviado a esos dos chicos, psiquiatras, que se han hecho cargo de la chica.
En esas estaba cuando han llamado por teléfono , era la superiora del Convento de Nuestra Señora del Perpetuo Refugio y ahí descubrí casi todo. Me ha costado un poco, pero la poli no es tonta.
Resulta que ese convento se dedica a cuidar niñas sin padres, porque no los tienen, porque están en la trena, o vete tú a saber. Allí las dan de comer, poco y mal, las enseñan religión y demás zarandajas . A las feas las mandan a servir a casa de señores bien, las guapas tienen otro destino: queridas de ricos, fulanas de altos cargos. Lo que mas se cotiza es el desvirgue , después la siguen teniendo en el convento y las ofrecen una y otra vez. Todas son jóvenes, no sé que habrán pensado para cuando sean viejas.
La palomita, nunca mejor dicho porque se llama Paloma, era primeriza, el marqués le había echado el ojo en una labor de investigación de mercado, y decidió follársela, aprovechando que tenía la familia en San Sebastián de veraneo.
Pagó , le llevaron a la chica al chalet, las monjitas te dan el servicio a domicilio. La chica iba medio anestesiada, la han subido al dormitorio y a petición del cliente , la ataron para que no se resistiera. Esos son hechos.
Lo que ocurrió después son conjeturas, aunque bien documentadas.
El galán la despertó y decidió que para empezar, la palomita le chupara la pija. La chica inexperta de pajarillo se convirtió en mastín y le arreó un bocado al instrumento, vamos que lo se quedó en la boca, luego lo escupió, por eso estaba al pié de la cama. El gilipollas con el dolor , se cae y se pega contra el borde de la mesilla. No sé ni sabré si se desnucó o sólo se desmayó. Por la cantidad de sangre, creo que es más lo segundo , pero no se despertó , y se desangró como un cochino. Con la chica en el loquero, y con ayuda de la ama de llaves, metí al difunto en el maletero de su coche. Lo llevé hasta unas barrancas en Segovia, vi que no había nadie, lo senté,le eché una botella de coñac por encima, le prendí la ropa, empujé y dejé que se despeñara.
Una hora y media tardé en llegar a Segovia, entre lo que anduve y el autobús. Era tarde casi las cuatro, llamé al Comisario Jefe y hambriento me metí un cochinillo en Cándido.
Llegué a casa tarde, comido, bebido y caliente, la niña me había puesto, le pegué un buen polvo a mi mujer y al día siguiente empezamos a ordenar todo.
Accidente de coche, sin autopsia, seguía oliendo a alcohol, aviso a la familia, entierro y asunto casi acabado.
Martínez se sirve otro brandy, tienen la botella en la mesa, el médico le acompaña y además pide dos cafés.
-“ ¿ Qué han dicho en la clínica?. – pregunta Carmelo, sonriente. No puede evitar meter una pulla- “La López Ibor, aunque él es un hijo de puta, es buena y tiene unos psiquiatras jóvenes cojonudos”-
-“ Carmelo, que te conozco. El López Ibor te cae mal porque es del Régimen y esos dos, que dices cojonudos, es que son un par de rojos como tú: Castilla de Pino y Martín Santos, pero tienes razón que son majos. Son ellos los que han descubierto por qué le mordió. Creía que le iba a meter el diablo. Parece ser que la tal Paloma vio un día en el convento, como se follaban a una compañera, de las feas. Un ardor de la chica y un fontanero. Cuando la pobrecita asistió al castigo de la folladora, la arrearon 100 varazos, por dejarse meter el demonio, decidió que a ella no le metían el diablo ni de coña. Así que cuando vio la polla en alto , delante de ella, y lista para entrar en la boca. ¡Zas! Le atizó un bocado”-
-“ Y ahora , viene lo mejor. Que ser listo , siempre trae beneficios, y para eso te necesitamos- continua Martínez , el “Sardina”, da un trago lento a la copa y una chupada al puro, queda poco, lo apaga en el cenicero y vuelve a saborear el brandy.
-“Resulta que a mi jefe y a nuestro amigo el General, héroe de mil batallas ,se les ha ocurrido que un asunto como ese ,de las chicas a domicilio , controladas por las monjas y con servicios a la clase dirigente, como siga contigo se me va a pegar tus maneras de hablar, que ya te he dicho que debes disimularlas, En lenguaje normal , los clientes son tíos ricos …La gente follando, si se les sabe preguntar cuentan de todo y más a unas cándidas señoritas de convento. Así que se han decidido crear un escuadrón de Mata Haris para espiar por si a alguien se le ocurre tocar los cojones al Generalísimo. Que con esto de la victoria de los americanos, anda enredando D.Juan y algunos monárquicos. Yo he dicho que tú podías ser el médico, para mejorar la vida de esas chicas. Necesitan cuidados, lo mismo algún aborto y ahí tú no tienes precio, bueno precio sí, porque se te pagarán tus honorarios. Hay que llevar el negocio con tranquilidad, y pensar que siempre estarán mejor ahí que en un reformatorio. Y follar se las van a follar igual, pero con nosotros sin más mala hostia de la debida.
La gordo de pasta se lo llevan los jefes , que escojónate, les ha dado un ardor con lo de entrenar a las nuevas espías. Al convento se le dará algo, para que no se quejen, pero están dispuestas a todo, las tienen agarraditas por donde mas duele. Total que se saca un dinero, todos contentos y …”-
-“Miguel eres un cabronazo, seguro que la idea se te ha ocurrido a ti No sé como te las apañas pero. siempre tienes lías a todos y sacas tajada.”- – “ Carmelito, ¿ Te has dado cuenta que ya nos hemos ventilado una botella del Duque de Alba,? vamos a pedir una espuela y otro par de puros ….¿ Has visto lo buena que está la duquesita? Yo la echaría un polvo.”-
-“ Y cualquiera”-

Nota de la autora.
Tras la guerra civil española, muchos niños y niñas fueron metidos en centros de internamiento o dados en adopción a las familias adictas al franquismo.
Luís Martín Santos y Carlos Castilla del Pino trabajaron al comienzo de sus carreras de psiquiatras en la Clínica López Ibor .
En el restaurante Lhardy, famoso por sus cocidos, existe un reservado que usaba Isabel II.
Lo demás es fantasía de la autora.

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